Con el posicionamiento de esta etiqueta, la base social opositora expresó su descontento por lo que han considerado “un engaño” de su dirigencia.
Esto podría resumir el saldo del llamado a “tomar caracas”, el cual levantó la expectativa de sectores de la derecha ganados con una salida rápida, los mismos pudieron romper la inercia de los problemas cotidianos en los que se encontraban atrapados, se entusiasmaron, convocaron y movilizaron, la MUD tendría su primera marcha nacional después de mucho tiempo, pero al llegar a la acción del 1ro de septiembre, fueron sorprendidos con que esa marcha, que supone un gasto de energías y de recursos, no tenía otro objetivo que pedir nuevamente y desde lejos la fecha para la recolección del 20% de las firmas y a tocar cacerolas para presionarlo.
En síntesis, la concentración de la derecha no tomó Caracas, tan solo pudo concentrarse en el este de la capital, no llegó al CNE, tampoco tumbó a Maduro, por el contrario se apegó a las condiciones de lucha que impuso el gobierno nacional, por lo que, frente a los objetivos dibujados en la subjetividad de sus marchistas, los mismos no fueron logrados y por el contrario propician brechas de desconfianza, lo que visibiliza un primer síntoma de agotamiento de su ofensiva.
Habíamos alertado en documentos anteriores, que si la iniciativa de una fuerza política no estaba orientada por un ciclo de ofensivas que logren movilizar, organizar las expectativas y obtener triunfos considerables, la misma drenaría las energías de su base social y tendería a agotarse.
El 1 de septiembre demostró que el chavismo si pudo movilizarse en convocatoria de menos de 48 horas, llenó la avenida Bolívar para defender la democracia, frustró el golpe y el asedio al CNE, y obligó a la derecha a dosificar su llamado insurreccional, esto moraliza a la base activa y militante del chavismo, estrecha la confianza con su dirigencia, lo que podrían ser los primeros síntomas de una contraofensiva.
Pero sin llamarnos a engaños, una contraofensiva del chavismo tiene que lidiar con la adversidad de la crisis y la guerra económica que sigue azotando al pueblo trabajador, mermando su voluntad, el golpe parlamentario ocurrido en Brasil es otro golpe importante y configura un plano de asedio y bloqueo por las 4 fronteras, también está cerca la fecha de la recolección del 20% de las firmas por parte de la MUD, que de darse, abriría las compuertas para un período de intensificación de la presión política, social e internacional; la situación luce difícil, por lo que un contraataque, no debe hacerse esperar: ni el llamado al cese de la inmunidad parlamentaria a los diputados de la MUD, ni el enfrentamiento directo a sus dirigentes derrotará la oportunidad de la derecha, sólo una ofensiva contra el desabastecimiento, un reordenamiento de las fuerzas y dinámicas productivas que incorpore al protagonismo a las grandes masas de trabajadores y excluidos puede cerrarle el paso a la MUD.
¿Será capaz el gobierno de Maduro de abrir las puertas a más protagonismo al Poder Popular para dar un gran zarpazo a la situación económica actual? Comuna o Nada como mi vida Nicolás, retumba en la memoria colectiva, porque un golpe de derecha solo puede ser derrotado por un golpe de Timón. Las horas corren, el tiempo se agota.
