En el bando opositor, en el Estado Anzoátegui, alcaldes han hecho todo lo posible por dejar sus cargos a sus padres. Incluso uno de ellos, aspira que mientras esté en campaña por la reelección, su mamá le haga, como se dice en lenguaje coloquial, la segunda. O como los mejicanos, le cuide la chamba. Pero además, impuso la candidatura de su padre para otra alcaldía.
Por cierto que el personaje de marras, interrogado por un periodista por aquellas circunstancias o procederes poco comunes, argumentó que en democracia no existe nepotismo. Es decir, de acuerdo con eso él puede llenar la alcaldía con sus familiares y no es posible pensar que eso pueda calificarse "como preferencia por los familiares para los cargos o empleos públicos", como define el DRAE la palabra en cuestión. Pues, de acuerdo al razonar del personaje, la democracia da para todo y él es un insigne demócrata; sólo que este criterio no es válido cuando de limpiar los establos se trata.
Pero en Barcelona, el Alcalde también se ha empeñado que debe ser sustituido por su hermano. Y ese empeño ha llegado a tal nivel que sus tartamudeantes y frecuentes declaraciones de antaño, sobre la fidelidad divina al comandante Chávez, han sido echadas al olvido. El PSUV, de conformidad a las reglas establecidas previamente a las elecciones internas, escogió como candidata a la alcaldía de Barcelona o mejor, del Municipio Bolívar, a Inés Sifontes y no al hermano del Alcalde. Pero estos dos, no tanto por amor fraternal, se han negado a aceptar aquella decisión y al final optaron por romper con la organización en la que estuvieron militando y deben, de manera determinante, sin el menor índice de duda, el haber llegado y tenido a donde están y tienen. Porque no siempre es verdad, la interpretación genérica y absoluta de aquello que "lo que natura non da Salamanca non lo presta". En veces algunos elementos, instrumentos, aplausos y hasta risas se prestan para cubrir vacíos, soledades y silencios. Abundan quienes se alquilan para escribir discursos y asumir culpas ajenas. Las prótesis, de distinto tipo y uso, existen abundantemente en el mercado. Las camionetas en las cuales se embuten, las conciben como instrumentos para disimular serias carencias.
Pero no es malo que eso haya sucedido. Las cosas se ponen en su justo sitio y a uno le libera de cargar, como gusta decir a Alberto Nolia, al bacalao.
Quienes llevamos unos cuantos años en Barcelona viviendo, eso incluye un espacio importante de la IV República, no habíamos visto una administración más incompetente que esta de la alcaldía de Barcelona de los últimos ocho años. Y eso fue determinante a la hora de seleccionar la candidatura para el próximo período. La dirección Nacional del PSUV, piensa uno, que no tiene acceso a esos sanedrines, tomó en cuenta la opinión generalizada en Barcelona, dentro y fuera del chavismo, acerca de la ineficiencia, por decir lo menos, de los gerentes de la alcaldía.
Desde unos años atrás, quizás tres o cuatro, esta ciudad ha vivido en materia de recolección de los deshechos o basura, la más espantosa de las tragedias. No se explica uno, como pese a esa ineptitud y la proliferación de ratas, ratones y moscas, aquí no se ha desatado una epidemia de grandes proporciones. Las pocas veces que el servicio de aseo o recolección de basura cumple su trabajo, en las bolsas abundan los gusanos. Deshacerse de la basura se nos ha vuelto un reto individual y esta desagradable situación exaspera al máximo a propios y extraños.
Pero la cosa va más allá; la ciudad padece de todo y la alcaldía, salvo algunos gestos espasmódicos intrascendentes, nada tiene que ver con lo que aquí sucede; la indiferencia del Alcalde y hasta los concejales, quienes no pueden quedar fuera de esto, es tal que quien nos visite, sin dificultad concluye que la palabra abandono es poética al hablar de Barcelona. Quienes se alzaron contra la decisión del PSUV, además de ineficientes, son torpes. Desde cuando se les negó el apoyo, han redoblado su desidia, ahora intelectualizada, lo que es como mucho decir, con la intención de dañar al proyecto revolucionario. Con la deliberada intención que los vecinos crean que la inconsecuencia e irresponsabilidad de ellos, que no es más que el lamentable resultado de su rudimentaria cultura, que fingen ser chavistas, son atribuibles al proceso revolucionario.
Y responsabilizamos a todos los concejales porque uno peca por comisión pero también por omisión. Hacer algo malo es punible; pero mostrarse indiferente, sobre todo teniendo responsabilidades específicas, también lo es. Esto obliga a revisar criterios, compromisos y solidaridades. Sobre todo cuando estas son más de parloteo, chismografía y poco de solidaridad con la gente.
Esas conductas, más que todo, están destinadas a favorecer a los enemigos de esta gran aventura de cambios, progreso y justicia que lidera el presidente Chávez.
Pero es bueno que esas cosas sucedan. Que cada quien tome su camino. Quien crea que esto es para hacer dinero, que vaya con su hamaca a guindarla en otros colgaderos.
Aquí no hay real pa´ eso.