La tradicional Feria Internacional de la Chinita, celebrada durante el mes de noviembre en la ciudad de Maracaibo, ubicada en el estado Zulia de Venezuela, siempre ha sido una salvaje feria protagonizada por la exagerada ingesta de bebidas alcohólicas, donde la constante borrachera, el estado de embriaguez, y el alto nivel de alcoholismo en las calles, hizo que los zulianos destruyeran el verdadero significado religioso de una gran feria convertida en libertinaje social.
Seamos sinceros, la Feria de la Chinita realmente es la Feria del Alcoholismo.
Feria del Alcoholismo financiada por Cervecería Regional, patrocinada por Iglesia Católica, auspiciada por Panorama, publicitada por Telecolor, vendida por De Candido, y comprada por Rafucho El Maracucho.
Aunque la maracaibera Feria de la Chinita, supuestamente se celebra anualmente para honrar a la advocación mariana llamada Virgen de la Chiquinquirá, la verdad, es que la Feria de la Chinita siempre ha simbolizado el alcoholismo, por lo que más de un millón de zulianos aprovechan la feria que pertenece a la Iglesia Católica de Venezuela, para abusar del consumo de sustancias psicotrópicas, siendo el alcohol de las espumosas y frías cervezas zulianas, el mejor licor compulsivamente comprado por los marabinos para emborracharse en Noviembre, y para supuestamente honrar a la sobria patrona zuliana con eructos de ignorancias.
La Feria de la Chinita no evoca al dulce corazón de la mariología, ya que por el contrario, la Feria de la Chinita siempre ha invocado al satánico poder del alcoholismo.
¿Te vas a "enferiar" el 18?
Típica pregunta zuliana que desde comienzos del mes de noviembre, los zulianos empiezan a formular en las universidades, en las oficinas, en las casas, en los centros comerciales, en las plazas, en los hospitales y en las calles maracaiberas, donde el deseo de "enferiarse" crece a medida que se acerca la Feria de la Chinita.
Y debemos aclarar que enferiarse, no se refiere a rezar con devoción el santo rosario durante el santificado 18 de noviembre, ya que en el estado Zulia "enferiarse" significa participar enérgicamente, en todas las actividades de la Feria de la Chinita, mientras se ingieren eufóricas bebidas alcohólicas que te harán sentir tan enfermo como "enferiado".
Con crisis o sin crisis, hay que enferiarse el 18.
Con cuarentena o sin cuarentena, hay que enferiarse el 18.
Con salvoconducto o sin salvoconducto, hay que enferiarse el 18.
Con flexibilidad o sin flexibilidad, hay que enferiarse el 18.
Es importante saber que más del 90% de los adultos zulianos, que deciden "enferiarse" para celebrar la Feria Internacional de la Chinita, consumen bebidas alcohólicas durante el 18 de Noviembre, siendo el día cuando los zulianos celebran la fiesta de su patrona, y siendo el día cuando se demuestra el inobjetable vínculo que existe, entre la Feria de la Chinita y el alcoholismo zuliano.
Mi anterior afirmación se basa en la experiencia personal de vida, pues como zuliano y como periodista, puedo asegurar que la Feria de la Chinita es la mejor excusa usada por el pueblo zuliano, para comprar cajas y más cajas repletas de cervezas, para beber y emborracharse sin sentir culpa ni "ratón moral", y hasta para pensar que la Virgen de la Chinita se alegra por el alcohol que acompaña a su feria, pues para la mayoría de los zulianos emborracharse bebiendo cervezas, demuestra el respeto y el amor que ellos sienten hacia su patrona.
Debo confesar que durante mi infancia, yo asistía con mi familia a las actividades supuestamente sanas y recreativas, que glorificaban a la Virgen de la Chinita en el mes de noviembre, sin embargo, esas santificadas actividades callejeras siempre estaban condicionadas por la ingesta de bebidas alcohólicas, siendo los niños y adolescentes los seres más perjudicados por el abuso etílico de casi todos los adultos zulianos, quienes viciaban la salud mental de miles de infantes, que empezaban a relacionar a las creencias religiosas con el alcohol, con el exceso y con el ultraje.
La bajada de la Virgen, el encendido de las luces navideñas, las corridas de toros, el amanecer gaitero, el clásico partido de béisbol de las Águilas del Zulia, la elección de la Reina de la Feria, el festival de la orquídea en Venevisión, y las artísticas carrozas que engalanan al colorido desfile callejero de la Feria.
