Aclaratoria a mi amigo; por ahora, lo mío es Chávez.
Prendo mi máquina para escribir sobre la posición de la “Asociación de Militares Portugueses”, en la cual, como en los tiempos de la “Revolución de los claveles rojos” y el liderazgo de Otelo Saraiva, se pronuncian a favor del movimiento popular, aclaran que las fuerzas armadas no están para reprimir al pueblo y hasta se manifiestan contra el paquete neoliberal que en aquel país se está imponiendo.
Pero como se desprende del título, debí cambiar de asunto, porque me encontré un artículo de un entrañable amigo y colega, a quien suelo mandarle algunos de los míos antes de hacerlos públicos, para recoger su opinión, como en efecto lo hice con el titulado “No hablemos de gobernador para Anzoátegui. ¡Primero Chávez, carajo!, el cual apareció, entre otros medios en aporrea.org, el 4 de septiembre próximo pasado.
El trabajo de mi amigo me dejó sorprendido, porque según lo expresó, entendió que apoyo la candidatura de Miguel Pérez Abad. Me sorprende, porque si algo quise dejar claro es que ahora no apoyo a nadie para la gobernación. El título mismo de mi trabajo, al cual hace referencia, lo deja bien claro. Dije de manera enfática ¡Primero Chávez, carajo! Aparte de advertir que esa candidatura, la de Pérez Abad u otra, por ahora no estaban en mis planes. (Leer “No hablemos de gobernador de Anzoátegui ¡Primero Chávez, carajo!” también en deeligiodamas.blogspot.com)
Pero una cosa son los individuos, las candidaturas y otras las ideas.
Pero, ¿en qué estoy de acuerdo?” Me gustaría que mi generoso y talentoso amigo, por quien siento un inmenso respeto y aprecio, medite sobre lo siguiente:
Pérez Abad, el nombre no importa, podría ser otra persona, porque lo malo es la personalización, parece eso le resta validez al planteamiento, dijo ante una pregunta reporteril, palabras más o menos, quien quiera la exactitud revise mi trabajo, que Chávez no tiene ninguna deuda con nosotros. Piensa que somos quienes estamos en deuda con él, porque:
“Nos ha faltado coherencia política, la fuerza para ponernos de acuerdo y llevar a Caracas los proyectos más importantes para el desarrollo de la entidad.”
Fue a esa idea a la cual me referí, compartí y comparto; aunque no sé que entiende Pèrez Abad por desarrollo, ni si su concepto coincide con el mío. Dije, como en el pasado, antes que èl, tengo pruebas escritas, en la época de adecos y copeyanos, no había en oriente una clase dominante con prestancia, suficiente acumulación, ideas y fuerza para hacerse sentir en el poder nacional. Como si la tuvieron centrales y occidentales. Tanto que no sólo presentaban proyectos, sino tenían poder para nombrar ministros que los ejecutarían y hacer que sus reclamos fuesen atendidos. A ello se aunaba, como una consecuencia de lo primero, una clase política que se unía al reclamo. Es verdad que la política de puerto impuesta por los gringos favoreció al centro y occidente, pero nosotros, también tuvimos, tenemos puertos y petróleo y quedamos rezagados. Los gringos, las petroleras extranjeras y los gobiernos, a manera de ejemplo, sólo dejaron aquí carreteras de mala muerte. No estamos abogando por el regionalismo montaraz, sino por el equilibrio y necesidad de afrontar los problemas con pertinencia para que tampoco haya rezagados.
Sostuve y sostengo que no sólo en Anzoátegui, en oriente todo, hace falta, ahora que el capital no tiene ascendencia en el gobierno, un sector, partido o frente popular, que esté activo en la elaboración de proyectos, que atienda además de las tareas organizativas, la conducción del proceso, reclame con personalidad lo que propone con certeza y fundamentación. No puede ser que nos dediquemos a esperar que el poder central decida lo que se debe hacer y solucionar en nuestro espacio. La emergencia de la “fiesta del asfalto”, es una muestra de lo que creo. Eso es una actitud paternalista. Sostuve que aquí hacen falta proyectos de cambio profundos, de carácter estructural- la trancisiòn al socialismo no puede ser sòlo una consigna - como el relativo a la tenencia de la tierra y no creo a Pérez Abad el candidato adecuado para ese y otros similares.
En fin, en mi artículo reclamé, primero está la candidatura de Chávez y luego nos ocuparemos del gobernador. Segundo, no tengo candidato para ese cargo y sólo tendré aquél que se decida por medio del mejor sistema que permitan las circunstancias. Afirmación que no tardaré mucho tiempo en demostrar. Y tercero, reclamo y seguiré reclamando, con el debido respeto, a mis camaradas y amigos de la dirección partidista regional, quienes son más de los que uno pueda imaginarse, por no decir todos, lo que no me cuesta expresar, que están obligados a ponerse a la altura del compromiso.
Teniendo una dirección a tono con las demandas del proceso y las presiones sociales o de masas que habrán de venir, lo del gobernador queda sujeto a alguien que nos pueda garantizar despertar el entusiasmo de los votantes; porque Chávez hace milagros, pero tiene sus limitaciones y hay limitantes. En suma, salvo lo antes dicho, lo del gobernador, para el suscrito, no es un asunto puntual para el cambio, pues hasta sostengo que en el futuro inmediato, todas esas estructuras regionales deberán someterse a revisión para continuar democratizando el proceso y la sociedad toda. Antes, el 23 de abril de este año, dije en artículo crítico contra la actitud del “gato” Briceño, “El proceso por cambiar a Venezuela pasa por someter a revisión constante todo, incluyendo las estructuras políticas y de gobierno.” (Leer “Gatos sin botas, óptica ni ética”, en aporrea.org y deeligiodamas.blogspot.com).
Fue eso lo que expresé o quise y estoy seguro que en aquel artículo está claro; lo he leído y vuelto a leer para despejar mis dudas. No tengo candidato. Mi amigo, de quien creo estar muy cerca, puede estar tranquilo.
damas.eligio@gmail.com