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Rosales y sus mafias: se destapó la olla podrida en el Zulia

La última tapa de la urdimbre de las muchas ollas podridas en estado Zulia la destapó el camarada presidente Hugo Chávez al descubrir los servicios de inteligencia venezolanos la madeja del golpe de Estado/magnicidio que se venía desarrollando y que se puso al descubierto con las conversaciones, reveladas por Mario Silva, entre militares activos y retirados para hacerle un atentado al avión del presidente en pleno vuelo y volarlo, cañonear al palacio de Miraflores, con el añadido de producir un genocidio donde morirían asesinados cuando menos 150 mil venezolanos defensores de la revolución, con la participación de grupos paramilitares colombianos y mercenarios de otros países y venezolanos.

Cuando se comenzaron a hacer públicos los nombres de las cabezas intelectuales del golpe/magnicidio nadie se sorprendió de que muchos eran antiguos conspiradores del golpe del 11 de abril del 2002: Globovisión y sus dueños y condueños Mezerane y Ravel, RCTV y su dueño Marcel Granier, El Nazional y su director Otero, El Nuevo? País y su director, el viejo agente de la CIA Rafael Poleo y su mafiosa hija Patricia Poleo, co autora intelectual del asesinato del fiscal Danilo Anderson y coordinadora de toda la conspiración en su exilio de Miami contra el gobierno y el pueblo de Venezuela; el sórdido grupo subversivo 2D, grupo de pequeños burgueses de extrema derecha y oligarcas fascistas que nació afirmando la ilegitimidad del presidente y cuyos integrantes forman parte de la red conspirativa. No podían faltar los adecos y otros grupúculos y, por supuesto, Manuel Rosales, una de las más conspicuas figuras que dirigen el abortado golpe, cuya cabeza dirigente lo era el expulsado embajador norteamericano.

Pero no paró –ni ha parado– allí el proceso de investigación, al poco tiempo fueron descubiertas armas de alto poder en Caracas y… en el Zulia y, curiosamente, los terroristas tienen estrechos vínculos con el gobernador Rosales, posteriormente el gobernador delincuente en insólita y torpe actitud, mandó a tres sicarios a tratar de penetrar los anillos de seguridad del presidente en un acto de masas en Maracaibo, sin dudas con la intención de intentar hacerle un atentado.

La lotería del Zulia es otro eslabón del golpe y esa casa de juego de azar está minada por la corrupción desde la Gobernación del Zulia y los grupos mafiosos que se mueven dentro de la jugosa lotería. De allí salen ganancias para pagar la conspiración y pagar los candidatos a gobernadores, alcaldes y diputados regionales de muchos estados.

El enriquecimiento masivo de Rosales y su combo mafioso se hace notorio y grotescamente evidente. Ocho o diez gigantescas haciendas compradas por testaferros de Rosales con dinero del erario regional y en donde se negocia el ganado, se especula con los precios de la carne, se esconden grupos premilitares que esperan el momento de actuar, a capos colombianos y grupos de narcotraficantes.

El Zulia toda está podrida por la acción de ese crápula que la ha malgobernado todos estos años. Allí cualquier maldad o hecho delictivo es posible. La policía no es policía, son grupos gansteriles, entrenados por ese asesino que es Henry López Sisco, hoy prófugo de la ley por sus crímenes durante la Cuarta República y que tiene en su haber la bicoca de 205 patriotas asesinados. En el Zulia toda actividad es ilícita, pero está amparada por un gobierno regional mafioso, corrupto, venal, criminal, corrompido hasta los tuétanos, conspirador, terrorista, vende patria.

Por más que Rosales y su mafia intente ocultar la descomunal situación delictiva creada, tiene demasiadas roturas en su raída cobija y por todos lados se ven las pústulas del delito. Sus compromisos con el imperialismo yanqui, con la oligarquía colombiana y el nefasto y criminal gobierno de Uribe, con el paramilitarismo, el narcotráfico, el secesionismo organizado son demasiado profundos e irreversibles que lo llevan a convertir al estado Zulia en un santuario hamponil donde se refugian todos los capos colombianos perseguidos, donde la industria del secuestro se ha elevado a grados exponenciales, el crimen tipo Colombia y ejecutado u organizado por grupos paramilitares de ese país a través del hampa local, se enseñorea contra la población y eleva la situación a grados altamente peligrosos y preocupantes.

El gobierno viene dando paulatinamente golpes, pero lo actuado es insuficiente, el monstruo del crimen organizado en todas sus variantes, se ha desatado y parece incontenible, ya es un problema, a nuestro juicio, de seguridad nacional.

Hay, creemos, demasiadas evidencias contra Rosales para que la Fiscalía General de la República lo haga preso y le instruya un expediente. Es un delincuente peligroso y altamente dañino, lo mismo su grupo gansteril; los daños que le ha hecho al estado y al pueblo zuliano y venezolano son de una magnitud incalculable. Su grupo político, un nuevo tiempo, es tan sólo una mampara que encubre a grupos subversivos, separatistas, mafiosos nacionales e internacionales, delincuentes y criminales.

Las elecciones del 23 de noviembre y los candidatos del PSUV, comenzando por Di Martino, deben levantar las banderas contra toda esta penosa y monstruosa situación creada por la oligarquía zuliana, por esos mismos ganaderos y hacendados y latifundistas que contratan sicarios, asesinan líderes campesinos y sindicales, queman las leyes y forman parte del proceso conspirativo. Rosales es un miembro de una red más vasta.

Ya el presidente Chávez lo viene haciendo, denunciando al despreciable sujeto, pero no es suficiente, debe ser una labor colectiva, sinérgica. No es solamente un problema político, por la coyuntura electoral, es que la dignidad del país está en juego por el hecho de que prevalezcan personajes como éstos y actúen con tanta impunidad y contra quienes el pueblo venezolano dio al traste a partir de las elecciones de 1998, al elegir a Chávez para inaugurar una nueva etapa histórica, distinta a los malditos 40 años anteriores, de explotación, represión, terrorismo de Estado, entrega del patrimonio nacional al imperialismo yanqui y mundial.

La droga y el narco tráfico, el paramilitarismo, la industria del secuestro, el sicariato, el crimen organizado, las policías convertidas en grupos criminales, extorsionadores y delincuentes, el latifundismo, la explotación de los trabajadores del campo y la ciudad, la exclusión y segregación de las etnias indígenas, son males que se deben combatir con fuerza, sin pausa. La Gobernación del Zulia, las policías, las Alcaldías controladas por la derechas deben ser intervenidas o el mal va a ser mayor.

Consolidado el triunfo electoral de Di Martino el próximo 23 de noviembre, la primera tarea –con apoyo del Ejecutivo– debe ser comenzar una limpieza a fondo, profunda de todo ese andamiaje de corruptelas y hamponato. ¡Ya no se puede esperar más o el Zulia va a estallar!

humbertocaracola@gmail.com


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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