En todas esas actividades zulianas supuestamente religiosas y recreativas, el alcohol era el verdadero santo venerado en la Feria de la Chinita, y tan solo había que recorrer a pie descalzo las calles marabinas durante el 18 de noviembre, para toparnos con borrachines maracuchos alrededor de las tarimas gaiteras, para oler las fumatas de los cigarrillos prendidos en cada esquina maracaibera, y para percibir que el aroma del alcohol etílico pisoteaba el aroma de las rosas marianas.
Entre el acordeón del vallenato y entre la inmundicia del reguetón, una hermosa chinita manchaba su manto por tantas calurosas lágrimas zulianas, y lloraba por el alcoholismo del pueblo zuliano, y lloraba por la transculturación del pueblo zuliano, y lloraba por la contaminación ambiental de su Lago de Maracaibo.
No hay duda que la Feria de la Chinita, siempre ha revelado el grave problema de alcoholismo, que sufren los arrechos maracuchos zulianos, y de hecho, Zulia es el estado venezolano con mayor consumo de bebidas alcohólicas por persona, y también, Zulia es el estado de Venezuela con mayor índice de violencia y criminalidad en sus calles.
En el estado Zulia, siempre se ha dicho que la feria es lo mejor del año, pero realmente, la Feria de la Chinita es la peor celebración callejera conllevada en la región occidental de Venezuela.
Antes, durante y después de la embriagada Feria de la Chinita, se disparan los niveles de delincuencia en el estado Zulia, por lo que los robos a mano armada, las violaciones sexuales, los secuestros, los casos de violencia intrafamiliar y los homicidios, se agudizan en las calles maracaiberas por culpa de la ingesta de alcohol asociada a la feria zuliana, y los malandros maracuchos hacen su agosto en noviembre, despojándonos de la moto, del carro, del teléfono y de la vida.
También durante la Feria de la Chinita, aumenta el número de accidentes automovilísticos en las calles del estado Zulia, debido a que aumenta la ingesta de alcohol por parte de los zulianos, que disfrutarán la feria desde el vil cementerio.
Como siempre, la viciada Iglesia Católica zuliana, sabe y acepta que el alcoholismo es parte fundamental de la Feria Internacional de la Virgen de la Chiquinquirá, y aunque los sacerdotes católicos zulianos saben que su pueblo se emborracha antes, durante y después de la Feria de la Chinita, pues la Iglesia Católica se queda bien calladita, para que los borrachos zulianos sigan financiando el vicio del pecado mundano, con sus diezmos, limosnas, ofrendas y transferencias bancarias.
¿Acaso el veneno del alcohol volverá a envenenar a la Feria de la Chinita del 2020?
No, el veneno del alcohol zuliano brillará por su ausencia en la Feria de la Chinita del año 2020, ya que debido a las restricciones sociales decretadas por el Ejecutivo Nacional venezolano para frenar el contagio por Covid-19 en nuestro país, pues los zulianos no podrán aglomerarse como animales en chiquero, no podrán derramar el sucio alcohol sobre el gran manto de la Virgen de la Chinita, y los zulianos no podrán emborrachar a sus chistes sucios con cervezas llenas de carcajadas ateas.
Yo creo que el Covid-19 ha sido un mal necesario para nuestra Humanidad, y también ha sido un regalo de Dios para su pueblo cristiano venezolano, que necesitaba reencontrarse con una sagrada espiritualidad cristiana, que estaba siendo diariamente contaminada por el Mundo tan contaminado donde vivimos, por lo que la Feria de la Chinita del 2020 en Maracaibo, es una gran oportunidad para demostrar que no hay mal que por bien no venga para los genuinos hijos de Dios.
Sí mis hermanos, la Feria de la Chinita realmente era la Feria del Alcoholismo.
Si recorríamos las calles maracaiberas el 19 de noviembre, siempre nos encontrábamos con miles de latas y chapitas de cervezas esparcidas sobre el manto asfáltico zuliano, para demostrarnos que el manto divino de la Chinita, otra vez había sido ensuciado en el santificado 18 de noviembre, por culpa de los arrechos maracuchos que con sus gritos, locuras y resacas, otra vez nos demostraban que la Feria de la Chinita realmente era la Feria del Alcoholismo.
