(Sobre peras al horno y otras exquisiteces)

Los nuevos piratas

Una vez escuché decir que en nuestras costas fue costumbre asustar a los niños que se portaban mal, diciéndoles que se los llevaría “Guatarral”; una especie de espanto que se metía las tres papas con muchachitos. No siendo yo ningún modelito a seguir, me pareció que ese bicharango debió ser una amenaza seria. Después supe que se trataba de un hombre de carne y hueso, que además de pirata, fue explorador, comerciante y hasta caballero de la corte inglesa. Era Sir Walter Raleigh, uno de los más temidos piratas de nuestra convulsionada y casi desconocida historia colonial. Varias veces desembarcó por acá y aterrorizó a nuestros ancestros. Las historias fueron pasando de boca en boca y transformándose, al punto de que Walter devino en “guata” y Raleigh en “rral”, de allí “Guatarral”.

Los piratas, amén de extraordinarios guerreros y aviesos navegantes, eran comerciantes de postín. De sus refriegas y abordajes obtenían toda clase de mercancía que luego intercambiaban por provisiones. Como lo hacían donde les daba la gana y sin pagar impuestos, tenían en jaque a las economías de los imperios europeos y sus colonias en América. Ese tipo de transacción ilegal es el contrabando; por eso hoy en día piratear y contrabandear son prácticamente sinónimos. Es más, uno dice “esa mercancía es pirata” para indicar que es ilegal, de contrabando e incluso de mala calidad. Piratear es también, hacer las cosas improvisadamente y sin conocimiento.

Créanlo o no, en pleno siglo XXI aquí hay piratas. Son peores que Guatarral, porque aquel hacía sus vainas de frente; éstos son motolitos. Los de antes venían un ratico y se largaban, los de ahora joden todo el día. Tienen un nuevo “capitán” llamado Manuel Rosales. No coordina bien las ideas pero es salío. No es carismático pero tiene su tumbao. Baja rapidito de los cerros pero es alzao. Se confundió cuando firmó el “decreto Carmona” pero no le gusta la reforma. Algunos le dicen “El Iluminado del Catatumbo”, pero creo que los relámpagos lo tienen es “encandilao”.

Su tripulación ya la quisiera Jack Sparrow en su Perla Negra. Los secuestros, extorsiones, cobro de vacunas, tráfico de drogas, prostitución, juego, robo de vehículos, atracos, sicariato e intentos de magnicidio, hacen de su policía una de las más tenebrosas y corruptas del mundo . Ha sido dirigida por la cacaíta de Henry López Sisco, el carnicero de Yumare. Su sucesor, menos refinado para asesinar pero igual de macabro, Mazuco

Berrea que el Comandante está regalando dinero en el exterior, pero el está loquito por declarar al Zulia “republiqueta ultra dependiente de U. S. A.” ¿Qué molleja es esa de llamar diablo a Bush? Si ese es un señor muy bueno, que lo único que quiere es petróleo, gas, agua, madera, uranio, hierro, oro, diamantes, carbón y otras cosillas baratas o mejor regaladas pa´ que le alcancen los cobritos.

Todo buen pirata con parche sabe que en un país de ciegos, el tuerto es rey. Manolito y su jefazo George nos quieren sometidos e idiotizados. Si tienen problemas, los “eliminan”. Sus decisiones son tarifadas y se venden al mejor postor. Son traidores incorregibles, al punto de atentar contra su propia gente. Si no les gusta “El Panorama” de los acontecimientos, se agavillan. Con sus catalejos solo ven tesoros que tomar y tierras que saquear, no importa si para lograrlo deban compartir con otros el botín.

Pero ahora que digo esto, Manolito no es un pirata realengo. Ese “marditico” es mas bien un corsario, que es un pirata que trabaja por comisión. Walter Raleigh, Amyas Preston, Henry Morgan y otros piratas de aquella época, eran contratados por los imperios y luego partían la cochina. Los reyes les daban un permiso llamado patente de corso; unos mercenarios pues. ¿Será por eso que se rejuntan tanto con los “paras” y con la DEA? ¿Será por eso el sicariato de dirigentes campesinos y comunitarios? ¿Será por eso que quiso parar los tanqueros en el lago durante el golpe petrolero? ¿Será que creyó que eran sus galeones? ¿Será por eso que todavía anda en campaña? ¡Vergación! a este lo que le falta es gritar: ¡Al abordajeee!

pladel@cantv.net



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Plácido R. Delgado


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