A mi viejo amigo y compañero Vladimir Acosta
Uno que conspiró para “tomar el cielo por asalto”, con la abolición del
limbo, se quedó sin chivo y sin mecate. Porque el infierno, por más que sea, no lo merecemos.
Vladimir Acosta, ya se encargó de hablar extensamente en Radio Nacional de Venezuela, sobre el significado religioso del asunto. Lo leímos con placer en aporrea. Pero hay otra como sección del limbo, con un uso distinto al del sitio donde van las almas de los niños que mueren sin bautismo.
“El profesor de matemática”, decía uno con frecuencia, “me dejó en el limbo, ni una papa entendí” Porque, bien sabe usted lector amigo y compatriota, estar en el limbo también es quedar como alelado y en la luna. En casos como éste, se podía salir del limbo y de la luna con la ayuda de un compañero aventajado.
El limbo, sea uno u otro, es como un espacio enorme, repleto de gente que va y viene. ¿Cuántos al limbo nos íbamos cuando el profesor Guillent Pérez, nos hablaba del ser y del no ser?
Pero lo que últimamente más llenó de gente al limbo, fue la decisión del TSJ, según la cual nadie le dio un golpe a Chávez, sino que hubo un vacío de poder. Y toda esa gente allí estaba, apretujada y hacinada; y de repente, viene la decisión que el limbo se acabó. ¿Y adónde nos iremos? Habrá que programar una invasión.
Pero hay otras cosas, muy abundantes por cierto, que al susodicho sitio superpoblado hicieron. ¿Cuánta gente al limbo a parar fue con sólo escuchar un discurso de Manuel Rosales? Aquel de las peras al horno, provocó una espantosa migración. Y alguna parte del limbo, piensa uno, como un hotel de cinco estrellas debe ser. Porque hay muchos que hasta más de dos discursos de Rosales escucharon. Y bien se sabe que no fue por el bien decir del orador.
¿Y Escarrà? El otro, no el de los nuestros, ¿a cuántos embaucó, al limbo embarcó, y a la cárcel de vaina no metió, con su curiosa interpretación del 350 constitucional? Según el “constitucionalista”, todo aquel que lo quisiese en armas podía alzarse contra Chávez
¿Y a qué otro sitió nos mando, si no a ese viejo limbo, Ramos Allup, cuándo de pruebas de fraude nos habló? En las manos las tengo, dijo el dirigente adeco y agregó, mañana las entrego. Lo mismo hizo aquel gobernador de la gorra al revés, hoy empeñado en pasar agachado, Mendoza le dicen, cuando a su gente informó que en las manos tenía 27 millones de firmas contra Chávez. ¡Y al tipo le creyeron!, lo que al limbo de bote en bote puso.
Es decir, al limbo lo agarraron repleto al momento de decidir su abolición. Con los niños no hay problema. Al cielo iràn. ¿Pero adónde quienes encantados escucharon “cantos de ballenas”?.
pacadomas1@cantv.net