La feria de mundana basura callejera por amor y por respeto a la Chinita, se visualizaba desde la entrometida avenida 5 de julio, pasando por Bella Vista, caminando por La Limpia, conduciendo por Doctor Portillo, pedaleando por Ziruma, cabalgando por Delicias Norte y nadando hasta la Cañada de Urdaneta, donde seguía viéndose toda la contaminación ambiental generada en una burda feria de animales.
Pero gracias a San Covid-19, el 18 de noviembre del 2020 será un día de respeto ambiental en el estado Zulia, y serán las rosas que San Sebastián le regalará a la Virgen de la Chinita, las más bonitas flores que cubrirán las principales calles maracaiberas, para que la patrona zuliana se sienta amada por su grey zuliana.
Tanto los venezolanos como los zulianos, deben saber que es imposible relacionar a la mariología con el alcoholismo, porque como buena advocación mariana, la Virgen de la Chiquinquirá jamás bebió alcohol en el estado Zulia, por lo que resulta absurdo que los zulianos se embriaguen con el alcohol de las cervezas, para supuestamente honrar y recordar a su divina patrona zuliana.
Si un zuliano realmente quiere honrar a su patrona llamada Virgen de la Chiquinquirá, no tiene que ahogarse en el alcohol de estruendosos amaneceres gaiteros, ya que por el contrario, el buen zuliano cristiano tiene que imitar el noble carácter de María, quien como buena madre de Dios siempre rezaba con fervor, y por la preciosísima sangre derramada por su hijo Jesús en la cruz del Calvario, ella siempre intercedía y cuidaba en silencio y en sobriedad a su pueblo zuliano cristiano.
¿Usted es un arrecho maracucho zuliano o usted es un buen cristiano zuliano?
Si usted es un arrecho maracucho zuliano, pues cuando desaparezca el miedo por el pandémico Covid-19, usted se beberá un millón de espumosas cervezas en la Plaza El Buen Maestro, y seguro que vomitará el alcohol en la puerta del Maczul.
Si usted es un buen zuliano cristiano, pues cuando desaparezca el miedo por el pandémico Covid-19, usted asistirá a la Basílica, le pedirá perdón a Dios por tantos mundanos pecados cometidos, y luego predicará el Evangelio por amor a Jesús.
Hermanos y hermanas, la vida se trata de decisiones. Somos buenos o somos malos. No podemos vivir una doble vida, haciendo a veces el bien y a veces haciendo el mal.
No podemos decir que tenemos fe en la Virgen de la Chinita, mientras compramos cervezas y licores para amanecer bebiendo en el regionalísimo amanecer gaitero zuliano.
No podemos decir que tenemos fe en la Virgen de la Chinita, mientras ensuciamos las calles zulianas de nuestra patrona con residuos sólidos urbanos.
No podemos decir que tenemos fe en la Virgen de la Chinita, mientras derrochamos la energía eléctrica prendiendo el aire acondicionado durante todo el saturado día.
El gran problema del zuliano, es que no tiene la suficiente capacidad de discernimiento, para voluntariamente alejarse del mal de la vida.
Pongamos un práctico ejemplo, para aplicar la comprensión lectora.
En el estado Zulia se abolieron las corridas de toros por imposición del gobierno de la izquierda, pero cuando en el futuro cercano, el gobierno de la derecha gane las elecciones, estamos seguros que las corridas de toros regresarán a Maracaibo.
En el estado Zulia se prohibió la venta de bebidas alcohólicas durante la Feria de la Chinita, para evitar la parranda y el contagio por Covid-19, pero cuando se permita nuevamente la venta de alcohol, estamos seguros que los parranderos zulianos volverán a beber alcohol en la feria.
Los zulianos nunca reconocieron que las corridas de toros eran sangrientos espectáculos llenos de perversión, y los zulianos nunca reconocieron que la ingesta de bebidas alcohólicas violentaba la santidad de la Virgen de la Chinita.
Vimos que la colectividad zuliana no tuvo la suficiente capacidad de discernimiento para diferenciar el bien del mal, y no debemos esperar que las circunstancias políticas o que las pandemias globales, obliguen a cambiar el perverso modo de vida que viene perjudicando a la ciudadanía marabina, y que también viene perjudicando a la sociedad moderna venezolana del siglo XXI.
