Hasta el gato que tengo en la casa pegó un grito de alegría cuando le escuchó decir a Chávez que había tomado la decisión de expropiar a la empresa productora de arroz y otros alimentos, entre otros “Gati”, el que tampoco se conseguía, y que nuestro minino si no es Gati no come, salvo que sean ratones.
Definitivamente esta oposición no da pie con bola y le gusta meter la pata como arroz picao. Si yo fuese uno de los ochocientos mil y tantos que le hicieron aumentar su votación, ya les hubiese dejado el plato en la mesa. Desde Teodoro Petkoff hasta Pablo Medina, todos toditos todos, como chinos que buscan arroz han salido sólo a defender el derecho sacrosanto de las empresas arroceras; y por supuesto de la recién expropiada Cargill. Ni por equivocación han deslizado estos “defensores” del pueblo, la antiquísima idea del deber que tiene el Estado de revisar si estas empresas cumplen o no con los porcentajes de producción, para que también sus cinco millones de electores no tengan que pasar el mal gusto de atapuzarse del fraudulento arroz saborizado.
Mirá Douglas; está bien lo que hizo tu presidente; porque si me lo como con sabor a orégano, ajo o cebollin esa vaina es mi problema, me dijo la gorda de Tito mi vecino que es más adeca que Rómulo Betancourt, y que no entiende todavía como los arroceros de sus dirigentes se han dado por invitados en ese sarao que se ha armado entre los empresarios y el Gobierno.
Que lo ignore el filósofo del Zulia no me atraganta; pero que Julio Borges, Ramos Allup, el otro Escarrá, Juan José Molina y hasta Gerardo Blay se les haya olvidado que desde Monstesquieu para acá, el poder ejecutivo debe ser garante de los derechos y deberes de los ciudadanos; ese cuento no se lo come nadie, ni siquiera con el saborizado arroz. De tal modo; que estos cancerberos de los dioses del escaseado cereal, muy bien pudieran apartar algunas espigas para ver si es cierto o no, si se venían cumpliendo las cuotas establecidas por el “reeeegimen”, y que a la hora en que sus electores pidieran un pabellón con baranda o un arroz con pollo, se lo comieran tranquilo pensando que tienen una oposición que también los defienda de la voracidad empresarial.
Así las cosas; yo que soy un convencido de la necesidad del dialogo y que no ando buscando ser más chavista que Chávez, esta vez propongo radicalismo total y sugiero que expropien a esa oposición; pero eso sí, no le vayan a confiscar bienes materiales, esas minucias no les dolería tanto. Exprópienle su mentalidad obsesiva y ultra oposicionista; a ver si pegan una y proponen un dialogo pensando que a esos cinco millones de venezolanos que dicen defender, también les gusta el arroz saborizado, pero con leche.
douglas.zabala@hotmail.com