“El gato que está
triste y azul
nunca se olvida…
¡una lágrima hay!
Roberto Carlos
En la tarde de este viernes pudimos observar una caravana de afectos a “El Gato” Briceño y compararla con la marcha de cierre de campaña realizada el pasado jueves, en la Avenida Junkal de Maturín, por la candidata de Chávez Yelitza Santaella.
De verdad que no necesitamos encuestas y análisis matemáticos para predecir la derrota del líder de Caicara, en las próximas elecciones de este domingo 16 por varias razones; entre ellas, las que lo han alejado hasta de su pueblo natal y las cuales podrían definir las causas de su derrota.
Para nadie es un secreto que en Monagas, el otrora líder sagaz venido de las filas de Acción Democrática y que pasó al partido de los rojos, rompió las naves y cayó en la trampa de Diosdado Cabello; como antes caían los mansos ratones en las fauces del felino.
En política los errores se pagan bien caro, pero más la traición, que abre las puertas al sabor de la derrota. La misma que condujo al aguerrido líder monaguense a sentir en su pellejo, el abandono de sus propios amigos, quienes vivieron de sus mieles y le cantaban loas mientras se cobijaban en la sombra de su poder.
Muchos lo hicieron voluntariamente para seguir en el chavismo, cuando el gato decidió abrazar a la oposición y luego mentir a sus seguidores; a quienes les había prometido mantenerse independiente hasta el final de la campaña. Pero le calentaron la oreja y le hicieron ver castillos de fantasía en el líder de la burguesía, a quien apoyó sin presentir que también a él, le esperaba la derrota; es decir, se anotó a perdedor.
El Presidente Hugo Chávez Frías al conocer la decisión de “El Gato”, quien descubrió el agua tibia, al decir que odiaba el comunismo. Dijo sobre el gobernador de Monagas: “El Gato nos es un traidor, es un contrarrevolucionario que saldrá no por la puerta grande, sino por la puerta del basurero de la historia”.
Hoy, podríamos resumir entre las causas de su derrota: la traición a Chávez y al proceso de la Revolución Bolivariana; el abandono de su hijo putativo, el Alcalde José Vicente Maicavares; las desatinadas acciones de los cuerpos de seguridad de la Gobernación; el abandono de sus entrañables amigos y la negación rotunda del apoyo de la MUD, (la cual dividió) al querer pactar con los adecos, herederos del Caudillo Alfaro Ucero y de Call; quienes prefieren una gobernadora en vez de un felino, a quien le esperan momentos tristes como a los de un gato en la oscuridad.
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