No obstante, el pandémico Covid-19 eliminó el alcohol de las calles zulianas durante la Feria de la Chinita del año 2020, y aunque la desesperada Maracaibo sobrevive encerrada y sin una gota de alcohol en el ardor de su infernal tierra, hoy Maracaibo puede aprender a vivir en el gran manantial de la vida llamado Jesús.
La Feria Internacional de la Chinita, siempre ha sido una oda al consumismo, al capitalismo y al alcoholismo, donde la espiritualidad de una sagrada advocación mariana siempre fue devaluada por el pueblo zuliano, y aunque todos los zulianos juran ser hijos de su patrona, la verdad, es que los zulianos no pueden sentir la fe sin el alcohol, y es por eso que en el año 2020, muchísimos zulianos piensan que sin el alcohol de la feria ya no hay motivos para festejar, por lo que Covid-19 nos demostró que el alcoholismo es parte de la idiosincrasia zuliana, ya que sin litros de alcohol en el Saladillo, se acaba la fe, se pierde la cultura, se olvida el amén.
El arrecho maracucho no es capaz de rezarle a una tablita en estado de sobriedad.
El arrecho maracucho necesita el estado de embriaguez para rezarle a la tablita.
El arrecho maracucho depende del alcohol para tener fe en la vida.
Yo sé que decir la verdad tiene su castigo, y aunque a nadie le gusta leer la verdad, es mejor decir la verdad en aras de reconocer nuestros errores, antes que ocultar la verdad, para seguir bebiendo cervezas en la Feria Internacional del Alcoholismo.
El pueblo cristiano zuliano debe transformar la desgracia social llamada Covid-19, en una bendición celestial que permita reconectarnos con la Santísima Trinidad, y estamos seguros que la Virgen de la Chiquinquirá tiene sus oídos bien abiertos para escuchar las oraciones de su arrepentido pueblo zuliano, tiene sus ojos bien abiertos para ver el llanto de su arrepentido pueblo zuliano, y tiene los brazos bien abiertos para abrazar y para perdonar a su pueblo zuliano cristiano, que tan solo debe confiar ciegamente en Jesús, para nunca jamás beber una gota de alcohol.
Yo sé que es imposible que el mundano pueblo zuliano abandone el terrible vicio del alcohol, que destruye vidas, que destruye familias, que destruye sueños, que destruye el cielo.
Pero yo sé que el pueblo zuliano cristiano, sí puede abandonar el terrible vicio del alcohol, por amor a la Chinita, por amor a Jesús, por amor a Dios.
Ahora bien, si reconocemos que por culpa del Covid-19, no habrá Feria Internacional del Alcoholismo en Maracaibo, entonces surge la inevitable pregunta de mi artículo:
¿Cuál será la nueva Feria de la Chinita que se celebrará en el año 2020?
La nueva Feria de la Chinita en la Maracaibo del año 2020, no se festejará con eructos de cervezas en las flatulentas calles zulianas embriagadas de alcohol, ya que por el contrario, la nueva Feria de la Chinita se celebrará leyendo a diario las sagradas páginas de la Biblia, se celebrará rezando los benditos misterios del Santo Rosario, se celebrará cantando canciones cristianas que glorifiquen a Jesús, se celebrará visitando un parque y admirando la belleza natural de Dios, se celebrará perdonando a ese ser querido que espera ser perdonado, se celebrará uniendo a las familias que estaban desunidas, se celebrará bebiendo el agua viva de la santísima vida, y se celebrará buscando todo de Dios y nada del Mundo.
El zuliano que realmente celebre la Feria de la Chinita del año 2020, nunca más deseará volver a beber el veneno del alcohol, porque gracias al poder de Dios, su mente, su cuerpo y su espíritu, será desintoxicado de la perversión de Satán.
Es verdad mi querido amigo lector, el 18 de noviembre del 2020 habrán muchísimos apagones eléctricos en el saturado estado Zulia, se prenderán muchísimas plantas eléctricas para matar el credo mariano con el ruido satánico, no habrá ni una gota de gasolina en las bombas de abastecimientos zulianas, no habrá agua potable para muchísimos zulianos que llevan meses sin bañarse, seguro que habrá muchísimo calor en las sudadas calles maracaiberas, y no hay duda que el sol brillará con despampanante fuerza en todo el estado Zulia.
