El Acidito

Homenaje en vida

Lamentablemente, acostumbramos a rendir homenaje a nuestros seres queridos y personalidades, "post mortem"; cuando esa persona no te escuchará ni sabrá la importancia que tiene o ha tenido en tu vida.

Por lo general uno dice: "cuando se muera le haremos tremendo funeral"; pero, por qué no reconocer sus valores en vida; y sobre todo, no sabemos si moriremos antes que nuestros padres.

En estos días, producto de la pandemia, observamos cómo nos dejan seres de distintas edades, sin poder decir siquiera "adiós"; también ha provocado el distanciamiento de los seres queridos, aún más, cuando no vivimos en el mismo estado e incluso en el mismo país.

En mi caso, tengo la dicha de tener una familia enorme, con más de cien tíos directos (en primer grado), pero por situaciones de la vida me encuentro en la Isla de Margarita, sólo con mi hijo (Reinaldo), mi nieta (Eva, de un añito) y mi actual pareja Andrelys.

La soledad y la nostalgia, por los seres queridos que se van hacia otro plano terrenal nos pone melancólicos, y por eso, deseo en este momento, dedicar unas líneas a mi querida familia.

He pasado momentos muy felices en mi vida, pero por mi disciplina y apego a los valores y la honestidad, también he tenido que pasar momentos muy difíciles, siempre defendiendo al más desvalido y en la búsqueda de la justicia; pero siempre he tenido allí a mis padres, quienes sin recursos, sacaron sus 4 hijos adelante y los llevaron a ser profesionales universitarios, un padre chofer y una madre ama de casa que formaron un hogar ejemplar con altos valores y ejemplo ante la sociedad.

En estos momentos recordamos una de las frases de Pablo Neruda: "Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida."

A mi padre le quiero dedicar este poema: "Mi querido viejo amigo; esos tus cabellos blancos, bonitos; ese hablar cansado, profundo; que me lee todo lo escrito; y me enseña tanto del mundo; esos pasos lentos de ahora; caminando siempre conmigo; ya corrieron tanto en la vida; Mi querido, mi viejo, mi amigo."

Desde la distancia, a pesar de que no me gusta llamar por teléfono, siempre recuerdo a mi padre (Reinaldo), cada vez que riego las matas, tengo que sembrar alguna, recoger los frutos o limpiar el monte; cosa que debo hacer a diario; y recuerdo que cuando mi padre está conmigo y ve una mata bonita dice; "esa la sembré yo"; bueno, nos ponemos a discutir sanamente, porque también alegó haberla sembrado yo. También te recuerdo padre, cuando voy a una fiesta, porque eres el bailarín y el alma alegre en todo tipo de reunión.

Mi madre (Cilenia), con apenas sexto grado de educación, nos enseñó más que cualquier maestro; y no se puede discutir con ella de medicina, porque, siendo hija de un enfermera, pareciera doctora en todas las especialidades; porfiada hasta decir está bueno, pero siempre atenta con todos, no dejando cocinar a nadie, y menos que alguien llegue a la casa y se vaya sin comer; una mujer que ha tenido múltiples operaciones y enfermedades graves, que tiene, pero siempre con una sonrisa y atención especial para todo el que se le acerca.

A mi madre dedico este poema: "Mi madre es pequeñita; igual que una violeta; lo dulce está en su alma; el llanto en el adiós. Es dueña de mis sueños; aunque no soy poeta; los versos a mi madre; me los inspira Dios. Que linda que es mi madre; que suerte es tenerla y; que dichoso al verla

feliz; esa es mi amor."

Mis hijos son otro cuento; han vivido, desde muy pequeños mis desdichas, pero no se han amilanado y han salido adelante. Tengo más de 5 años sin ver a mi hija (Reianaly), que se fue a Estados Unidos, no a aventurar, sino con una planificación elaborada, que la ha hecho triunfar, y me siento muy feliz y orgulloso porque ha cumplido todas sus metas, y sé seguirá adelante, en procura de muchas otras. Se casó hace poco más de un año, con un muchacho (Fernando), también muy especial, profesional y de buena familia que la ha hecho muy feliz; sólo les falta un hijo, que seguro en cualquier momento llega. Cuando se marchó a Estados Unidos, me enteré un día antes, no quería alertar ni ponerme triste; solo recuerdo que casi me da un infarto, pero bueno, lo asumí y gracias a Dios, le ha ido muy bien; solo lamento, hija, que cuando me dijiste si te podía ayudar, realmente no podía, apenas te pude dar lo poco que conseguí en ese momento, porque estaba en una época difícil, de los tantos altos y bajos que hemos vivido; pero me siento feliz, porque has conseguido lo que querías, solo extraño no poder verte de nuevo, si llego a partir de este mundo terrenal, porque le tengo miedo a los aviones (ja, ja, ja).

Mi hijo (Reinaldo), nos une un lazo muy estrecho, recuerdo cuando luché con su mamá la custodia, vía judicial, y luego de una largo proceso, teniendo tan solo 5 años, la juez dictaminó en un acto público: "El niño Reinaldo José, se queda con su Padre"; éste saltó a mis brazos y me dijo: "papá ganamos"; desde allí más nunca se ha separado de mí, por situaciones particulares estuvo como un año en el exterior, pero incluso ya con pareja e hija, sigue viviendo cerca de mí.

No puedo negar, que Dios, El Nazareno y la Virgen del Valle me han dado una gran fortuna, una bella familia, que son mi orgullo e inspiración; tampoco puedo dejar de un lado el campo sentimental; porque si bien es cierto, tengo dos divorcios, no tengo ninguna queja de mis ex parejas; mi primera esposa, Ana, ha sido una mujer ejemplar, pero lamentablemente la política se interpuso entre nosotros y por allí vino el divorcio, luego de diez años; mi segunda esposa, Angélica, también extraordinaria mujer, de muy altos valores morales, con quien conviví veinte años, pero hay momentos en nuestra vidas que provocan la ruptura de la unión, y en este caso, como lo plasma la jurisprudencia, apareció la figura jurídica del "desamor"; de mis dos ex esposas conservo bonitos recuerdos y gran admiración.

Con mi actual pareja, Andrelys, pienso conseguí la horma de mi zapatos; no puedo decir que tiempo llevo con ella, ni cuándo es nuestro aniversario, porque ni ella ni yo recordamos, ni anotamos, la fecha desde que estamos juntos; algo bueno, porque no nos pueden reclamar:" No te acordaste de nuestro aniversario"; es una mujer dulce, encantadora y muy servicial, quien se adecúa a mi estilo de vida, reforzando nuestros valores, y con quien espero exhalar mi último aliento. Gracias Dios, por todo lo que me has dado, incluida esa enorme familia, linda y bella que hoy se encuentra diseminada por todo el mundo; pero nos siguen uniendo los lazos de amor y fraternidad.



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Reinaldo Silva


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