Oposición de utilería

La máxima expresión del pensamiento opositor se manifiesta en unos gritos en un estadio o en un teatro, donde se reúne un homogéneo grupo de personas con el mismo perfil social. La bulla que son capaces de hacer con sus cánticos los lleva al paroxismo y a la convicción absoluta de que ellos son la representación total del país. No saben que más allá del monte y la culebra, hay mucho pueblo que no puede costearse costosas entradas para compartir los mismos espectáculos que ellos.

A los cantos hay que sumarle las vestimentas. Recordemos los célebres "kits" de los marchistas de hace unos años: el infaltable "cooler", la "tshirt" tricolor, el "MP3" con el jingle del momento, los zapatos "Nike" y los koalas "Fendi", preferiblemente. El pitico era lo único criollo. A ese equipamiento triunfalista del 2002, se sumó después la fiesta de las brujas: se declararon en luto activo y vistieron de negro un buen tiempo, aun cuando el velorio era bailado. En el mejor estilo fascista, al luto le sumaron las antorchas y las velas.

Borrados del mapa los partidos políticos y su enjambre de desorientados líderes, el montaje se quedó ahora exclusivamente para las pantallas de televisión. Como ya no llenan de gente las calles, el espectáculo se trasladó a los escenarios de TV y cuentan para ello con guionistas, periodistas vendepatria, fanfarrias, vestuarios, efectos especiales subliminales o no, y un limitado espectro de recursos ridículos (banderas al revés, franelitas con llamados de auxilio, manos pintadas).

Lo más difícil de encontrar entre todo este despliegue de imaginación, de creatividad publicitaria, de escenografía, es lo más importante: las ideas.

Esa es la condena más terrible de la oposición. Viven del terror. Subsisten gracias al miedo que le infunden a sus seguidores, pero han sido incapaces hasta ahora de generar una sola idea que hable de construir en lugar de destruir. Así, con semejante derroche de utilería y escasez de propuestas, jamás van a llegar a ninguna parte.

Los colegas que perdieron el rumbo ético en este caos mediático, deberían tomarse unos minutos el próximo miércoles para meditar sobre cómo volver al camino. Todavía están a tiempo.

mlinar2004@yahoo.es




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Mariadela Linares


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