El Gobernador Marcos Díaz Orellana los tiene locos…

El que nace barrigón, mete la lengua en tapara

La Revolución Bolivariana tiene la suerte o la desgracia –sólo el tiempo lo dirá- de tener como enemiga una de las oligarquías más ordinarias del planeta. No aprende de ninguno de sus traspiés, es fatalmente monótona y canija en sus estrategias y, desde luego, no alcanza el primer objetivo para la más elemental muestra de sindéresis: aceptar que el gobierno revolucionario existe. Bajo esta premisa inexcusable todas las alternativas que se propone pasan por el socorrido, ¡VETE YA! , más parecido a la rabieta de un niño malcriado que a una estrategia política.

Estamos trabajando con el pueblo emeritense en los Andes lo que nos permite estar viendo de cerca los movimientos de una de las derechas más enconada y torpe del país. Sin variaciones ostensibles, todas las expresiones de la reacción en el Estado se mueven bajo los mismos umbrales de soberbia, arrogancia y ceguera. No ve, no siente, no huele, no palpa, no respira, sólo amenaza con violencia y
políticamente está muerta.

El pasado sábado asistí a una marcha simplemente magnífica en compañía del candidato revolucionario a la gobernación del estado, Marcos Díaz Orellana. Magnífica en todos los aspectos susceptibles de ofrecer una medida política del acto, tanto en el inmenso número de participantes
–calculamos prudentemente unas 10 mil personas, algo pocas veces visto- como en aspectos aún más reveladores tales como la calidad política de los participantes. Una emoción intensa recorrió la larga cinta roja que se desplazó a lo largo de 22 cuadras desde la redoma de la Av. Universidad hasta la sede del CNE, muy cerca del aeropuerto. Alegría, bailes, cantos, consignas revolucionarias y el respeto a los adversarios fue la tónica del hermoso acto.

La prueba de que no ve, no oye y no palpa es que para toda la prensa escrita regional, del mismo modo que para la inmensa mayoría de los medios audiovisuales, en la ciudad de Mérida ese día no pasó absolutamente nada. Bufona hasta el paroxismo la ceguera arrogante de estos medios de la reacción tuvo un brillante exponente en el diario Frontera, el cual publicaba en primera página una foto de la manifestación "oficialista", en toma cerrada y con apenas tres personas visibles. Para el día de hoy lunes el mismo pasquín publica en portada una "inmensa" marcha (foto cerrada y desde bien abajo) en apoyo al adeco Willian Dávila Barrios. El propio pueblo no chavista de la ciudad debe sentir vergüenza ante la grosera manipulación, porque pudo ver el júbilo de un pueblo que llenó al menos 10 cuadras atiborradas de personas.

Deplorable y patética, la oposición reaccionaria semeja a un "porfiao" en eso de repetir errores. La matriz de opinión en pleno desarrollo no dista mucho de la que criminalmente emplearon en diciembre de 2002: las televisoras punta de lanza de la contra (Globoterror y RCTV) coincidían hoy mismo en la misma campaña: artículo 350, desobediencia civil y resistencia para "salvar la democracia de la dictadura chavista".

Imposibilitados de presentar un frente de batalla democrática medianamente decente recurren al ritornello de siempre. La salida violenta es su única alternativa sin importar que la "salida" sea más
bien un abismo para ellos. Angustiados y sumidos en el desconcierto también repiten viejas conductas con sus aliados. El candidato de COPEI y el Mov. 13 (Nixon Moreno), Lester Rodríguez, está saboreando el abandono de sus costosos patrocinantes. El despecho se le ve a lo lejos en un rostro infinitamente menos agraciado que el de Irene Sáez, lo que lo hace aún más patético, si cabe.

Ni modo, perro que come manteca ni que lo fajen chiquito….

martinguedez@gmail.com


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Martín Guédez


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