Dicen en El Palotal, sector popular de Valencia la de Venezuela, que “Valencia se volvió un infierno y el alcalde es el diablo”. Al parecer todos estos comentarios surgen debido a que este señor está intentando hacer de nuestra ciudad un infierno o por lo menos acercarnos al descrito por Dante en la Divina Comedia.
Cocchiola, el Alcalde de la ciudad, viene cabalgando en los lomos de la MUD y en la cresta de la ola de los sectores más atrasados políticamente de la derecha regional valenciana, y no parece exagerado decir que su equipo (o equipos) de trabajo son como una corte del mal, especie de demonios menores que hacen más daño que Boves a esta ciudad.
No nombraré a Denis Miraldo, tampoco a Edgar Nuñez y muchos a Yuri Villegas; estos son fantasmas inmateriales de la cultura y del quehacer cultural, artístico y social de la ciudad y su gestión es la coronación de la ignorancia y del odio a todo lo bueno.
Tomar la ciudad como su presa, como su torta, como su enemiga, nada más lejano a la eficiencia , a la cordialidad, a la humildad y cualquier comentario por sano que sea tiene como premio la venganza de estos funcionarios, que al parecer si asumen (y no exagero) la VENGANZA como mascarón de proa de práctica cotidiana.
Cocchiola por su parte se inventa dolencias (como un personaje de Moliere que imagina enfermedades) y la cual todos padecemos las consecuencias ya que debido a esta hipocondría de realismo mágico se ausenta de sus obligadas funciones, mientras la ciudad es carcomida por la desidia y ahogada en la basura verbal con la que intentan desde los cenáculo de su administración decir que el caos es orden, la suciedad parte del consumo y la estupidez una demostración de paciencia.
Hoy en la madrugada decidí caminar desde la Avenida Cedeño hasta El Palotal a cual más cuadra más sucia, más oscura, más pestilente, más abandonada. Imagino que la ciudad es reflejo vivo de quienes la gobiernan, ¿cómo estará de sucia el alma de los que desde la Alcaldía nos gobiernan?
Tendré que ir a la Fiscalía a exigir de manera pública que cumpla con la constitución o como dicen en México “que vaya a chingar a otros”.
Yo mientras escucho junto a algunos amigos una canción que en caso de que mi pueblo, haga de Fuenteovejuna su código de funcionamiento y escarmiente con fuerza al comendador (y conste no es que no estoy incitando nadie contra el burgomaestre ni sus cómplices, secuaces, socios, compañeros de guisos y tortas).
Bien este el himno que el pueblo soberano estoy seguro que esta canción representa más que esas canciones flojas y desconocidas que desean hacernos un rebaño de ovejos obedientes sin carácter, que marchemos a nuestro sacrificio sin balar siquiera.
Nuestro himno es este y muévase que hoy más que nunca nuestro carácter se impondrá a su estupidez https://www.youtube.com/watch?