Amado niño Jesús, no sabes cuanto he esperado este momento para pedirte a brazo abierto, lo que jamás te había solicitado durante algún mes de diciembre en la sucesión del haber de mis años vividos, por ser poco creyente y devoto de tu iglesia católica-romana y en general la de Baltazar Porras, obispos, cardenal y pandilla de curas idólatras, que por ellos, hasta decir amén se me ha olvidado, pero este no es el caso por el cual te envío con fervor patrio esta esperanzada misiva, no, el propósito es otro, el que me cuesta ordenar entre las exigencias del momento y las del próximo año, el que está a la vuelta de la esquina del 2008, las cuales, entran y encajan en el hermoso proceso político que vive mi país con la posible enmienda política de reelección del artículo 230 de nuestra constitución, para dejar a un lado la pretensión de que los escuálidos pitiyanquis vuelvan al poder ni en sueños, alternativa que debe de ser de tu agrado como guía-bienhechor de las cosas buenas que se desarrollan a diario en el planeta tierra, donde eres líder indiscutible con tu serie de cuentas de pecadillos, pero eso es cuestión de confesión de tus superiores jerárquicos de la providencia para enmendar errores
Adorado niño Jesús, lo que te escriba de ahora en adelante, júrame por tu padre y por tu honor, que queda entre los dos como un secreto, mira que no me es fácil desprenderme de mis sentimientos y que conste que no te exigiré por salud, ni dinero, ni fama, ni amores, ni viajes, nada de eso, mucho menos, juguetes y regalos, no, no. Lo mío es otra vaina bien fácil de satisfacer para que no arrugues ni te incomodes de tanta solicitud de complacencia en este mes de diciembre que te debe tener cabeza abajo, porque sé que a todas no las puedes cumplir, aunque voluntad tengas, y te comprendo –vaya lío en que estás metido chamo- pero en todo caso ése es tu problema que a lo mejor no es problema, sino un simple requiebro para atraer corazones a tu bendita misericordia.
Además de lo anterior, te hago notar con toda responsabilidad de causa-efecto que soy duro de apologías y el egoísmo que practico es dulzón que no enmaraña mi persona, ni la de los demás, es decir, lo que sale de la boca para fuera es para no embasurarme de tanta bazofia suelta en el ambiente que no corroa mis neuronas de carga negativa. Creo que me estoy acercando lentamente a mi solícita inquietud y espero no te distraigas, ni te arreches de este sermón desabrido tipo cuarta republicana, ya casi me vacío y poco a poco me estoy acercando, aunque sigo nadando.
Lo otro sería, dejarlo hasta aquí y no desembuchar nada y darte solamente las gracias por tu amable atención, aceptando de antemano que no vas a poner interés en solucionar lo que para mí es existencial mas no singular, pero que puede enderezar entuertos para la convivencia entre personas de nuestro “medio” que han quedado sofocadas por la osadía del presidente Chávez de incluir en su agenda decembrina, una enmienda a la Carta Magna de nuestra nación que de aprobarse mediante referéndum, le dé la legitimidad de ser candidato para un nuevo período en el poder y, motivo por el cual, se retuercen de rabia sus enemigos estupefactos, buscando una razón poco lógica que les apacigüe los nervios de calarse al Comandante hasta el año 2019, por lo que se han dedicado a especular como vulgares detractores, con la psicología del miedo y la sinfónica de la ridiculez para captar y sumar indecisos.
Dadas las circunstancias y por intrínseco amor al prójimo, te ruego de todo corazón sin lágrimas de cocodrilo, que le regales unas felices pascuas con su respectiva maraquita y pito a la jauría de escuálidos de Venezuela y que disfruten de las exquisiteces sin odio étnico, sin rencor, ni golpes, ni traiciones, inyéctales la hombría moral de aceptar todas las derrotas que del 2009 en adelante debemos propinarles para que se olviden por completo del poder, y que, brinden con la copa de la lealtad por Venezuela, por la paz del espíritu navideño, y en particular, beneficies al rabioso Alberto Federico Ravell con la libertad de tragarse todas las hallacas que quiera pero sin palo ni garrote ni noticias falsas. ¡Coño Niño! No me falles.