La candidatura de Héctor Rodríguez (35 años) a la gobernación del estratégico estado Miranda está cargada de indiscutible frescura juvenil, de la representatividad de las nuevas generaciones que se han venido levantando con la Revolución Bolivariana y Chavista, representando los más genuinos sectores populares, en primer lugar la juventud estudiosa y trabajadora, a las masas de las comunidades, a los hombres y las mujeres que han encontrado un sentido para sus vidas con la Revolución, para los adultos mayores que sabemos evaluar no sólo el discurso sino las obras y la trayectoria política de un joven dirigente sin máculas ni compromisos con el pasado, aquel pasado infame de la Cuarta República. No proviene de la burguesía, ni siquiera de la pequeña burguesía o clase media, su origen social es de clase trabajadora, de padres maestros, esa que habita en los cerros o en bloques o super bloques, en modestas urbanizaciones.
La candidatura ha avanzado sólidamente, lo indican los cientos de contactos con los pobladores, las simpatías que ha despertado en una población golpeada durante 8 años por el desgobierno del grupo golpista/terrorista primero (in)justicia y la acefalía permanente del inepto gobernador Capriles Radonski que ha secuestrado el milmillonario presupuesto anual, uno de los más altos de todas las entidades del país, lo han dilapidado, y literalmente le ha dado la espalda a los trabajadores, a los campesinos, a los maestros que no les pagan sus salarios, a la gente de las comunidades. La candidatura de Héctor Rodríguez avanza en Miranda porque es la antípoda de la del fantasmagórico gobernador y, en el estado más violento de la República, con mayor criminalidad, secuestros, asentamiento del paramilitarismo que tiene en la zona del Tuy y en regiones de Barlovento bases de apoyo, Rodríguez se ha convertido en una esperanza.
Seguridad y Paz, Economía Productiva, Derechos del Ciudadano, Desarrollo Social y Misiones de Chávez, son las bases programáticas con las que el candidato de las fuerzas progresistas, de las mayorías populares, ha levantado las banderas de la esperanzas y la fe que le permita a los mirandinos salir de la coyunda opresiva del mal gobernante que ha tenido, salir de la desesperanza. Un gobernante que ha estimulado, apoyado y desarrollado el terrorismo, que ha utilizado, junto a alcaldes venales, a Miranda como territorio para la subversión, el terror, la maldad desatada con el objetivo de derrocar el gobierno revolucionario. Es a eso a lo que se está enfrentando Héctor Rodríguez con coraje y valentía, se está enfrentando a la oligarquía, a esa burguesía que igualmente aupó, apoyó el guarimbeo terrorista. Lo reiteradamente ocurrido en los municipios del Este caraqueño y de los altos mirandinos evidencia el papel que los grupos dominantes, la oligarquía le han asignado al estado Miranda en su proyecto subversivo con miras a derrocar a Nicolás Maduro.
Precisamente hacia aquellos sectores de la clase media mirandina que dio en un alto porcentaje un giro político si no hacia la izquierda, si hacia las banderas de paz y nacionalistas que ha sostenido reiterada y sistemáticamente el gobierno revolucionario y en la defensa del país. Y hay que reconocer valentía en aquellos días aciagos del terrorismo de los Freddy Guevara, Lilian Tintori, Leopoldo López, la Malinche Machado, Julio Borges, Florido y otros de la nacional traición, mercenarios vendidos a una potencia extranjera que le vienen haciendo el trabajo sucio al imperialismo norteamericano con miras a entregarle la Patria en bandeja de plata. Esa clase media que salió clandestinamente de sus casas en las urbanizaciones del Este, de los municipios mirandinos para ir a votar masivamente en las mesas de votación del Poliedro y de otros lugares habilitados por el CNE para darle garantías y seguridad a los votantes como en efecto ocurrió.
