Cacareando y con el mazo dando

La oposición, alentada por su patrón imperial, asume que con solo cacarear sobre diálogo, ya hay. Yo lance la iniciativa, yo impulsé esa matriz de opinión, lo digo en mis medios, ergo, ya hay diálogo. Y pegaíto se dan con furia sobre que el Gobierno es intolerante porque no quiere escuchar su monólogo fascista, o sea, no quiere parlare. Y se les sale la clase de desprecio al Pueblo al molestarse porque el Líder Comandante expresa que es precisamente con el Pueblo con quien hay que hablar. Qué culequera.

Esa rabia no se la tragan, la exhiben con virulencia ¿Cómo hacemos, si le tengo tirria a las hordas y al déspota? Si no entienden por las buenas será a patadas ¡Qué válvula de escape tan seria!

Bajo esa concepción de los asuntos públicos, nos quiere callar a palos la sociedad civil. Con esa premisa, justifican 213 campesinos asesinados. Con ese leif motiv saborizan sus estafas y marramuncias. Incluso atentan contra quienes denuncian su fascismo, en nombre de la “libertad de expresión”. La de un puñito polarizado.

El ataque contra el vehículo de compatriota Mario Silva no es el primero ni será el último que la putrefacta oposición hará, para tratar de apagar los faros periodísticos que los descubre en sus cloacas, amasando asquerosidades contra el Gobierno y el Pueblo. Y nos quieren vender su bazofia como pan.

Maña vieja no es costumbre. Esa que tienen de arremeter contra quienes los denuncian, viene de la cuarta. En aquellos tiempos prodigaban con fervor sus torturas y desapariciones no solo a periodistas, también a escritores, poetas, profesores, estudiantes con tal que pensara distinto de ellos. Tiempos de diálogos balísticos y de puentes aéreos para lanzar cuerpos. Tiempos en los cuales los medios guardaban silencio, pero no por respeto, por complicidad.

Hoy, bajo el manto de la impunidad promueven todo tipo de fechorías. Recrean sus épocas de poder en sus reductos, para conservar sus huestes fanatizadas. Razón tiene Earle Herrera en su artículo “Chao, muerto” al catalogarlos de tales. Claro, quieren rememorar el horror de sus sótanos con rines y cables pelados, de cadáveres con los pulmones destrozados a picotazos para hundirlos en el Caribe.

La Conferencia episcopal no quiere dialogar sobre esos “bodies”. Ni de aquellos ni de los ahora exhibidos. No pueden decir como Cristo, “dejad que los muertos entierren a sus muertos”. Más bien les gustaría que el Gobierno dejara que “los muertos exhiban a sus muertos”. Pero se resisten a entregar a las autoridades el cuerpo del delito, dejado en la Nunciatura por el beato Nixón.

Nadie en la oposición quiere dialogar sobre atentados a periodistas y comunicadores que estén a favor del Gobierno, porque solo el palangre es interesante, solo la olla mediática importa, solo salir de Chávez tiene sentido. No me provoques porque exploto, si me violento es tu culpa.

Andan envalentonados, socarrones, tocando tambores de guerra. Tenderles puentes sería dar puerta franca a un fenómeno inaudito: Un caballo de Troya preñado de ratas bienintencionadas.

pladel@cantv.net


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Plácido R. Delgado


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