AD inventó muchas cosas. Son bastantes sus aportes a la democracia venezolana, cual más originales, crueles y hasta graciosos. Por ejemplo, a los adecos se debe que los muertos, pese al esfuerzo del CNE de hoy, todavía voten; que un mismo individuo, armado de un arsenal de cédulas, sufrague cuantas veces pueda. También creó aquello de "acta mata voto", según el cual, unos resultados arrojarán las urnas y otros aparecerán en las actas; del gran gurù del partido, Rómulo Betancourt, emanó aquello de ordenar a la policía disparar primero y averiguar después y, de Alfaro Ucero, lo de mandar para el carajo a quien les ganase unas elecciones, como cuando ordenó a Morales Gil, entonces gobernador de Sucre, hacerlo con quien le derrotó, en lugar de entregarle el coroto. Por último, pero no porque con esto agotamos el asunto, es de su creación aquello de sumarse para sí los votos de quienes no estaban representados en las mesas y darle un pingüe beneficio al partido cuyo representante se desempeñase como cómplice. Como lo de kikirikì – refiriéndose al PCV o MIR – tres para mi, uno para ti, en este caso generalmente era COPEI.
Y el mal llamado "partido del pueblo", lo más parecido al PRI mejicano, es el autor que en la democracia nuestra, el poder y los cargos políticos se comenzasen a transmitir a manera de herencia; de manera ascendente, descendente y en forma horizontal. Una cosa perfecta.
Si un compañero diputado moría, lo humano, justo y hasta por solidaridad necrofìlica y para no dejar a la viuda guindando, a ésta en las primeras elecciones, se le ponía en puesto salidor. Si creen que esto es fantasía, busquen las listas del parlamento.
A vuelo de pájaro, ahora mismo recuerdo dos casos. Antes esas señoras, estaban adornándose, ocupándose de los muchachos y otros asuntos hogareños, sin mostrar algún interés especial por la política.
Después llegaron los hijos. Sin talento, aval, historial político o servicio a las luchas populares o no a las que el partido comprometido estaba, arribaron a posiciones encumbradas, tanto en el parlamento como en otras áreas del Estado. Dije "encumbradas posiciones", pero nunca que en algo destacaron. Salvo uno, hijo de un dirigente sindical, que desde temprana edad, puesto en un cargo importante, se destacó por corrupto. Luego le tocó el turno a hermanos y sobrinos. Al final, lo que menos uno esperaba, llegó la era del barraganeo, para recordar aquella palabra hiriente que con pinzas, Piñerùa sacó del diccionario para molestar a su adversario y compañero de partido. Y hasta hijos de barraganas obsequiosas, también recibieron su parcela. Averigüen y verán, sin dejar de asombrarse, cuanto hay de verdad en esto.
Por esta práctica o cultura político-electoral de la "fecundidad" adeca, Primero Justicia (PJ), en Anzoátegui, está metida en un embrollo; amenazada su unidad y desacreditado su "tradicional respeto" por las normas democráticas.
El Alcalde de Lecherías, algo así como Chacao, un jovencito de apellido Marcano, dirigente de PJ, está empeñado en ser gobernador. Pese a su edad, ya parece experto en triquiñuelas, banalidades y argucias propias de los políticos de la derecha rancia. Buscando apoyo para el cargo que aspira, en una entidad donde la oposición tiene una ribazòn de candidatos, encontró una original forma de ampliar su base electoral.
Dios los crió y ellos se juntan, dice el refranero popular. Y la expresión al pelo viene. Pues el militante de Podemos, Ernesto Paraqueima, Alcalde de El Tigre, quien además de no poderse reelegir porque ya ha desempeñado dos veces el cargo, sabiendo no tener los votos suficientes para imponer su candidatura a Gobernador, conocedor y practicante de la cultura adeca, pensó en hacer un negocio original y sobre todo impregnado de una dulce ternura.
Paraquiema decidió, sin pensarlo dos veces, sacrificarse por su padre. Y así mismo, sin regodeos, se le plantó por delante a Marcano y le propuso un cambalache, conociendo que éste está urgido de votos de corrientes tributarias...
Sabia el alcalde tigrense, que el de Urbaneja o Lecherías, quiere dejarle el cargo a su mamá.
Por eso Paraquiema, tomó aliento, infló el pecho y le dijo, "aquí estoy, dispuesto a sacrificarme por la patria y por mi padre. A ti y mí nos une un ideal común, un descomunal amor por los ancestros".
Y Marcano, quien ya estaba enterado de las pretensiones del otro, le dijo en voz baja, para que nadie más le escuchase: conversemos.
De aquella conversación y sus detalles poco se sabe. Sólo lo que está a la vista, en la prensa y en la boca de todos. Lo mismo que a Podemos no parece causarle incomodidad alguna, pero a PJ tiene como un saco de gatos. Y esto es que, Marcano ofrece el apoyo de PJ, empezando por el suyo y lo disponible en la alcaldía, para la candidatura del padre de Paraquiema, al mismo cargo en Guanipa. El alcalde de El Tigre, de igual manera hará lo suyo para que la madre de Marcano a éste herede en Lecherías.
Este acuerdo lleno de ternura y amor filial, estuvo enmarcado además, para redimensionar el drama, entre el día de la madre y el del padre. ¡Cuánto parece una decadente novela o culebròn adeco!
Betancourt dijo una vez que "adeco es adeco hasta que se muera"; en eso se equivocó de bola a bola. Debió decir, lo adeco se pega.
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