Una difícil batalla política se libró durante los primeros meses
del año 2011. Hemos ganado en silencio. Y es muy probable que los
sectores más politizados e informados de América Latina ni siquiera
hayan tomado nota del combate mismo y su trascndental resultado.
Nosotros, los vencedores no nos ocupamos de mostrar nuestra victoria.
Empeñados en choques múltiples, en escenarios muy diversos, nuestro
gobierno bolivariano ha cometido el error, autocríticamente tenemos que
reconocerlo, todo el fracaso de las embestidas que el Departamento de
Estado y la oposición interna, imaginada por éstos como mazazo final a
la Revolución Bolivariana.
Una campaña de alcance mundial intentó mostrar a Hugo Chávez como
el gran derrotado en las elecciones legislativas para elegir la nueva
Asamblea Nacional, el 26 de septiembre de 2010. Con mayoría de 98 contra
65 diputados, con enérgicas respuestas radicales, nuestro Gobierno
reafirmó su hegemonía númerica y su iniciativa política. Apabullada,
dividida y desconcertada, la derecha venezolana sólo se unió para
proponer como vicepresdente de la AN a un delincuente preso por
asesinato. Fracasó el plan de la OEA para aplicar a Venezuela la
"cláusula" democrática", e Insulza se desdijo.
Muy lejos de debilitar o desdibujar el accionar oficial, el retorno
de la derecha al parlamento parece haber obrado como acicate para
sacudir al PSUV y ponerlo en una nueva fase de su existencia.Se le ha
visto actuar con objetivos un poco más claros, tan radicales como
reclamaba la dramática coyuntura de los inundados del año pasado y la
acumulación de defienciencias y deformaciones reclamaba, con suficiente
organicidad, y tal vez lo más importante, en una campaña no electoral,
inserto en la franja más afectada del pueblo. Como una cosa no puede ir
separada de la otra, respaldado y prolongado en su accionar por el PSUV,
el Gobierno acometió la impostergable tarea de ordenar y eficientizar
el trabajo productivo en los sectores productivos recuperados o
expropiados de la industria o el campo. Acaso por primera vez se pudo
ver un ensamble armónico y eficiente entre el aparato del Estado, el
Gobierno y el Partido, todo en concierto con las
masas involucradas en cada caso. Chávez usó, usa y usará la Ley
Habilitante, entre tantos ejemplos similares, para condonar la deuda a
productores agropecuarios afectados por la inundación del año pasado, y
no dudamos que dictará los instrumentos jurídicos necesarios para
atender las necesidades más urgentes y sentidas de nuestro pueblo, y que
le permitan el ejercicio pleno y efectivo del poder.Y el impacto de
tales medidas sobre el ánimo y la conciencia la sociedad ya es
perceptible en el clima político venezolano.
Lo que la derecha antichavista haga o intente hacer para violentar
el curso de los acontecimientos o para convencer a su gente de que la
historia se acabó y que ellos llegaron al poder no pasará de un
aspaviento, una maroma de la cual en unos pocos meses ya nadie se
acordará. Derrotada la facción de los que quieren volver al pasado
nuevamente tiene pertinencia y carácter urgente el trazado de las líneas
tácticas y estratégicas para estos próximos dos años. Dejar de
regodearse en las intrigas de los resultados y las actitudes del
enemigo, y volcarse a pensar en el futuro próximo.
Muchas aristas quedarán para el análisis sereno, responsable e
incluso humilde, y ese será una misión de la dirigencia y las bases
conscientes del tiempo histórico. Hay quien se exalta o deprime con
victorias o derrotas (o con victorias parciales) y mientras se hunde en
sensaciones del momento tiende a olvidar lo que hay, y que eso que hay
es preciso movilizarlo: 5 millones y medio de revolucionarios y
revolucionarias, o si mejor lo prefieren, de chavistas le hemos pasado,
les pasamos y le seguiremos pasando por encima a la campaña bestial y
multimillonaria que perpetra la derecha para convencernos de que este
país se acabó y su gente desaparecerá violentamente. Veinticuatro horas
al día y todos los días de los meses nos bombardean con el mensaje de la
destrucción y la necesidad de entregarle el poder urgentemente a unos
espatapájaros de derecha, y el pueblo chavista se mantuvo, se mantiene y
se mantendrá incólume de este lado. Ese es
nuestro capital político: Esos cinco millones y medio de chavistas nos
encargaremos de buscar los votos en el año 2012 para duplicar su número,
pero sobre todas las cosas nos encargaremos de otra tarea: PROFUNDIZAR LA REVOLUCIÓN. y esto es algo que amerita mucho más que el simple acto de participar en elecciones y ganarlas.
Y otro mensaje quiero dejar aquí en estas líneas: los traidores y
traidoras no tienen cabida en este país. Ni siquiera del lado de la
suciedad y el atraso ( la derecha) hay interés en respaldar esperpentos
como el PPT ( por cierto más fraccionado que nunca, Paz a sus restos) y
Podemos ( O PEDIMOS). Los traidores y traidoras sólo tienen un lugar: El
Basurero de la Historia. Allí bajaron ex-chavistas y allí se quedarán, a
pesar del apoyo económico del que gozan (porque se lo están gozando)
los Henri Falcón y los Ismael García y pare usted de contar. Hasta los
adecos sacarán más votos que ellos, esa es la muerte política que se
merecían.
Patria Socialista o Muerte!!!
Estamos Venciendo!!!