La Sociedad de los Idiotas Informados (II)

Ante esta nueva magnificación de lo tecnológico debemos imaginarnos qué representó para el hombre la aparición de la escritura, la imprenta, el telégrafo, el teléfono, el radio; pero más aún el televisor. El telégrafo y luego el teléfono representaron verdaderamente el primer salto en el dominio del tiempo y el espacio. La radio y luego el televisor - de mayor alcance- en realidad nunca han sido “Medios de Comunicación”, sino de información unilateral: Una información elaborada y planificada por quienes controlan esos medios. Un mensaje que puede informar o deformar. Pero no por esto podemos negar que la aparición de estos medios - hoy subestimados- han debido representar una Revolución Tecnológica, al igual o más que como entendemos hoy la Revolución Telemática.

La idea de una “inteligencia conectada” (Derrich de Kerckhone) es una vieja añoranza de los medios informativos - desde la prensa escrita pero más aún de los medios audiovisuales- que lleva a la convicción de que información es sinónimo de conocimiento e inteligencia. En realidad son procesos diferentes, ya que sí bien la inteligencia envuelve a la información y el conocimiento, no toda la información es conocimiento y el dominio de ambos no es garantía de poseer inteligencia. Señala Derrich de Kerckhone (1998).

La mecanización de la inteligencia se apoya en un argumento a favor de la ignorancia, puesto que no sabemos cómo se produce la inteligencia humana y sí sabemos en que condiciones puede imitarse, asumimos que no hay motivos para suponer que ambos procesos son distintos”(p.152).

Mientras información es el dato, el elemento, el conocimiento se refiere el comprender de la actuación y desempeño de estos datos sistemáticamente. Por su parte la inteligencia representa una etapa superior de la capacidad mental, de crear, asociar, transformar y usar los conocimientos.

La información -dato- tiene la ventaja de contar con mecanismos de difusión sumamente rápidos - canales televisivos, ondas radiales, satélites, ordenadores, redes- Segundo, su carácter puntual, focal (gráfico) es fácilmente – peligrosamente a nuestro modo de ver- asimilable. El conocimiento, por el contrario, es producto de un proceso más complejo de asimilar, imposible por la mayoría de programas transmitidos por los medios audiovisuales tradicionales. La inteligencia es una capacidad humana, que aunque heredada, sólo se mantiene o se desarrolla como producto de un proceso constante de dominio del conocimiento y de habilidades para su uso. Lo cierto es que el mundo parece estar prefiriendo lo rápido y lo cuantitativo que lo cualitativo. Información es lo aparente, la imagen, conocer es profundidad, inteligencia es dominio del conocimiento. Estos dos últimos conceptos representan poder. El producto del conocimiento y la inteligencia puede ser llevado para su consumo rápido y seguro a dato – información. Pero no son nunca sinónimos. Según Asuaje (1997): “En el mundo del cable universal podemos cuestionar la sobrevaloración de los datos, que equivalen a una especie de superexaltación de la apariencia y de lo meramente observable a expensas de las ideas” (P.134).

El mundo está hoy informado. Hasta en las más remotas aldeas difícilmente – no imposible- alguien no tenga información de las más importantes noticias –notas- del resto del mundo; pero esto no puede ser interpretado como que todos tienen capacidad de comprender, explicar los fundamentos básicos que caracterizan al mundo moderno, el dominio y comprensión de la totalidad humana. Para González (1998):

Este malentendido; quizás el más grave de nuestra época, está extraordinariamente extendido como consecuencia de la increíble inflación a que se ha sometido el concepto de información, que se ha convertido en una especie de “ábrete sésamo” de la mentalidad contemporánea. Vistas las cosas de este modo, se cae en una confusión lamentable y peligrosa, se pierde de manera definitiva el poder regulador de una idea de verdad, la capacidad de distinguir lo que informa de lo que desinforma”(:151).

La Aldea Global: La Banalidad de la Totalidad

A nuestro modo de ver la pretensión de legitimar una nueva cosmovisión del mundo a través de la “Universalización Informática” está produciendo un alejamiento cada vez mayor de la comprensión del mundo. Al decir de Gabriel Ugas (1997) “Hoy nos enfrentamos a una ignorancia sapiente: se cree saber lo que se ignora”. “La ignorancia es el magma civilizacional mejor repartido que hoy existe” (p.20).

En la medida que más se universaliza la información podemos estar conociéndonos menos. Más aun cuando lo que se persigue es transferir una visión del mundo desde donde se originan estas señales al resto del mundo. Asuaje, F. (1997), afirma:

La apariencia de las redes de computación más que un problema constitutivo de la tecnología parece ser un problema de cambio de perspectiva en el hombre occidental: en la antigüedad el hombre occidental quería ser sabio; luego el hombre moderno quiso ser conocedor; el hombre contemporáneo parece contentarse con estar informado y posiblemente el hombre del siglo XXI no esté interesado en otra cosa que obtener datos” (p.134).

Para Mora (1997)” hoy la verdad es lo que se vende”. Al respecto señala: “El saber como actividad filantrópica está desapareciendo. La industria publicitaria y la cultura comercial han penetrado con su lógica crematística casi todo. Hoy se sabe para venderse” (P. 95).



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Pedro Rodríguez Rojas


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