Definitivamente no puedo viajar al Reino Unido léase Inglaterra ni o los Estados Unidos –Gracias a Dios -- por que tengo franelas muy peligrosas, corbatas bombas, interiores terroristas y medias asesinas – será por el olor --, afortunadamente no uso elásticas -- . Un tal Brad Jayakody, un joven Ingles, se llevó la mayor sorpresa de su vida cuando le obligaron a quitarse la franela que tenía puesta si quería abordar su vuelo en la Terminal 5 de Heathrow, el aeropuerto con mayor actividad del Reino Unido, ubicado cerca de Londres. Brad le pidió explicaciones al jefe de seguridad del citado aeropuerto y este le respondió que no podía subir al avión porque había una arma dibujada en su franela, y amenazó con arrestarlo si no se la quitaba. La camisa tenía una imagen de Optimus Prime, popular robot héroe de la comiquita Transformers, con un arma de ciencia ficción en las manos.
A Ramón “cacatúa” Manrique le decomisaron un perro caliente de plástico que le llevaba a su hijo en Minnesota por que esta tenía una forma sospechosa e insinuaba la posibilidad de ser un arma de destrucción masiva.-
A la joven Sra. Lila de Bocatero le confiscaron un frasco que contenía un líquido contra los ronquidos: “Es mi medicina, como puede ser confundida con una bomba. ¿Qué puedo hacer con eso? ¿Usar mi medicina para incendiar el avión?”, dijo Lila. El oficial le explicó a la joven que, si volvía a ponerse grosera, la arrestaría.
Meses atrás, guardias del aeropuerto de Nueva York, EEUU, hicieron que la señora Dolores de Cabezas una mujer de raza negra, les entregara su sándwich y una pera, sino no lo hacia, no se le permitiría abordar el avión. Un enorme chorizo carupanero salió a relucir entre las dos planchas de pan, el cual, fue confundido con un garrote y este podía ser usado para golpear a los pilotos del avión. El jefe de seguridad del aeropuerto confundió la pera con una bomba lacrimógena.
En 2006, Eddy Parrar, un activista de derechos humanos y director del Proyecto “Patria libre” de Honduras, no pudo abordar un avión en el aeropuerto de Ohio porque portaba una franela que decía ”Pontenegro" en inglés, castellano y árabe.
Al arquitecto Marcelino Gorrino protestó la colocación de una cámara muy cerca de sus nalgas. La azafata le sugirió que debe sonreír cuando aborde un avión: La cámara podrá detectar a través de sus gestos si usted es terrorista. Así que tranquilo y sin nervio o se baja del avión.
Los casos arriba señalados podrán ser una joda, pero el de Brad Jayakody es una realidad– “Su caso resalta entre miles que ocurren diariamente en aeropuertos estadounidenses y europeos luego de los hechos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, tras lo cual se impusieron severas normas de seguridad, así como la criticada Ley Patriota, acusada por organizaciones no gubernamentales de violar los derechos civiles y la privacidad de las personas”.
Otro caso real “David Raya, quien vive en España y padece de fibrosis quística y diabetes, ha sufrido los estragos de estas normativos y emprendió una lucha para pedir que la norma en torno a los líquidos en los vuelos fuera publicada y flexibilizada. Él ha dejado en su blog el testimonio de su lucha legal al respecto.
¿Paranoia, Vulnerabilidad de la libertad de expresión y libre transito? ¿Miedo a una "actividad terrorista en desarrollo?
Sepa Usted, que a raíz del atentado contra las torres gemelas, el 11 de septiembre, fue implementada la Ley Patriótica vigente en Estados Unidos desde 2001. Esta fulana Ley “incrementa las facultades de las agencias represivas norteamericanas para vigilar las comunicaciones telefónicas y de correo electrónico, así como los registros públicos y privados (médicos, financieros, libros solicitados en las bibliotecas, etc.); reduce las restricciones para acciones de inteligencia en otros países; aumenta el poder de la Secretaría del Tesoro para regular el mercado financiero; y concede poder discrecional a las autoridades policiales y migratorias para detener y deportar a inmigrantes, cuando se invoque que los mismos son sospechosos de estar relacionados con el terrorismo”. Y la oposición en Venezuela no dice nada, más bien ha conseguido otro motivo más para protestar y criticar: la ley de Inteligencia y Contrainteligencia, que es completamente pública y por primera vez pone límite a los cuerpos policiales de inteligencia. Llaman sapo al pueblo que denuncie cualquier conspiración contra su revolución, o un golpe de estado contra su Presidente.
Si consigo a un guaro de esos echando vainas, yo mismo voy y lo sapeo con mi amigo Ariel de la reserva o con mi Teniente Parra. No faltaba más.
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