"Los perros no molestan hasta que ladran
y los necios hasta que hablan"
George Bernard Shaw
El supuesto destino le tiene reservado el inevitable final a Guaidó. De la misma manera, como comenzó su arrastrada carrera política, moviendo las nalgas alocadamente, tiene que seguir meneando el que te conté, como si estuviera ensayando uno de los tantos disparates creados por el aparato mediático de los Estados Unidos, lo que llaman el "famoso" perreo, ya que, no le queda otra, para tratar de esquivar la sepultura donde van a morir todas sus ambiciones y la tiene tan cerca, que se espanta de su misma sombra y sus altos panas beneficiarios de su carrera delincuencial al saber del riesgo que corren, lo están rechazando, como los comerciantes, cuando detectan cualquier billete de dólar falso.
Las últimas y escuálidas declaraciones de este funesto personaje, es para reír a mandíbula abierta de oreja a oreja. Toda la variada fauna de la oposición la piensa miles de veces, cuando algún periodista le pregunta de su relación, con quien, hasta ayer parecía portador de una inagotable batería inventada precisamente para mantener en alta ebullición la aspiración del niño mimada del imperialismo. La esperanza para tratar de recuperar el terreno perdido, desde el mismo momento de la llegada del comandante Chávez al poder.
Si faltaba una metida de pata del interino para terminar totalmente rechazado por los que ayer lo aplaudían, hasta echarle chispas las manos y el más rabioso de todos por sentirse agredido directamente es precisamente el filósofo del Zulia, Manuel Rosales, porque de golpe y porrazo ha sido superado en expresiones tan disparatadas, pero para él son genialidades ¡A Maduro, cualquier perro se lo gana y tenemos bastante! Todos los opositores con aspiraciones primarias se vieron las caras, pero callaron. Finalmente se despertó por todas partes el aullido de los perros revolcándose en señal de acusación declarándolo persona no grata por colocarlos en un nivel tan degradante y dentro de toda la variedad de razas de estos nobles animales la mascota de Joe Biden, es el más incisivo en la protesta, porque ni siquiera en juegos acepta esa expresión y su dueño parece darle la razón, ya que, dejó a Guaidó, tan desconcertado, que ahora lo considera un cínico.