En cualquier proceso electoral es necesario efectuar un control y evaluación de pérdidas. Hemos concluido el 14-A la elección de Presidente de la República, luego de la dolorosa pérdida del Comandante Hugo Chávez, desenlace fatal que puso a prueba la certera redacción de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, para garantizar la transición presidencial.
Dentro del lapso previsto, ha resultado electo Nicolás Maduro Moros, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, con una diferencia indiscutible de 286.000 votos, que aunque puede reducirse con el aporte de los votos venezolanos en el exterior, es irreversible su triunfo sobre Henrique Capriles.
Ha sido la prueba más difícil e importante a que ha sido sometido el pueblo venezolano en 18 elecciones, quizás la definitiva en función de la opción socialismo-capitalismo. Lo ajustado de los resultados indica el peso de la racionalidad con que actuó el venezolano, pero no se puede pretender unanimidad para echar adelante la opción del socialismo.
El resultado del 14-A, combinado con el tránsito a la inmortalidad del Presidente Chávez, consagra el nacimiento de la patria socialista. Las pérdidas han sido más dolorosas que reales. Sin embargo constituyen el combustible que alienta el mensaje triunfalista de la oposición ante la sorpresa y estupor de la inmensa mayoría de los militantes revolucionarios, que vieron bajar en apenas tres horas un diferencial cómodo del 10%, reconocido por tirios y troyanos, a un pequeño pero decisivo 1,5%.
La oposición tendrá que aceptar los resultados pero ojalá que lo haga en las próximas horas y días, saliéndose del camino insurreccional que les orientó este sujeto que pasó de candidato a delincuente, por instigar alzamientos civiles y militares, en abierta combinación con los Estados Unidos (que a esta hora, hoy, 16 de octubre no ha reconocido el triunfo de Nicolás Maduro). Llama la atención el pronunciamiento ambiguo de la cancillería del Reino de España.
Un importante grupo de venezolanos, reflejado por el CNE en 631.783 votantes, que hasta el mes de octubre manifestaron su adhesión y apoyo al presidente Chávez se sumaron al caudal del candidato Capriles, pues sus numeritos crecieron en la misma proporción en que bajaron los del chavismo.
¿Quién los desorientó; cuál hecho les sembró la duda de acatar la orden emitida por el Comandante el pasado 8 de diciembre? ¿Dónde están?, ¿Qué hacer hacia ellos? ¿Cómo hacerlo?
La mayor parte de ellos vive en los estados Anzoátegui, Bolívar, Lara, Mérida, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. Con excepción de Lara y Miranda, el chavismo detenta las 21 gobernaciones restantes. En cada uno de ellos hay realidades específicas sobre las cuales deben actuar nuestros gobernadores; nuestros alcaldes y nuestros consejos comunales y comunas.
Trato especial hacia los estados Lara y Miranda.
El CNE no puede admitir la reincorporación de Capriles a la Gobernación de Miranda. Allí tiene que efectuarse una elección de gobernador; en esto no debemos ser débiles, a tenor del texto constitucional que le obliga a renunciar a esa gobernación antes de que concurriera el acto del 14-A.
En Lara, la distancia entre ellos y nosotros no es grande, 40.000 votos, de los cuales la mitad manifestó en octubre su preferencia por Chávez.
Conclusiones preliminares:
Debemos realizar un debate sobre los resultados que han aproximado peligrosamente a la oposición al colocar la decisión final entre la opción socialismo o capitalismo; izquierda o derecha, en ese 20% del electorado que se abstuvo de participar y votar.
La figura inmortal de Chávez se ha fortalecido internacionalmente, sobre todo en pro de los movimientos populares de izquierda en América Latina y el Caribe. El camino electoral, pacífico y de la participación constituyen el nuevo paradigma del socialismo del siglo 21, ahora en pleno desarrollo y demostrado con absoluta claridad y contundencia el 14-A.
El PSUV debe superar la condición de maquinaria electoral y orientarse hacia la gestión pública de los consejos comunales. Estos organismos son la base de la institucionalidad democrática y participativa del pueblo.
TODO EL PODER PARA ELLOS. BASTA DE INTERMEDIARIOS BUROCRATAS Y CORRUPTOS.
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