EL ESTIGMA de los traidores es caer en la más absoluta desesperación, practicar la escatología más ramplona, y responder una entrevista con un gesto soez. Ser banal y grosero es propio de un ser humano marginal o lumpen -- me refiero a lo espiritual-- Se es un pobre diablo aunque se haya llegado a obtener los más altos cargos de representación o se disfrute por ahora, las mieles de cierto poder. Se es importante no por la posición que se ostente, sino por la humildad y la sencillez que se muestre en el desempeño del mismo. Se es un patán, un vulgar chulo de la política, aunque puedas disimularlo con un discurso radical o súper revolucionario (en el pasado). Los deditos del “Sargento García” siempre dependieron de alguien. En el pasado del inefable “Santos Yormes”, personaje ex revolucionario y tragicómico que da lastima cada vez que entra en el escenario político por su posición derechista y recalcitrante. Me refiero a ese viejo y podrido “roble” hecho leña que se llama Pompeyo Márquez a quien por su conducta de tránsfuga se le ha diluido la leyenda. Fue su mentor cuando lo aterrizó en el estado Aragua para evitarles a “los perros” una extinción total como tendencia. Llegó todo humildito él, con una muda de ropa metida en un maletincito casero tipo chorizo y apenas unos realitos en el bolsillo para comer empanadas o arepitas fritas. No tardo mucho en serle infiel al pomperrismo y saltó la talanquera para pasarse al tablantismo. Comenzó su carrera política en la ciudad de La Victoria, capital del Municipio José Félix Ribas del estado Aragua al lado de los “gansos salvajes”, la famosa patota política de Carlitos Tablante. Fue concejal, y terminó siendo el Alcalde. Comenzó a manejar billete y se covirtió en el mafioso número uno, dejando una estela de corrupción como nunca, en ese importante municipio aragüeño. Saltó a una diputación en el extinto Congreso Nacional esta vez de la mano del “ovejo” Didalco Bolívar. Su nuevo compinche lo convirtió en un chavista furibundo (que lo perdone dios, pero no el comandante) Dueño de un discurso histérico y chabacano, lo cual lo llevó a la jefatura del Comando Ayacucho y terminó vendiendo las firmas recogidas para hacerle un referéndum contra sus actuales compañeros de viaje. Lo vi en un video de “La Hojilla” (Bienvenido de nuevo, camarada Mario Silva) en donde “Don Ramón” enseña los dedos sucios en una señal que molesta y ofende no por la vulgaridad que encierra sino por la presencia de este asqueando personaje, totalmente perdido para la causa revolucionaria. Una vez lo bauticé “El Don Ramón “de la política venezolana, aunque el hermano de “Tin Tan” haya sido un hombre bueno que no merece semejante oprobio. Para eso quedó. Para ser un vulgar charlatán y un hombre sin honor. Bien por el periodista Jorge Amorin en la entrevista que le hizo en la escuálida marcha de la oposición el 1 de mayo. Es la clásica repuesta de un traidor que ronda ya el olvido en el basurero político. Una vulgar chatarra hecha ser humano que destila pudrición y desparpajo. No más escrito sobre este político, el del dedito, ladrón y faramallero. Agradeceremos siempre que la revolución se haya librado de este canalla y oportunista zamuro carroñero. Que me perdone el personaje más honesto de la serie del Zorro cuyo apellido lleva el siniestro personaje aquí descrito. El sargento García es bonachón, catador de vino y torpe. El otro García es deshonesto, camorrero, gritón y traidor. Con ese dedito para arriba lo único que le queda a este señor tránsfuga y contrarevolucionario es metérselo por…. debajo del paltó.
CON dirigentes políticos como el descrito en este artículo, la oposición esta viviendo las peores de sus crisis. Nuevos dirigentes tendrán que ocupar estos espacios en una oposición más constructiva y positiva. “El fogonazo” iluminará el camino de la revolución bolivariana y socialista. Es la propia revolución que se deslastra de los infiltrados y traidores. Candela con esos bichos.
Antojofel@hotmail.com