En Barcelocruz hay mucho por hacer pero si su alcalde Magglio Martínez se dedica a bailar pegao con el gobernador Aristóbulo, que es un taco acá y acullá, el éxito no se va a hacer esperar.
La gran avenida intercomunal de Barcelocruz tiene filo de espada, de un lado los barrios y uno que otro sector de clase media y, del otro, Lechería bastión pudiente, en gran medida ricachón y desconsiderado que siempre quiere caminar a tres metros del suelo.
Dicho de otra manera la avenida intercomunal de Barcelocruz separa dos mundos; de un lado Barcelona y Puerto la Cruz, que es puro pueblo y, del otro está ese nicho llamado lechería que es meramente un refugio de la oligarquía adecocopeyana que usurpó la renta petrolera durante la IV República y que en una burda maniobra dispuso una división territorial para separar a los sectores populares de las zonas de alta rentabilidad y es así como surgieron municipios cuyas pequeñas áreas antes formaban parte de municipios mucho más amplios.
Fue la estrategia cuartarrepublicana para arrinconar al pueblo, separar a las zonas rentables para ellos disfrutarlas y dejar al pueblo rumiar su pobreza; de ahí que una nueva redistribución territorial quede planteada para redefinir al municipio y su competencia, de ahí la importancia del Estado Comunal como nueva forma de coexistencia patria.
Hay que redefinir el municipio de tal modo que se redistribuyan los esfuerzos y no que hayan zonas superprivilegiadas tal Chacao y Lechería.
