¿y el 33?

Apuestan infructuosamente al caos y la paralización. Abogan por la destrucción de nuestra imagen internacional. Amparan con diferentes nombres las más variadas acciones criminales, desde el golpe de estado hasta el desabastecimiento artificial de productos alimenticios. Nos bombardean con matrices de laboratorio que inducen a la disociación psicótica, causando lesiones irreversibles en víctimas inocentes. Promueven inflación y desesperanza a la hora de ocultar las buenas noticias y manipular o magnificar las malas. Vilipendian instituciones y funcionarios, atentan contra la democracia, convocan al desconocimiento de resultados electorales.

Bajo la sombra del águila imperial sirven sumisos el aperitivo para la “intervención” extranjera, siempre dispuestos a una guerra civil fraticida con tal de recuperar las viejas estructuras de poder y sus privilegios clientelares.

Harían falta mil artículos para enumerar tantas tropelías continuadas en la más irresponsable impunidad, mientras una sociedad indefensa sufre en silencio, quien sabe hasta cuando.

A pesar de los enormes daños colaterales causados en nombre de la libertad, fracasan reiteradamente en alcanzar el objetivo final de tumbar el gobierno que intenta empoderar al colectivo.

Aún bajo el efecto depresivo que produce tan errática conducta y peores resultados, están siempre prestos a perjudicar al país, incluso estimulando la emigración de nuestros jóvenes profesionales. Enternecedores son los “reportajes” que ilustran con perfil completo de opciones y lujo de detalles sobre la mejor manera de perder los estudios y la vocación.

“Tienes que estar dispuesto a renunciar al título, o someterte a costosas y prolongadas reválidas” decía convincente la ejecutiva de mequieroir.com, al tiempo que confirmaba con orgullo la presencia de más de veinte mil compatriotas en Australia, donde hay elevada demanda de peluqueros. Según afirma quien hace negocio redondo con ingenuos que van a buscar la libertad repartiendo pizzas o limpiando cocinas, ya son más de cincuenta mil los compatriotas que han optado por huir de la “tiranía”. Por cierto que algún día, más temprano que tarde tendrán que preguntarse el motivo por el cual ella se quedó.

“OH, OH, ¡hemos caído en grave contradicción, no podemos mandar para fuera la carne de cañón que necesitamos aquí!”. -debe haber gritado Alberto Federico al ver como le crecían los enanos del circo-

Porque de pronto, mequieroir.com desapareció de la pantalla dando paso a la campaña subliminal que nos canta el regreso a las andadas…”no hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista, yo me quedo en Venezuela porque yo soy optimista…”

Al igual que los malos boxeadores, telegrafían el golpe con el que pretenden llevarnos a un nuevo 11 de abril y como quiera que guerra avisada no mata soldado, será de la exclusiva responsabilidad del gobierno no tomar cartas en este asunto, a tiempo.  
 
cordovatofano@hotmail.com



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Daniel Córdova Tofano


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