En Venezuela las gallinas cantan como los gallos

El gallinero se esgaritó en Venezuela. Hasta la gallina turuleca dando grandes zancadas se alboroto en el corral. Que pasará, se preguntaba el granjero Romualdo, que con el azadón en la mano recorría la alambrada, viendo a ver si algún Rabipelao había entrado y era el motivo de tal alharaca. Tal era el estado de confusión que rascándose la cabeza debajo del sombrero, veía como las bichas dejaron de cacarear y cuello y pico en alto, pulmones al viento, cantaban como verdaderos gallos.

Algo parecido está pasando en el tremedal político venezolano, la proximidad de las elecciones alborotaron el avispero y el corrí corrí y el desespero han traído como consecuencia diversidad de especímenes que van de un lado a otro ofreciéndose como salvadores de la patria, otros, rogando que les pidan el sacrificio para optar a ser candidatos y algunos que abandonaron el gallinero por cobardía, fuera del corral y muy alejados de cualquier riesgo,  cantan ahora como gallos y llaman a los demás, para que se sacrifiquen, mientras ellos, con el rabo entre las piernas abandonaron el barco para su comodidad.

Una de esas mutaciones, a la que hacemos referencia, es la del otrora Alcalde de Caracas, Antonio Ledesma, quien en una “fuga”, digna de una serie de Netflix, terminó refugiado en el Reino de España.

Fuga sospechosa, de lo que no me queda la menor duda, pero que el dramatizó para justificarse y continuar cayéndole a coba a sus escasos seguidores y hacerse así,  pasar como víctima, papel desde el cual quiere continuar, jugando a la política.

Así que el muy valiente burgomaestre, copa de vino en mano, y saboreando tacos desde el Reino de España, donde vive a todo dar, con el dinero que sustrajo a los venezolanos, llama a rebelión militar y llama también a la población a salir a la calle, a arriesgar el pellejo, para tumbar al gobierno y puedan ellos, de nuevo, volver al poder, sin ni siquiera echar una gota de sudor, porque se lo merecen como exiliados.

Se le olvida a este redomado pillo, quien dejó a demás de una línea amarrilla en la fuga convenida, una huella de sangre por crímenes cometidos, que apoyó y estimulo desde los diferentes cargos políticos que tuvo, como militante de la agonizante, ahora, Acción Democrática.

El valiente burgomaestre, se le olvida por ejemplo, que le lanzó la policía metropolitana de Caracas, a cientos de ancianos, que a las puertas de la Alcaldía, reclamaban el pago de su pensión. Olvidó también el valiente Alcalde la cantidad de jóvenes estudiantes reprimidos, algunos asesinados y muchos más jóvenes de los diferentes sectores de la vida social venezolana, que fueron asesinados, torturados y desaparecidos por los gobiernos de su partido AD, cuando él era uno de sus máximos dirigentes. También la amnesia le lleva a olvidarse de las masacres carcelarias que durante su gestión de Alcalde, con la Policía a su servicio, se hicieron. Todo con ínfulas de poder y prepotencia, pero ahora, cobijado con la impunidad que le da el auto exilio, llama a los demás a protestar, en vez de dar la cara y ponerse al frente de la violencia que anuncia.

Ahora, envalentonado, lejos de toda posibilidad de ser juzgado por los crímenes cometidos, protegido por la monarquía corrupta que reina en España, pretendiendo ocultar los temores que le impiden volver a Venezuela, kikiriquea como si fuera un gallo, pero el eco le responde con un cacareo, de quien como gallina no da la cara y en la distancia, llama a los pendejos para que se sacrifiquen por él.

De la misma catadura moral, de este personajillo, son todos los que en el corral del gallinero opositor, auto exilados, los que roban los bienes de Venezuela, los que han asaltado sus instituciones diplomáticas,  pretenden de nuevo llevar la violencia a nuestro país, mientras ellos cómodamente, desde sus butacas en el exterior, sin poner en riesgo a sus personas, menos a sus familias, que las sacan también al exterior, campaneando un whisky  o disfrutando de buenos vinos y tapas, ven los toros desde la barrera. Por eso decimos, que en Venezuela, las gallinas cantan como gallos.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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