Dígame usted, ¿Quién puede mantener la fe ante tanta desgracia zuliana?
Pero más allá de la grave problemática ecológica del estado Zulia, estamos seguros que el 18 de noviembre del año 2020, no habrá ni una gota de alcohol en las santificadas calles de Maracaibo, por lo que la Virgen de la Chiquinquirá se alegrará porque la sobriedad cristiana llegó al Zulia, con rosario y velita en mano.
Pese al pandémico Covid-19, dependerá de nosotros ver la despampanante luz del sol, o seguir viviendo presos en el depresivo abismo del alcoholismo.
Las tradicionales borracheras de los zulianos en la Feria de la Chinita, desagradan y molestan a Dios, quien como buen Padre nos pide sobriedad y respeto.
Los zulianos siempre se quejan por tantas cosas feas que pasan en el estado Zulia, pero tal vez es la legendaria perversión social del mundano pueblo zuliano, el motivo por el cual ocurren tantas desgracias en el occidente venezolano, y ocurren tantos actos siniestros en los cuatro puntos cardinales del violento estado Zulia.
Ojalá y los organismos policiales zulianos también ayuden a la Chinita, para que en sus calles no se comercialice el veneno del alcohol, ya que estamos seguros que habrán arrechos maracuchos que ilegalmente venderán y comprarán licores y cervezas el 18 de noviembre, por lo que los policías zulianos deben ayudar a su patrona, estando alertas y castigando cualquier delito etílico en las calles zulianas.
La ingesta de alcohol es violencia, enferma nuestra vida, y nos aleja de Dios.
El día que un arrecho maracucho zuliano en estado de sobriedad, se atreva a arrodillarse ante Jehová de los Ejércitos, se atreva a pedirle perdón a Dios por beber tantas cervezas en la Feria de la Virgen de la Chiquinquirá, y se atreva a regalarle sus sagrados dólares a tres vagabundos de las calles maracaiberas, ese milagroso día, el estado Zulia verá la luz del sol y nunca más habrán apagones en Maracaibo, nunca más habrá pobreza en el Zulia, nunca jamás habrá dolor en el estado Zulia.
¿Ustedes creen que Rafucho El Maracucho se rinda a los pies de Jesús?
¿Ustedes creen que Rafucho El Maracucho regale sus dólares a tres vagabundos?
¿Ustedes creen que Rafucho El Maracucho pueda vivir eternamente en sobriedad?
La verdad, yo no lo creo, pero Dios es capaz de convertir lo imposible en posible, y la misericordia de Dios es tan grande, que puede reformar a cualquier arrecho pecador, que sinceramente reconozca sus pecados y quiera reconciliarse con Dios.
Covid-19 ha doblegado la soberbia de muchísimos hermanos venezolanos, quienes pensaron que el trágico sonido de la sirena de la ambulancia, nunca retumbaría los tímpanos de quienes olvidaron escuchar la voz de Dios, y aunque para muchísimos zulianos la Feria de la Chinita es la mejor Rochela del año, pues el Covid-19 nos ha hecho recapacitar sobre nuestra mediocridad cristiana.
Antes de despedirme, yo quiero animar a los zulianos para que santifiquen la sobriedad de la Feria de la Chinita del 2020, y para que se reconcilien con la educación, no solo leyendo la Santa Biblia, sino también leyendo el diccionario.
Recientemente, yo descubrí que en el lenguaje eclesiástico, la palabra feria significa cualquiera de los días de la semana, excepto el sábado y el domingo.
Por ejemplo, "la segunda feria es el lunes, la tercera feria será el viernes".
Feria también se define como un trato o convenio.
Revolver la feria, significa causar disturbios, alborotar las calles.
En Costa Rica, feria es un pequeño obsequio hecho por el vendedor a su cliente.
En México, decir que a alguien le va como en feria, significa que le va muy mal.
En El Salvador, feria significa dinero, moneda corriente.
Invito a los hermanos zulianos para que aprovechen la Feria de la Chinita del 2020, en aras de descubrir el significado de nuevas palabras que serán de gran usufructo intelectual, y que pueden ser compartidas con amigos, vecinos y familiares.
Yo por mi parte, le doy gracias a Dios por haber escrito un artículo que puede salvar vidas, que puede rescatar sueños rotos, que puede reavivar la fe.