Casi nunca me he visto en la obligación de andar aclarándole los discursos al comandante, primero porque él acostumbra a hablar clarito y segundo que ese papelón lo cumplan quienes tienen la obligación y se sienten feliz de ser aplaudidores y chavologos de oficio; pero en el caso de los estudiantes, a mi me parece que lastima no están dando, sino todo lo contrario, porque desde el “Por Ahora” y la gesta de aquellos jovenes militares que se hacían llamar Comacates, los venezolanos no habíamos presenciado tanto arrojo y valentía como la que demostró el chamo Julio Cesar Rivas, quien corriendo el riesgo de violar las normas de su libertad condicionada, se tiró al piso a pasar hambre junto a sus compañeros.
Distinta ha sido la conducta de otros “paladines” de los tiros flojos y conquistadores de embajadas, que en las primeras escaramuza del combate oposicionista, dejan el pelero y gritan a calzón quitao; pero eso sí, bien lejos de Venezuela, ¡abajo el reeeegimen y muerte al dictador! El primero en dar señales del camino “heroico” que había que tomar fue el mismisimo Presidente por 48 horas, llamado Pedro el Breve, breve pá disolver poderes y breve pá salir corriendo de su propia casa y dar la pelea desde un lujoso barrios de Bogotá.
Guacaipuro Lameda, Efraín Vásquez Velasco, González González, Manuel Rosendo, Raúl Salazar y Carlos Molina Tamayo. Generales y Almirantes; que en las primeras de cambio y ante los flash y cámaras televisivas, dieron “muestra” de ser hombres bizarros, pero cuando escucharon el martilleo del helicóptero, que devolvió a quien apenas horas antes había sido su comandante en jefes, salieron a cacarear por todo el mundo y para no regresar jamás, que aquí no hubo golpe de Estado y que el pueblo no los sacó aquel 13 de Abril de Miraflores.
Horacio Medina, Roberto Alonso, Juan Fernández, Patricia Poleo y Alfredo Peña, están en la lista y no precisamente en la de Tascón; sino en la de los dirigentes de la sociedad “democrática”, que con “osadía y espíritu indomable” han demostrado ser mas patria o muerte que el meeesmo comandante; claro está, allá en las piernas del imperio, en medio de la vieja gusanera batistera y el payaso de Orlando Urdaneta.
Los que tampoco dan la cara y van de frente como los viejos adecos, son Carlos Ortega, Rafael Poleo, Manuel Rosales y Cabeza é Motor, quienes al mínimo grito de que “Esta revolución es pacifica, pero esta armada”, temblaron más que la garrocha que los impulsó a sus felices embajadas. Estos “intrépidos cabecillas” que están dejando en pañales a Leonardo Ruiz Pineda y a Alberto Carnevalli, como la guerra tambien es mediática, empuñan sus computadoras y sin temblarles el pulso, disparan sus despropósitos y temeridades, a falta de un gritico de guerra como el del amigo Carlos Baute: ¡Yo me quedo en Venezuela, porque yo soy optimista!
Por eso camarada Presidente, déjeme aclararle el asunto, porque después que usted se tiro la parada del 4F, aquí a más nadie le habían roncado los motores como a estos muchachos y lastima; lastima no dan, lastima dan esos viejos cobardes, que después de conspirar, andan de embajada en embajada, llorando como pusilánimes atemorizados, sólo porque aquí como valientes no han podido hacer lo que tienen que hacer: reconocer que usted es el Presidente Constitucional de la Republica Bolivariana de Venezuela: y a partir de allí, demostrar que están dispuestos a largar el forro como esos estudiantes, haciendo oposición pero democrática y así ganar lo que tengan que ganar, no con balas y guarimbas, sino con votos.
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