Estimada profesora María Juan, le escribe Kelly Pottella, la malandra
de Catia, autora del artículo “Colombia sufre del complejo de la
princesa prostituta”, quiero que sepa que en principio sentí temor de
escribir porque resulta que en mis primeros años de vida que no son
muchos, me habían enseñado que nosotros los que estábamos excluidos no
teníamos derecho a pensar, reflexionar y mucho menos escribir, esa
capacidad era un don para los privilegiados como usted.
Esos que tienen acceso a las modernas tecnologías, esos que tienen más
que la revista de remate de caballos de cabecera de la cama, esos que
si se enferman, duran más en el trayecto a la clínica que en el tiempo
en ser atendidos.
Esos que pueden ir a una buena universidad, comer bien, tener dinero no
para sacar unas copias, sino para llevarse los libros completos, esos
que en lugar de llegar en autobús a la universidad llegan en carro con
chofer, esos que cambian de carrera como de pantalones porque eso, no
era lo que querían.
Ese no era mi caso, como seguro lo fue el de usted, resulta que este
gobierno que usted afirma que tiene a Venezuela andrajosa y chuleada,
me dio algo muy importante, que en sus parámetros de bienestar, seguro
será insignificante, por qué no se puede medir términos cuantitativos.
No le puedo decir que ahora tengo dos casas, ni siquiera una, dos
carros, bueno uno si, y una cuenta bancaria con varias cifras en el
banco, “No”, eso no me lo ha dado Chávez, porque todavía sigo viviendo
con mi familia en una lugar muy humilde en Catia, un lugar hermoso
donde todos somos muy ricos, “tenemos conciencia”. De eso, sí tiene
culpa este gobierno.
Para mayor arrechera de muchos como usted, tenemos un gran afiche de Chávez en la entrada del callejón, que cosas no.
Pero no solamente eso, además, tenemos PDVAL, tenemos CDI, tenemos
escuelas bolivarianas, tenemos presencia de varias misiones del
gobierno nacional, tenemos hasta formas de organización propia.
El consejo comunal ciertamente no funciono, pero al menos nos dejo el
gustico por la organización y ahora cada vecino saca de su bolsillo
para arreglar los espacios en común porque los sentimos nuestros.
Puede tener la seguridad que nadie se atreve a robarse ni un bolívar,
porque eso de la contraloría social es algo que llevamos en lo profundo
de la razón, somos nobles pero no pendejos.
Cada uno de nosotros y nosotros sabemos que desde nuestro espacio es
mucho lo que podemos aportar, porque ahora tenemos una riqueza
invalorable, sabemos que papel nos toca en este momento histórico,
tenemos conciencia de ellos. Sabemos que todos, absolutamente todo,
tenemos poderes creadores y eso es algo concreto que se evidencia en
acciones orientadas al bienestar común.
Ahora bien, me detendré en la petición encarecida que me hizo, para
aclararle que en otro momento hubiera sido borrega obediente de sus
sugerencias, porque al fin y al cabo, usted es la universitaria, la que
sabe.
Pero, resulta que ahora además de ser malandra catience, heredera de la
valentía del cacique Catia, gran estratega, piache y sabio indígena,
que murió enfrentando a las tropas de Diego de Losada, tengo la
suficiente conciencia para meterle una mano, como dicen en mi barrio,
sin necesidad de las manos, eso quiere decir, un coñazo intelectual.
Si la tuviera en frente, no me temblaría la lengua para decirle unas
cuantas vainas como las que le escribo y también aprovecharía para
mandarla a lavarse eso que usted se imagina, que no lo escribo por
respeto a su condición de mujer, igual que la mía.
Este gobierno revolucionario, antiimperialista y socialista de
Venezuela, nos enseño a respetar a las mujeres, a tratarlas con
delicadeza, a no caerles a palos y a darnos cuenta que también tenemos
derechos y como revolucionaria hago práctica diaria de esa tarea.
Quiero también que sepa que los incultos hablamos con el alma, desde lo
más profundo de nuestros sentimientos, así le suene demasiado cursi y
hasta ridículo, así parezcamos “demasiado limitados para su gusto” como
le dijo al profesor Mora.
Fijese, el caso Colombiano es doloroso, y nosotros los venezolanos lo
lamentamos, nos duele profundamente porque “también somos colombianos”
como lo dije en el artículo anterior.
En lo personal agradezco enormemente los comentarios que recibí por mi
artículo, nunca imagine que causaría tal revuelo, aunque su opinión,
con toda la franquea no me pareció buena.
Usted me propuso hablar del gobierno y eso es lo que intento hacer,
pero jamás lo haría en los términos de su atrevida idea, considerando
que no me agrada mentir y usted me propuso que lo hiciera.
Debería revisarse, hacerse un examen de conciencia profundo, eso de que
Venezuela está andrajosa y chuleada por este gobierno no es lo que
hemos vivido en estos diez años en revolución.
Diez años de revolución, en un proceso de trasformación social,
económica, cultural política y en las relaciones humanas, que nos ha
permitido a todos y todas ganar espacios a un proceso de trasformación
superior, con conciencia, conciencia de los que fuimos, somos y
queremos ser.
