El 26 de octubre se anunció la visita del indeseable embajador de EUA a Mérida. Venía “supuestamente” a una “visita de cortesía” a “personalidades” de la Ciudad, léase a las fuerzas “muy pero muy vivas” en connivencia con los cofrades de la Alcaldía. Duddy es el representante máximo del imperio en Venezuela. Sabemos que estos embajadores realizan funciones tanto abiertas como encubiertas, vinculadas al Departamento de Estado, la CIA y, desde hace poco, al Plan Colombia, orientado a destruir el Proceso Revolucionario Venezolano, cueste lo que cueste. Es el visitante de la muerte, del caos, de la destrucción. Ante su inminente visita el Gobernador Marcos Díaz Orellana, congregó para esa fecha al pueblo merideño en la plaza Bolívar y se reafirmó nuestra decisión de ser anti-imperialistas, soberanos y demócratas, en Estado de Derecho, y libres. Nos declaramos socialistas del Siglo XXI, guiados por el comandante Hugo Chávez y el Proyecto Nacional Simón Bolívar. Eso molestó a los anfitriones del indeseable.
¿Contra quién o qué se manifestó ese día? No fue contra un demócrata, un defensor de la justicia, de la libertad, de la dignidad de los pueblos. Vino el representante de todo un historial de agresiones y asesinatos en masa, de pueblos enteros. De los que persiguen la destrucción de la especie humana. ¡Cuánta sangre en sus manos! Sólo en Irak llevan más de millón y medio de asesinatos. Destruyeron un tesoro cultural invalorable, su Biblioteca y sus museos. Asesinan pueblos enteros en acción etnocida sólo para su control, para apoderarse de sus recursos naturales. Para instalar sus empresas “reconstructoras”. Asesinan para el beneficio de un pequeño grupo de ladrones. En Honduras la CIA violenta la decisión democrática de un pueblo para instalar allá una dictadura. Aún contra la voluntad del mundo, se mantiene el bloqueo a Cuba. Y por si fuera poco, montaron 7 bases militares en Colombia, con la aprobación lacayuna de su narco-estado y el beneplácito de los gobernadores de Táchira y Zulia, para el control y ataque a los pueblos latinoamericanos y del Caribe que luchen por su liberación.
Y ante tamaña acción de destrucción cultural, etnocida, a sus malinchéricos anfitriones de Mérida, curiosamente, sólo se les ocurre atacar al Gobernador por la Protesta del 26 de octubre. No les avergüenza el negro historial de EUA. A lo que representa como amenaza y agresión futura para Venezuela. Y hasta se refieren a la cultura cívica. Aún se recuerda la agresión cobarde “cívica” contra el caricaturista Leo, por un grupo de jóvenes, para entonces, encabezados por Caldera, en demostración de su “pluralidad y amplitud”. Aún resuena la violación de la Autonomía Universitaria en los años 69 y 70, también realizada por Caldera. Permanece en el ambiente los asesinatos de numerosos estudiantes de la ULA, como Carlos Bello, Magdiel Páez, Domingo Salazar, entre otros. O a la discapacidad ocasionada por los cuerpos represivos a Lenín Molina. No protestan por el explosivo aumento de asesinatos por sicarios en Zulia y Táchira.
Hoy el Proceso Revolucionario reafirma los valores tradicionales merideños, plantea un vuelco radical a la concepción cultural que se traía. Nos referimos a hechos concretos, a realizaciones: Diagnóstico de la situación cultural en el Estado. Se recuperó la retreta. Se integró el sector con discapacidad a programas culturales en los centros de Fundecem. La Asociación de Cronistas del Estado va a un convenio para la publicación de: El Libro de Mérida, El libro del Municipio, la reimpresión de clásicos merideños. Se está organizando el Centro de Documentación de Fundecem. Los entes musicales van a las comunidades. Se estableció un programa para la detección, diagnóstico, restauración y protección de importantes edificaciones del Estado. Se diseñó un programa de reconocimiento y homenajes a los valores merideños, se inició con Luis Alfonso Martos. Se impulsan o estimulan las artesanías. En nuestros museos se realizan exposiciones abiertas. Se concretó el Festival de la Danza, del Teatro. Viene el de los aguinaldos y villancicos. Fuimos co-partícipes en la “Feria Internacional del Libro” y del “Encuentro de Sonidos y vivencias de un pueblo”. Hay programas previstos para el sector penitenciario. Talleres de distintos tipos para nuestras comunidades. Trabajo conjunto con los Consejos Comunales. Impulsamos en el Estado la discusión de la Ley Orgánica de Cultura. La defensa del patrimonio cultural tangible e intangible tiene sus programas en ejecución dirigidos a la recuperación del guitarro y del bandolín, a eliminar la amenaza que pende sobre el tejido de lana de ovejo, del sombrero “chacantero”, de la cerámica, de los loceros, de los relatos de tradición oral, de los míticos. No volverá la celebración del Halloween a los espacios culturales nuestros. Frente a aquella se reafirma el valor de la Canción Bolivariana, cada 31 de octubre, con un homenaje a su intérprete máximo, Alí Primera. Ello por cuanto nuestra concepción cultural tiene un sustrato ideológico, socialista.
Todo en eje con las líneas del Proceso Revolucionario que se sustentan en las necesidades culturales de las comunidades, pues como lo afirma Lucía Carrillo, “Revolución somos todos y todos somos cultura”. El hombre es tierra que anda. A los lacayos y sirvientes del imperio les decimos que la dignidad de un pueblo no consiste en arrodillarse ante su embajador, no es la de contemplar al enemigo pavoneándose y engañando pueblos para aplicar estrategias de dominación en nuestro propio territorio. Ni ser sus cómplices. Ello no forma parte de “la cultura cívica y la diplomacia moderna”. La dignidad no consiste en ver cómo se instalan bases militares gringas en Colombia para agresiones futuras, y lo peor, no hacer nada, quedarnos callados. Menos, en observar cómo intervienen a los pueblos hermanos en democracia y trastocan ésta en dictadura. La dignidad hoy es ser anti-imperialista, soberano y solidario con los pueblos. No rebajarse para besarle los pies al criminal yanqui. Bien lo dijo Bolívar, “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar de miserias nuestra América en nombre de la Libertad.” Contra ese enemigo, sus representantes y lacayos, es que manifestamos el 26 de octubre pasado.