Ese hecho le dio un importante giro político a la situación en Miranda y le quitó a la derecha un bastión de votos importante, el de un sector de la clase media que votó por la paz el 30 de julio, por el fin de las guarimbas, por el cese del sufrimiento, la angustia, el temor, la destrucción de bienes, de las urbanizaciones, la quema de seres humanos vivos, la destrucción de negocios, la quema inmisericorde de gandolas de gasolina, la destrucción de camiones con víveres, de metrobuses, que durante cuatro meses causaron los terroristas, y hacia allí es que debe redoblar el esfuerzo político Héctor Rodríguez para consolidar los apoyos de esos sectores. Precisamente ese Programa político debe contemplar a esos sectores de la clase media, contribuir a refrescar la memoria de algunos olvidadizos de los beneficios que la Revolución les ha dado a esos sectores de la clase media, ¿cuáles? Allí quedaron los terribles Créditos Indexados y las Cuotas Balón con los que la banca le partió el espinazo a la clase media y la arruinó, hasta que llegó la mano justiciera de la Revolución y del Presidente Chávez y paró en seco aquel desangre. ¿Otra? Las descomunales estafas con las viviendas por parte de los terrófagos burgueses que se robaron descaradamente el dinero de las familias que creyeron en los cantos de sirena; sólo la intervención del Comandante Chávez pudo detener aquella gigantesca estafa de los latifundistas de la tierra.
A nuestro juicio esa masa de votantes de la clase media que mostró valentía, que se enfrentó al fascismo de la ultra derecha en su propia cuna, Chacao, Baruta, El Hatillo, el sector pequeño burgués del municipio Sucre, y mostrarle a la dirección fascista mediante el voto como un derecho inalienable, a juro, evadiendo el cerco, las trampas, los grupos paramilitares, que no los acompañaban en esa absurda y criminal aventura que se volcó contra ellos. Esos sectores, en esta fase final de la campaña deben, como dije, ser atraído. No creo que en dos meses hayan cambiado de opinión y vuelto hacia el delirio derechista. Baste ver la conducta insistentemente traidora a la Patria de los jefes de los grupos terroristas haciendo lobby ante los gobernantes yanquis para que ahoguen financieramente a Venezuela, bloqueen a su pueblo y lo maten de hambre o la invadan militarmente como piden Guevara, Florido, Borges y su mentor colombiano, el capo Uribe o Santos, para afianzar los conceptos políticos en esos sectores de la clase media.
Héctor Rodríguez tiene un verdadero reto que debe ser asumido por él como líder y conductor y un equipo pueblo para sacar a Miranda de la miasma donde lo hundió la derecha con ese esperpento sietemesino que es Capriles Radonski. Hay que apoyarse aún más en los poderes creadores del pueblo mirandino, ese no es un reto de un solo hombre, es el reto de un pueblo, y Héctor tiene claro eso. Miranda hay que reconstruirla, el daño que le ha hecho la derecha es incuantificable, ha sido literalmente destruida y sólo una voluntad colectiva, el concurso de un pueblo puede sacarla del marasmo, la inopia, el pesimismo en el que la derecha oligarca la sumió, autoflagelándose a sí misma incluso.
Lo otro es Ocariz, ese ladino y pérfido gobernante municipal representa la decadencia de la clase burguesa. Él es la negación de un gerente, un administrador y un político medianamente capaz. Al hacer un balance de su gestión en el municipio Sucre esta no resiste la más mínima apreciación positiva. Para no ir muy lejos, el insoluble problema de la basura se lo tragó, no sólo no lo solucionó, su mala y corrupta gestión no sólo se lo tragó a él y ha perjudico en términos increíbles a toda su numerosa población. ¿Qué puede ofrecer Ocariz y su grupo de ambiciosos corruptos a un estado como Miranda si no pudo resolver ni un solo problema en el municipio Sucre y tuvo la peor gestión?
Ocariz es, en el mejor sentido del término, un bate quebrado, un alcalde incapaz, que estimuló las guarimbas, y que no le da a Héctor ni para el arranque, que Miranda le queda grande. Pero no hay que confiarse, en esta recta final de la campaña hay que redoblar el esfuerzo, movilizar al pueblo mirandino masivamente y prestarle atención a la clase media de los municipios conflictivos. (06/10/17) (humbertocaracola@gmail.com) (@hgcaracola) (revistacaracola.com.ve)