Volviendo al tema de Colombia, motivo por el cual usted me critico tan
duramente, déjeme decirle que lejos de lo que usted pueda creer,
nosotros los venezolanos jamás nos alegramos de los males del vecino,
no somos así
Usted cree saber tanto de Colombia, que intuyo que no sabe nada, pero
en todo caso lo triste no es eso, porque al fin y al cabo, Colombia es
un placer para descubrir, para intuir, para sentir, claro ese placer
difícilmente lo lleguen a sentir los y las frustradas como usted.
Pienso que usted sufre de un mal difícil de curar que es el odio, eso
la hace una persona irremediablemente egoísta, absurda y por supuesto
mala. Una mujer superficial, cosa lamentable.
Estoy segura que no leíste mi artículo de opinión, que no pretendió ser
en ningún momento un trabajo elaborado, simplemente unas líneas que una
chica cualquiera que se atrevió a escribir porque resulta que este
gobierno me dijo que tengo capacidad creativa como todos los seres
humanos y lo mar arrecho es que me lo creí.
Todos somos creadores y eso es algo que hemos aprendido los que siempre
estuvimos excluidos de toda posibilidad de participación en la vida de
la nación.
Lamento que usted tenga tantas limitaciones, en todo caso las misiones
educativas de este gobierno tirano, están a disposición de todo el
mundo sin exclusión.
En vista de que usted de jacta de afirmar que mis palabras son
zoquetadas, me gustaría saber que aporte ha hecho usted desde su
espacio para tratar de cambiar las cosas. Dígame, porque yo llevo años trabajando con comunidades que tienen hoy
una vida digna gracias a este proceso revolucionario que se está
viviendo en Venezuela. No se quién carajo es usted y que bien le ha hecho a la humanidad, que investigación ha aportado que llegue a manos de la gente. Dónde está el avance de esa investigación que me recomienda hacer:
"Venezuela, andrajosa y chuleada” a ver cuál es su grado de razón.
Usted dice que yo no investigo y en eso le doy toda la razón, no
investigo como usted, solo en libros, investigo viviendo, sintiendo,
interactuando con la gente, amando con ellos, sufriendo sus penas,
alegrándome de sus victorias que son mis victorias y asumiendo las
derrotas como experiencias para alcanzar el triunfo en las batallas.
A pesar del acercamiento muy grato que tengo hacia el libro y la
lectura, lo comparto con los momentos que vivo en y con las comunidades.
Al ir de pesca con los Cuivas de Barranco Yopal y Karabali en Apure, al
preparar pira con pescado en coco con los Chaimas del Estado Sucre, al
acompañar a los Púme durante el Tonhe, al acompañar a los Kariña en el
Akatompo, al pedirle a la madre tierra permiso para sacar las frutas
del árbol como hacen los Eñepa, al compartir hasta el último pedacito
de casabe con los Pemón, al sentir la magia de San Benito al sur del
lago de Maracaibo, al demostrar la fuerza del ser mujer durante la
yonna.
Yo no investigo, yo vivo, yo me voy a sitios de frontera, duermo con
las comunidades, me monto en mi chirrinchera y me voy pa Colombia, para
Uribia, me tripeo mi elección de la majayura, me tomo mi chirrinchi,
amanezco hasta el día siguiente bailando la yonna con mis hermanos
wayyu de la wajira colombiana y me saboreo a la mañana siguiente unas
arepitas hechas con la harina de mercal que se pasan mis panas los
wayuu a Colombia porque resulta que del otro lado el gobierno de Uribe
los tiene pasando hambre pareja. De manera que no investigo en libros,
vivo con la gente.
En este sentido, la invito a que haga lo mismo, pero le hago una
advertencia, no se atreva a ir a sacar información para convertirla en
una mercancía, un Betseller, hacerse rica y no dejar nada al colectivo.
De hacerlo le juro que la voy a plagiar, voy a aprovechar su supuesto esfuerzo y la voy a desenmascarar en honor a la verdad.
La invito a conocer el sentir de nuestros pueblos, en un acercamiento
respetuoso, para que no reduzca todo a decir que Chávez, el tirano
tiene la culpa. Tiene la culpa de las mentiras que ha inventado la
canalla mediática.
La invito a que invite a sus amigos de ese grupo de universitarios de
Yahoo, a que hablen del tirano Chávez, pero eso sí, que digan la verdad.
Me ofrezco a pasearlos por cada rincón de Venezuela y hasta a
presentarles a algunos ancianos sabios, para que conozcan el antes, lo
que ocurría cuando las elites estaban en el poder y lo contraste con
esta realidad evidente y palpable de ahora.
Sería interesante que conocieran el sentir del pueblo venezolano y
colombiano, su nobleza, sus esperanzas, hasta la opinión de los
malandros como yo que ahora hasta estamos leyendo a Metzaro y releyendo
a Marx.
Nosotros pretendemos ir más allá del capital. Esa fue una tarea que nos
dejo nuestro comandante, Hugo Chávez Frías, porque todos tomos
marxistas revolucionarios como me dijo Chávez durante la feria del
libro.
Imagínate tú, una malandra de Catia hablándole de Marx a nuestro jefe mayor, eso, eso solo pasa aquí en Venezuela.
Pd: Disculpa los errores ortográficos, resulta que me queda poco tiempo y me tengo que ir buscar a unos panas jivis, que acaban de llegar de Amazonas y se van a pasar unos días aquí en mi casa y me traen mañoco, catara y mucho afecto.