Un pastor evangélico me dijo: -¡sobrará el dinero, pero no habrá que comprar para comer!-. Mientras políticamente nos comemos unos a otros en discursos que alimentan enfermedades cardiacas, el mundo se debate en una crisis que eleva el costo en los precios de los alimentos, la carencia por supuesto, comienza tocando a los desposeídos y a los mas débiles. Un nivel menos crítico pero angustiante, toca a quienes comen y no se alimentan con una dieta debidamente balanceada para los requerimientos necesarios que exige el organismo humano, y están los otros; privilegiados que no han sentido y desconocen el hambre, amantes del derroche festivo almacenado en “mesa place” de la comelona mordisqueada para la degustación, incapaces de tocarse el corazón en reflexión, a pesar de la muestra del hambre en millones de fotos que corren por televisión y la internet, como la misma cantidad de niños que mueren a diario por falta de agua y comida. De ese modo, el mundo se convierte en un infierno terrenal donde el hambrón glotón procura hambrear mas al que ya está hambriento.
Los campos se reducen para la comida y los gringos promueven los cultivos para producir combustibles de vehículos en tierras ajenas a ellos. ¿Qué nos aguarda frente a este panorama?... Dijo Cristo: -no solo de pan vive el hombre-, de allí la necesaria idea del socialismo, de la solidaridad y el bien común del colectivo. ¡O somos solidarios, o la competencia capitalista matará de hambre algunos para engordar a otros!...Las estadísticas actuales invitan a la reflexión, los cambios climáticos son las primeras señales de las crisis energéticas como complemento para una reducción en la producción de alimentos que irónicamente exigen un aumento debido a la demanda, ya que países como China e India, se abren al libre mercado del consumo con sus enormes poblaciones, para impactar en altos precios los alimentos afectando sin querer al resto del planeta. Recientemente el digno pueblo de Haití se alzó frente a estos incrementos, tal cual como viene sucediendo en otros países pobres del mundo.
En Venezuela se adelantan políticas alimentarias, sin embargo, entre un sector de la población revolucionaria y otro sector capitalista surgen contradicciones que afectan en mayor demanda de consumo irracional y en desabastecimiento artificioso capitalista para crear la fórmula del encarecimiento de los alimentos, incluso la fuga hacia Colombia a través de las fronteras de productos Mercal y otros alimentos escasos en Venezuela y manejados por el sector privado de la economía. Por un lado, mientras se financian productos en la red de alimentos Mercal, algunas personas sin el mas mínimo sentido de solidaridad, utilizan este mecanismo como vía para obtener algún ingreso capitalista, al realizar compras subsidiadas diariamente por el Estado, devolviendo comercialmente en un precio incrementado a su propio pueblo en productos ya costosos a nivel comercial o escasos como la leche, el arroz, la pasta, la carne o el pollo.
Por otro lado, grupos económicos que monopolizan la producción alimentaria, aprovechando la noticia mediática del costo en los alimentos, desaparecen artificiosamente un producto y luego lo elevan dos y tres veces mas a su costo, en este sentido se destaca el caso del grupo Polar, que eleva el precio de los alimentos, disminuye la cerveza para “el pueblo borracho” y promueve con el slogan subliminal “si se puede” a un candidato presidencial basado en la producción de famosas marcas de alimentos claves en la dieta del venezolano, cuando en un pasado reciente fueron capaces de esconderlos mediante un paro patronal para crear una crisis política y social. Asimismo, la anarquía y la burla de muchos comerciantes pasa por encima del control del Indecu en los precios, pues una cosa ofertan en los precios públicamente y otra cosa es la que cobran...por eso, mas que nunca es necesaria una ley que exija el “Precio Máximo de Venta al Público” señalado en los productos. En el caso de los “Cesta Tickets”, algunos comercios aumentan un porcentaje para reducir su valor, otros dan como vuelto al momento de pago en caja “un cubito de sopa” o “jugo de sobrecito”, pero muchos simplemente no lo aceptan.
Por ahora el Presidente Chávez ha decidido nacionalizar algunas empresas alimenticias y crear algunos silos en caso de crisis. Mientras Pdval comienza a palear el sabotaje alimentario, se debe crear un mecanismo en Mercal que minimice a un tope mensual la compra de productos subsidiados (una especie de ración), porque no es posible que en la actualidad existan familias, que llegan a comprar hasta 20 pollos, muchas leches y kilos de carnes en dos y tres días, mientras otras, no tienen acceso por no poder permanecer tanto tiempo en las interminables colas de un día que, llenas mas de contrarrevolucionarios capitalistas que de necesitados, distorsionan el proceso revolucionario de cambio en este aspecto de compra subsidiada. Los analistas sesudos y tecnócratas han salido al frente para criticar el desarrollo endogéno promovido en el nuevo modelo de educación, la tesis mono-productora petrolera y mono-dependiente del Norte aún les rebota en la cabeza. ¡La revolución ante este aviso de crisis alimentaria por venir, debe alimentar al pueblo con ideas también o el pueblo se llenará de cuentos chinos mas que de comida!...