Margarita, Coche y Cubagua, tres islas que sueldan el estado Nueva Esparta, y que es Uno de los estados que cada día se alista en sumar terraplenes de áridos problemas que lo distrae dentro de una tradición espiritual, fruncida de realidad, en que la fe y la esperanza: socorren año tras año sus necesidades a los cristianos de morir en paz, aunque sufriendo. ¡Oh Virgen del Valle!
Como hijos er diablos somos exquisitos y más amparados por el cielo de la política nacional de déjate llevar, por lo que nos impusieron un protector para sufrir con más comodidad sin poder atemperar libre en una orilla de playa a nuestro gusto que, muchas regiones del mundo quisieran tener nuestro potencial de aire, sol, mar y tierra que une pasiones en la fortificación de un porvenir que pesa como lastre invisible de tanto esperar por un poquito más. ¡Oh Virgen del Valle!
Y con un collar de perlas luminosas de alegría de las pocas que nos dejaron los españoles en Cubagua -donde reventaron a nuestros indígenas por todas las que se llevaron- se engalana en su día, la santísima Virgen Del Valle, madre de los pescadores, Virgen de los atardeceres tranquilos, que ellos alejados por el coronavirus celebran en familia, esperando el milagro que no llega, el milagro de ser más y mejores cada día sin que nadie explote la ignorancia de un sentir que desabrigue a la igualdad de vivir mejor, de tener lo necesario, sin odios, ni rencores, buscando el pan de cada día como producto del trabajo de manos callosas y sudorosas en este ocho de septiembre que, abre una puerta más de entrada al palpitar de la unión que siembre los surcos de la dignidad de luchar más por el desarrollo del estado, en que pobres y ricos convivan sin la explotación del uno por el otro y, sin la distracción del remarque de precios abultados por el dólar manipulado desde fuera. ¡Oh Virgen del Valle!
En el pasado los visitantes iban al templo de la Virgen del Valle a llevarle ofrendas como regalos, prendas y objetos que se ofrecen por el bien a dispensar por parte de la Virgen, en la que sobre todo el margariteño derrama su fe y le hace exigencias como sería en la actualidad: que le traiga más luz que alumbre los caminos que, no se pueden andar a diario por tantas necesidades acumuladas y, no se las quiten como un castigo a vivir en agonía permanente por el agua, la luz, el gas, la gasolina que está inflamando a diario la convivencia de la gran mayoría que anda sin impulso de hacer conciencia, de solidificar buenos momentos con la familia y los amigos que se transforman a diario en malos ratos de impaciencia por mala competencia, o malas formas de actuar acompañadas de mentiras y de poca cooperación a favor del colectivo que lo que se oye en esas colas mete miedo y se dispara como una alerta de más responsabilidad en cada cuestión que lleva adelante el protector y su directiva que, en ese "algo" anda mal, muy mal. ¡Oh Virgen del Valle!
Lo cierto es que hoy es día de "Vallita" que siempre está al lado de su gente buena, de su gente maravillosa, que clama por más atención y por más responsabilidad que lo arrime a una vida más digna, un sentir sin molestias, ni agravios, en el correr de los días, meses y años, en que las odiosas afrentas de desatención desesperan el alma de la gente corriente y el panorama se pinta de tenues colores y se denigra la condición humana al máximo del que cree en su Virgen del Valle como su guía permanente de fe y bondades. ¡Oh Virgen del Valle!
Año tras año era una gran peregrinación la asistencia de personas al Valle del Espíritu Santo a ver y a pasar ratos inolvidables con su Virgen del Valle, y hoy por la pandemia, que acá en Margarita ha ido creciendo por los contagiados: no dejó de celebrarse su día en que el fervor permanece, pero lo privado privó, pero su misa se realizó con todo su esplendor de atracción a su grandeza espiritual. ¡Oh Virgen del Valle!
El margariteño sueña, el margariteño espera y su Virgen lo acompaña siempre.