Venezuela cuenta con uno de los científicos más reconocidos dentro y fuera de las fronteras, se trata del médico Jacinto Convit, cuyo trabajo ha marcado un hito importante dentro de los estudios epidemiológicos, al desarrollar una vacuna para la cura de una de las enfermedades más terribles en la historia de la humanidad: la lepra, que resultó de la combinación de la vacuna de la tuberculosis con el bacilo Mycobacterium leprae, con este aporte a la ciencia médica, le valió ser postulado para el Premio Nobel de Medicina.
Este brillante venezolano, de padre catalán, orgullo del país no ha cesado de investigar y después de tres años ha confirmado resultados positivos para curar el cáncer de mama, de estómago y de colon. Agregó que “el precio es enorme para combatir estas enfermedades, las terapias de quimioterapia son sumamente costosas para los pacientes, la quimio puede costar cerca de 3.000 dólares, la vacuna que venimos desarrollando en inmunoterapia del Vargas es gratuita”.
El investigador comentó que está compuesta por células mutantes del paciente, las cuales poseen varios tipos de células y no una sola, “la mutación es la que provoca la recaída más adelante en el paciente, al combinar un gramo de células cancerígenas que tan sólo tienen si acaso el costo de 5 dólares, el paciente desarrolla una mejoría en su propio organismo por la producción de anticuerpos que destruyen las células cancerígenas”.
Sin embargo, indicó que ha obtenido grandes resultados en los pacientes a quienes se les ha suministrado esta vacuna, específicamente a las afectadas con cáncer de seno, que a juicio de esta eminencia “son las que asisten a nuestro recinto, con una inmensa fe y en gran cantidad”. Por lo que sostiene, “como esta vacuna no hay ninguna, en el país no es frecuente la producción de vacunas, somos más bien quienes las recibimos de otros países”. Este genio afirmó que “desde el Hospital Vargas queremos contribuir en la vida de los pacientes, queremos impartir tratamientos, no buscamos dinero de nadie, sólo llamamos a los enfermos para que asistan a este Instituto”.
Ante tal noticia, más de doscientas personas acuden diariamente a buscar al doctor Convit, para saber más sobre la autovacuna, cuya acción es curativa y no preventiva. Además actúa sobre la enfermedad, estimulando o potenciando el sistema inmune, el cual se encargaría de detectar las células cancerígenas y destruirlas. No hay efectos secundarios, lo único es una inflamación local y un poco de fiebre o dolor de cabeza al día siguiente de su aplicación.
Auténtico revolucionario
Este insigne médico venezolano, con más de 72 años de ejercicio explica que nunca tuvo interés alguno de trabajar en clínicas privadas, cuenta con 51 años de labor interrumpida en el Hospital Vargas y 35 años en la conducción del Instituto de Biomedicina. Además, ha tenido claro que su objetivo ha sido únicamente curar a la gente. Igualmente, se mostró agradecido con la propuesta de que lo postulen para el premio Nobel, aunque resaltó que su trabajo diario es su única satisfacción.
La vocación de servicio y las ganas de hacer el bien al prójimo siguen intactas a pesar del paso de los años, aluden a un médico comprometido y un legado de vida sin distinción, “uno trabaja para la gente que sufre, que no tiene dinero. No hay nada más precioso que ver que la enfermedad se cura, el médico no debe enriquecerse con esta carrera, venimos a salvar vidas, esa es la paga más invaluable del mundo”, expresó Convit.
Recientemente fue merecedor en el marco del Día del Periodista, del Premio Municipal de Comunicación Social Científico “Arístides Bastidas” 2010, Mención Docencia e Investigación al maestro en el campo de la ciencia, referencia de la medicina venezolana; por su hermosa carrera en la investigación científica y en la docencia, especialmente por haber demostrado su profundo amor hacia el prójimo.
Además, fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y catalogado como héroe de la salud en las Américas, por lo que recibió el galardón por parte de la Organización Panamericana de la Salud.
(*) La autora es licenciada en comunicación social, analista político e internacionalista en Venezuela y colaboradora para este medio de información.