En cantidad y en calidad, la oposición está igualita

En estos momentos, los diversos factores que integran la “clase política opositora” se disputan el protagonismo y se atribuyen la victoria del 2-D. Ciertamente, lo han hecho con sensatez, y la confrontación “interna” es, por ahora, de muy baja intensidad.

A través de “sus” medios recibimos, persistentemente, algunos mensajes destinados a constituirse en matrices de opinión que, parcialmente, han producido los efectos previstos por sus creadores. Inclusive, han logrado penetrar el pensamiento de unos cuantos seguidores del presidente Chávez y, más aun, de algunos personajes emblemáticos de la revolución. Estos mensajes se resumen en que la “oposición logró detener la dictadura castro-comunista contenida en el proyecto de reforma” gracias a, fundamentalmente, el “movimiento estudiantil”, la “firmeza” de UNT y Primero Justicia, las posiciones asumidas por Baduel, Marisabel Rodríguez y PODEMOS, la “dignidad” expuesta por RCTV y el “coraje” de GLOBOVISION. Con estos “lemas publicitarios” nos quieren decir que el “antichavismo” creció a tal punto que pudieran conformar, desde ya, una “nueva mayoría”. Nos quieren hacer creer que los estudiantes y los neo-opositores cuentan con un respaldo social considerable del cual careció la oposición hasta diciembre de 2006. ¡Esto es absolutamente falso! En todo caso, el mérito de todas estas figuras consistió, por una parte, en haber estimulado a los sectores sociales “antichavistas” para que sufragaran, y, por la otra, en haber desinformado y aterrorizado al pueblo, tergiversando el proyecto de reforma, aprovechando sus fallas y el triunfalismo gubernamental, logrando con ello que muchos partidarios del presidente se abstuvieran. Esa fue su contribución y no, otra. El ínfimo crecimiento numérico que experimentó la votación opositora no se debió a la labor positiva de su dirigencia, tradicional o reciente, sino a la reacción que generaron los errores cometidos por la “vanguardia revolucionaria” al tiempo, y en la forma, de presentar las modificaciones constitucionales. En fin, la oposición venezolana sigue siendo, en cantidad y en calidad, la misma desde los inicios de la polarización, y el referendo del 2-D dejó en evidencia que el partido y las individualidades que adquirieron a última hora no contaban con apoyo popular.

Estas conclusiones se derivan de la relectura de los resultados de los últimos dos procesos electorales nacionales (elecciones 2006 y referendo 2007) los cuales no podrían ser comparados en virtud de sus naturalezas y propósitos disímiles, pero sí por las características plebiscitarias que le imprimieron los contendientes al proceso referendario. A los solos efectos de facilitarnos su comprensión, sin el más mínimo criterio científico y elucubrando un poco, resumimos las preferencias de la población venezolana en las siguientes tendencias gruesas (disculpen que los meta en estos porcentajes):

a) 27,88% apoya al presidente Chávez casi irrestrictamente y con lealtad ha votado a su favor en todos los procesos.

b) 16,97% le brinda un apoyo condicionado y ha llegado a abstenerse o a votar a su favor; no lo ha hecho en contra.

c) 27,18% lo adversa con las vísceras y, dependiendo de las circunstancias, puede votar o abstenerse.

d) 1,44% lo apoyó hasta diciembre de 2006 y votó en contra del proyecto de reforma.

e) 26,53% siempre se ha abstenido o ha emitido votos nulos.



Ya que la población electoral actual supera los 16.1 millones, ese 27,18% de adversarios furibundos se aproxima a los 4.390.000 ciudadanos. Sumado al 1,44% de presuntos neo-opositores (+ó- 230.000) alcanzan una cifra total aproximada de 4.620.000. Es muy posible que la votación final a favor del NO se acerque a esta cantidad, pues todavía falta por escrutar el 6% de las actas y ya la suma publicada es de 4.521.494.

Ahora, restémosle de nuevo el 1,44% y volvamos al 27,18% de “antichavistas puros”. Este es el porcentaje exacto que obtuvo Manuel Rosales en 2006, sólo que su votación provino de una población electoral menor (15.788.063) y el número de sufragios a su favor fue 4.292.466. En síntesis, el caudal de votos opositores creció solamente 1,44% del total de electores y, como dijimos antes, se trata de votantes cuya mayoría se opuso al proyecto de reforma, no contra el presidente ni a favor de liderazgos distintos e inexistentes. Repetimos: la oposición está igualita, y todos los actores que la conforman se disputan la misma votación, 27,18% (quizás, +1,44%=28,62%). Y lo repetimos porque el hecho de que algunos nos perciban con una debilidad que no es tal pudiera traducirse en bruscas variaciones de las tendencias que hemos referido; por eso, considero importante difundir esta realidad entre los nuestros antes de que se produzcan fraccionamientos y desbandadas muy propias de estas crisis, y más cuando se acerca el momento de elecciones municipales y regionales, siempre propicio para las pugnas internas locales y estadales.

Entendiendo, entonces, que la oposición sigue siendo la misma, con sus fortalezas y debilidades; que el próximo año librarán una lucha a muerte por el control de los mismos espacios, lo que nos resulta imprescindible es consolidar ese 27,88% que integramos, y comenzar a rendir explicaciones al 16,97% en lugar de llamarlos flojos e irresponsables. Es más, sería conveniente que, durante los primeros días de enero, el presidente Chávez expusiera sobre los diversos aspectos del proyecto de reforma que, por no ser explicados a fondo y a tiempo, fueron satanizados por la oposición venezolana (la que, por cierto, está igualita).

feolacruz@gmail.com


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Luis Salvador Feo La Cruz P.


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Luis Salvador Feo La Cruz

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