"El que es perico donde quiera es verde
y el que es pendejo dondequiera pierde"
Refrán español
Un buen amigo, un poco mayor que yo, pero mantiene el buen humor, como si cada día lo recargara y a todo le saca punta, como dicen por ahí; cuando lo llamo responde con el entusiasmo de un parrandero en plena juventud, cuando lo invitan a un festejo, así sea a echarse unos tragos con los vallenatos a todo volumen, que casi ponen a llorar a los adictos a ese género musical, cuando no están formando parte de un coro, como rezando un rosario; siempre le oigo decir ¡Aquí viendo pasar a todo el mundo, porque de esta no se salva nadie, pero no estoy apurado y de pendejo no tengo nada!
Lo cierto, es que lo más real de las realidades, es el paso inexorable del tiempo, el cual es un verdadero tormento para todo aquel, que se queda anclado en el pasado esperando milagros en un premio de la lotería o en un cuadro único del juego de caballos sin jugar, pero sí juega lo más seguro es que quede arruinado para conseguirse más adelante, con la triste realidad: viejo, limpio y eso si no se le presenta una enfermedad de las muy comunes de la época, sin estar en pandemia y para completar el martirio, como el ruido de un grillo en la noche: la familia recordándole y reprochándole los malos paso en la juventud.
Todo el que llega a una edad avanzada con los 5 sentidos funcionales aunque sea a media –aunque de aquello nada– se puede dar, como afortunado y perfectamente cuenta de lo complicado de la vida y si en la juventud, no aprendió a cuidarla y por el contrario a malbaratarla, como el que bota una herencia, puede tenerlo por seguro, que los recuerdos lo van a consumir, como un perfecto pendejo, cuando piensa de lo que pudo haber hecho y no lo hizo, porque nunca se acordó, que de una etapa efímera en lo que nos toca vivir.
En cierta ocasión leí, que las personas más felices en el mundo son los científicos ¿Será por qué viven estudiando? Por ahí debe ir la verdadera razón y explicación, porque el destacado médico caroreño Pastor Oropeza, dejó un profundo pensamiento para reflexionar y no hacer el papel de pendejo, cuando se llega a la tercera edad, aún, cuando la mayoría de los humanos no se acuerdan de la primera y de la segunda ni en bajada, porque le dan, como para reventar una piñata: "Llegar a viejo sin el hábito de la lectura y la música debe ser muy aburrido"
A pesar de todo esto, todos los días se aparecen los que creen, que somos unos irremediables tontos, vociferando, que se encuentran jodidos y lo más cómico: consiguen quienes les crean, porque vociferan a todo pulmón, que la grave situación del país es por culpa del supuesto dictador Nicolás Maduro. La misma María Corina la inhabilitada, pero por supuesto habilitada por vivir en un país libre y democrático habla, como una verdadera sonámbula y ahora anda pidiendo a gritos ¡libertad! ¿Será qué piensa de verdad, que, somos unos verdaderos pendejos? cuando, hasta hace poco pedía una invasión y en repetidas oportunidades acompañó al otro lorito: el Guaidó. Repite el discurso caza bobos apoyada en el aparato mediático del monstruo, que los engendra políticamente: el imperialismo, al que poco le importa si piensa en el mañana, ya que, todo lo programa y más de uno cae por pendejo.