Cantos de ballenas

Recuerdo al “encandilao del Catatumbo” lanzando su candidatura en un inusual acto de Democracia Participativa y Directa. Dijo entonces en un conocido hotel capitalino: La NED determinó que yo soy el más demócrata, por eso les participo de forma directa que el candidato soy yo, dejando en el camino al “Motolito justiciero 1” y al actual “Chequera e’ periódico”. En el ágape, por acción etílica florecieron los ditirambos y exordios. El gerente del hotel, recordando a Altamira, gritó con factura en mano: Yo voy a cobrar. Raudos, los asesores de campaña dijeron al unísono: ¡ese es el slogan!

Eso pasó hace más un año, pero el tipo sigue igual de alumbrado. Ahora internacionalizó su delirante campaña presidencial y ante los embajadores de la Comunidad Económica Europea. Sus ultra asesores super pitiyankis le dijeron: Hay que hablar de la reforma, empieza echándole paja a la propuesta de modificación del artículo 115.

Pues dicho y hecho. El loco se dio con furia contra el artículo en cuestión y luego de su perorata contumaz, soltó este místico berrido ante la bufonada mediática: los embajadores quedaron impactados. No van a estarlo, si aquí uno queda boquiabierto con cada vaviecada que dices, criaturo. Pero claro, esa es ahora una de sus palabras favoritas; él sabe mucho de impactos. A Claudio Macías lo mandó a impactar con Mazuco. Sus polichoros impactaron al diario Panorama y amenazaron a sus periodistas con meterles unos cuantos impactos. Dirigentes y Campesinos han caído impactados por su metralla.

Veamos otras perlas del candidato de la deposición: “Cuando vamos a la letra chiquita de la propuesta de reforma, nos damos cuenta que es un disfraz”. Bueno Manolito, si te colocaran en un aparador de ese tipo de trajes, seguro serías el favorito de las próximas carnestolendas. La pregunta: ¿Cuál es la letra chiquita de la propuesta? ¿No será que la estás confundiendo –para variar- con un contrato de seguros? ¡Ah pero no leíste la “letra chiquita” del decreto de Carmona “En tanga”!

En mi humilde opinión, también este show mediático se derrumbó. Los Señores Embajadores optaron por la prudencia, tal vez pensando ante tu verborrea incoherente: son verdaderos cantos de sirena. Pero el batazo vino menos de 24 horas después con las declaraciones de la Presidenta de la Asamblea Nacional sobre el artículo en cuestión, echando por tierra todas las argumentaciones y polémicas al respecto. Seguro que tu y tus asesores quedaron impactados y sobándose las costillas. ¿Coincidencias? ¿Mala suerte? Las estrategias revolucionarias son insondables.

También cuchicheaste sobre la propuesta de reelección continua. “Se amenaza al sistema democrático con autocracia vitalicia del Presidente”. ¿Qué te puedo decir, Manolito? Adecos y copeyanos pasaron medio siglo XX turnándose el coroto y vendiéndole el alma al diablo, amamantando a la hidra imperial con el calostro de la Patria. Cuando un presidente soltaba la silla, se le nombraba “Senador vitalicio” a manera de título nobiliario. Solo faltó que lo hicieran hereditario o dinástico, así a lo mejor hubiésemos asistido a la coronación de Juan José I o a la asunción al trono del príncipe “Pimentón”.

Y por último, profeta, sobre eso de “vamos a ir a otros países para decirles que sus colonias aquí en Venezuela y sus bienes están en peligro…”, te diré: A confesión de parte, relevo de pruebas. Pero igual pregunto: ¿Será que tu alucinante candidatura obedece a los intereses de alguna potencia extranjera?


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Plácido R. Delgado


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