Pildoritas 140 (año VI)

Pajitas de la panela

Al Gobernador Vielma Mora se le ocurrió la brillante idea de irse durante dos días a la alcabala más transitada conocida como Peracal ubicada entre San Cristóbal y la ciudad fronteriza de San Antonio del Táchira y personalmente, como cualquier funcionario de la Guardia Nacional, controlar la extracción de artículos de primera necesidad que salen a diario con las consecuencias que quienes habitamos en el Táchira sufrimos, con el viacrucis que tenemos que soportar, para encontrar los productos que aquí escasean, no solo por la fuga hacia Colombia, sino por acciones de comerciantes inescrupulosos que acaparan para especular, con precios casi que equiparados a su equivalente en el país hermano, y para proveer a quienes todos los días, incluso varias veces al día viajan a Cúcuta, a sitios de acopio que se encargan luego de distribuir a buhoneros, bodegas y abastos dichos productos.

Pues bien, la iniciativa del gobernador tomada sin previo aviso dio resultados sorprendentes, en tan solo dos días se decomisaron más de 600.000, kilogramos, lo que nos hace preguntarnos, no sin escandalizarnos más de los que estamos, ¿cuántos millones de toneladas podría evitarse que salieran del país, si el operativo presidido por el gobernados pudiese hacerse todos los día del año?, y eso sin contar lo que las 24 horas del día salen por la trochas y por otros sitios de nuestra frontera con Cúcuta?, eso si con rotación permanente del personal de control del contrabando para no dar chance a que sean convencidos por las buenas, el billete, o por las malas con amenazas hasta de muerte para ellos o su familia; pareciera que estas cosas sólo suceden en las novelas, pues no, son de la vida real y aquí en la frontera se han hecho ley.

No habría que esforzarse demasiado para afirmar que el problema se acabaría de plano, igual con los alimentos y demás productos de primera necesidad como con los combustibles en general, gasolina, diesel, gas doméstico, aceites para vehículos, autopartes y cientos de etcéteras, que son verdaderos obstáculos que conspiran contra el buen vivir de la mayoría de los tachirenses.

Todo esto que en varias oportunidades he tocado en mis humildes opiniones, y que otros colegas en esta página también lo han dicho, es algo que podría extirparse de raíz, como lo demostró la iniciativa del gobernador, con voluntad política y con acciones firmes y permanentes dentro de las cuales debe estar como prioridad, la rotación frecuente del personal porque ya es casi que una norma que quien llega a la frontera, tiene que doblar su cerviz ante las mafias que todo lo arreglan con dinero y en menos de lo que canta un gallo la mayoría de los funcionarios se corrompen y prácticamente pasan a formar parte de la nómina de grandes organizaciones conformadas por paramilitares, que llegan al extremo de matar para defender sus conquistas delictivas que tanto daño nos hacen a los tachirenses de bien.-

Son pajitas de la panela como decimos los “gochos”, que se le pueden atravesar a muchos el 08 de diciembre, cuando estén frente a las máquinas.

Y me vuelvo a preguntar: ¿Cuándo será que los funcionarios con poder de decisión leen Aporrea para que se nutran con las frecuentes denuncias que muchos de quienes por aquí escribimos, hacemos casi a diario?


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Saúl Molina


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