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El 6D: ¡Entre el miedo, el terror, y la guerra sucia!

"La mejor arma política es el terror. La crueldad impone respeto; los hombres podrán odiarnos pero no queremos su cariño, sólo queremos su miedo". Heinrich Himmler…

Hay, de todo en estas elecciones parlamentarias, sobre todo dos aspectos que llaman la atención por la incivilidad que implican, con la campaña de terror y miedo, aunado a la guerra sucia, en este proceso proselitista que se desarrolla con motivo de las próximas elecciones de diputados a la AN el 6D. Lo que decepciona a muchas personas consultadas por este cronista, es la inexistente propuesta en desconocer que hay una inflación de 3 dígitos, escasez crónica, especulación, acaparamiento, corrupción militarista politiquera, y el burocratismo obsceno y ramplón etc. No existe un pacto por una transparencia entre las fuerzas políticas en disputa que expliquen cómo vamos a salir de este atolladero socioeconómico, como para que al menos sean beatificados, presenciamos en vallas, y pendones algunos de los candidatos que intervienen en la rebatiña por una curul con la mueca de las falsas sonrisas. Ofenden como si en Venezuela no existieran normas jurídicas que regularan las conductas de los ciudadanos y funcionarios públicos. Ofenden sin escrúpulos algunos. El suscrito ha sido víctima de estos esbirros de la política, que intentan hacernos creer que son los sumos pontífices de la decencia. Los impolutos revolucionarios, los adalides de las más prístinas campañas contra la corrupción administrativa, intentan revivir las viejas estrategias de sembrar el terror, y el miedo en el ciudadano que sufre en las aberrantes colas por la miseria del voto.

En Venezuela, hay un gran pacto al que adherimos todos los ciudadanos el 15 de diciembre de 1999: Como lo es el Ordenamiento Político Jurídico (CRBV) que regula el accionar del Estado, las obligaciones de los ciudadanos, y las relaciones interpersonales. Ningún candidato o funcionario público puede impunemente calumniar y difamar a cualquier ciudadano, y menos cuando de la ofensa se busca un beneficio electorero. Señalar de ladrón al contrario para ganar unas elecciones, no es legal, y produce el rechazo de la ciudadanía, aquí no se necesitan pactos que regulen la materia, pues la Ley lo prohíbe. Tratar de engañar a la gente, y querer hacer trampa en las elecciones, son conductas punibles que además, señalan la baja calaña de quienes en eso incurren. Cómo puede alguien proponer una sociedad socialista, cuando unos malandros le caen a plomo limpio a una concentración política dejando muertos y heridos, utilizando la violencia para tratar de vencer al contrincante con señalamientos injuriosos, con propaganda negra, y con argumentos calumniosos de poca monta.

El otro aspecto que me llamó la atención y me dejó estupefacto, y que debería ser revisado por la Fouché (pero alejada de la inteligencia de este cínico de la traición) del CNE es la denuncia de Nicmer Evans de la trampa/compra de los candidatos, y de la tarjeta del partido JOVEN en Guayana, y anexados sin ningún tipo de ética al PSUV, ordenes inconsultas girados desde cuál de los poderes del estado. Aquí no se trata de imponer nombres de futuros salvadores de la patria, sino de darle al pueblo unos legisladores, para que controlen a los administradores públicos, es lo que quiere, y se merece el pueblo venezolano hambreado, y empobrecido por la politiquería improductiva. Como van las cosas, no está lejos el día en que se revierta esta cadena de errores y fracasos. ¿Por qué no llegar a un consenso entre todas las vertientes de los partidos en disputa, para ver como reflotamos la economía, y le damos calidad de vida al pueblo venezolano?

Utilizando un procedimiento limpio e incluyente, Así se evitaría el desgaste de dirigentes y personas de talento, que por sus grandes valores podrían prestar grandes servicios a la patria de Bolívar. Se tiene que llegar a un punto donde se construyan soluciones, con la buena voluntad de todos.

Aquí se violan flagrantemente las normas que amparan derechos de las personas, y la existencia del Estado, cuando se utilizan mecanismos de inaplicación. Si todas las amenazas, de la nomenklatura deciden por amenazar con sanciones estúpidas al que este descontento, utilizando la inveterada arrogancia, al no dejar en libertad a la militancia para que asuma su propia decisión al momento de votar. El hecho de ser revolucionario no quita la capacidad de razonar. Por otro lado, no puede seguir siendo sacrificado un pueblo en inmensas colas personales para comprar 4 rollos de papel sanitario.

Percasita11@yahoo.es



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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