¡No me la jodas con este pequeño grupo de pequeños bur Heces! Otra vez hacen el ridículo. Sobre todo Leogolfo Golpe, un patán con pómulos de sádico y ojos de hiena recién parida, quien en su afán de convertirse en líder hace más bulla que tacones de suela en mosaico. ¿Qué carajo sabe de Pérez Jiménez este mini hombre en mala hora dedicado a la política, gracias a que su MAMÁ SE ROBÓ UNOS RIALES DE PDVSA para que él, su hijito anormal, fundara con el otro cara de bobo Julio Borges ese núcleo de “cabezas de…rapadas del Este de la ciudad un mamotreto llamado Primero Justicia? Pongamos que este combo fascistoide está en la era “Del Nuevo Ideal Nacional” de Marcos P y se les hubiese ocurrido dar el golpe que le dieron a Chávez, al general, seguro que no la estuviera contando.
Como sacos de adreim, léase al revés, fueran huéspedes indeseables de “El Obispo” o de los sótanos de la Seguridad Nacional, torturados por el “Negro” Sanz o por “Suelespuma”. Y ahí si es verdad que Leogolfo Golpe se hubiera cagado, chorreado, vomitado, implorado, porque Leogolfo es un COBARDE, una nenita de celofán, que no ha tenido suficiente coraje para admitir que su familia es LADRONA y que le dio a él malos ejemplos. Dejemos la hipocresía: en la Revolución tenemos que ser limpio de mente y cuerpo. Tenemos que censurar a los pilluelos, a las pilluelas, a los nuestros y a los contrarios. No seamos como el Pedro el Grande, que mandó a siquitrillar a su hijo, pero las buenas costumbres deben comenzar por casa. Leogolfo Golpe creció bajo el amparo de la ignominia, de la irresponsabilidad maternal y paternal Un niñito con retardo mental que no fue llevado a ninguna clínica, porque su madre lo visualizaba como es hoy: un descerebrado que no entiende que se debe respetar a los demás y que la Constitución de un país es sagrada. La “concentración” a la que llaman es con la macabra idea de iniciar una ristra de acciones contra la Revolución, la cual como todas las que hacen, se vendrá al suelo. Pero decir que “vamos a conmemorar la caída de Pérez Jiménez, es una ridiculez que sin duda, tendría que ser llevada para que el señor Guinnes la anote en su famoso libro.
Dan lástima estos bellacos. Da asco el Marquina, adeco de nacimiento, otro hijo de la corruptela, vividor de la nación, chulo de genes. Marquina es una pobre sapo que va por ahí tratando de enchufarse en cualquier tolda, porque se acostumbró a la manguangua, que le brindó AD y Copei. No es un caballero de límpida mente social, que piensa en sus congéneres, en la nación, en los que vivan aferrados al cerro o a orilla de la quebrada Piensa es en él, en los lujos que le dio AD cuando en mala hora llegó para saquear a nuestro país bolivariano. Si tuviera una micra de hombría, de claro horizonte humano, Marquina se fuera a la empresa privada a trabajar, para que cuando le llegue la hora de morir pueda llamar a sus hijos y decirles que…”Fui honesto aunque por pocos minutos, hijos, perdónenme”. Gerardo Blyde es otro. Se gozó el golpe contra la democracia. Disfrutó viendo a la PM lanzarles a balas a los jóvenes por El Silencio y a la policía de Baruta y a los sádicos de Santa Fe, dándole “coquitos” al Ministro. Sintió el placer del, marqués de Sade, cuando hasta los vecinos de Tarek, en una muestra de lo que significa la oligarquía prejuiciosa, mentirosa e inhumana, le tumbaron la puerta de su apartamento para hostigarlo, para “vengarse” del pensamiento del poeta, que simplemente era uno más de la Revolución.
A esa clase pertenece Blyde, oscuro abogadillo del diablo, esperpento de las tinieblas, ficción varonil, en mala hora humano. ¿Qué puede decirse de Roberto Smith que anda por ahí hurgando en los container de un utópico gobierno de la oposición, donde él sería el ministro ladrón, para vaciar las arcas que tanto les apetecen? No estoy descalificando. Es muy difícil que un ave de rapiña se asemeje a una paloma mensajera. Sería muy grato que el pueblo abandonara por un instante ese espíritu de amor que lleva puesto en el alma, para que analizara con mucha acuciosidad a estos terribles y siniestros personajes y los conminara al ostracismo para siempre. Nada tendría que reprocharle Dios, porque “por la verdad murió Cristo”. El joven Caldera es un símil del viejo. Del jefe de OPUS Dei que igualmente sembró el hambre y la segregación en Venezuela durante dos mandatos. El apellido los identifica. Es como si algún diputado se apellidara Hitler. Crea fama y acuéstate a dormir. Luís Ignacio y Johan Perozo, no cuentan; son como esos personajes secundarios de un film a los que nadie en la sala del cine les para bolas al comienzo de la película, pero que al final, resultan ser los criminales del acto y el desacato. Nadie en su sano juicio, sería capaz de seguir a estos aventureros. Son chupetas de cianuro, helados de cemento, hijos de la siete suela por debajo, es decir, la suela que hiede a mierda.
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