En una disertación sobre la Genealogía de la Moral, Federico Nietzsche lanza esta mortal frase que cala hasta más allá de los tuétanos: “los sacerdotes son los enemigos más malignos porque son los más impotentes”. Esto explica a la vez por qué se han impuesto en el mundo, por ser seres intrigantes plagados de insufribles complejos; no saben de qué manera vengarse del mundo que los llevó a esa vida de imprsistente insuficiencias; bajos, persistentes en la insidia, hipócritas (jesuitas), malasangre, que utilizan todo su talento e inteligencia para zaherir a sus semejantes, para persistir en el rencor y en el odio más criminal y morboso. Los casos más emblemáticos los tenemos en las figuras de los cardenales Rosario Castillo Lara y Antonio Ignacio Velasco García, y los obispos Baltazar Porras, Ubaldo, Lücker, Ovidio Pérez y jesuitas como Luis Ugalde.
Querido amigo Presidente Chávez, tenga mucho cuidado cuando al elogiar a alguien (mire usted con las patas torcidas con que le salió hace poco el tonto de Ricky Martín).
Señor Presidente, usted aunque ha leído mucho a Nietzsche, olvidó esa frase: “los sacerdotes son los enemigos más malignos porque son los más impotentes”, porque de haberla recordado jamás habría dicho lo que dijo del obispo Mario Moronta, impotente de nacimiento.
Ahí está la vil y miserable respuesta de Mario Moronta: "Quisiera expresarle mi fraterna solidaridad al señor cardenal. Es verdad que uno puede o no tener la coincidencia de opiniones, pero en una democracia se debe respetar las opiniones y las posturas y por eso me parece que decir que el cardenal es un indigno y un troglodita, no es propio de la investidura del presidente… Estoy muy contento aquí en el Táchira, no estoy castigado", agregó sobre su supuesto "exilio" referido por Chávez.
En el libro del ex sacerdote Ricardo Mandry, “Un Pantalón más”, nos enteramos cómo se destruye la naturaleza de un hombre para convertirlo en un jesuita. Dice Mandry que en el seminario los maestros le imponían a machaca martillo lo siguiente:
1- “El mayor peligro para la castidad es la mujer. Y los santos recomiendan, que en el trato con las mujeres, aunque sean parientas, aunque sean nuestras hermanas y nuestra misma madre, se deben tomar precauciones; porque el instinto no sabe cómo se llaman y si son hermanas o no; sólo sabe que son mujeres.”
2- “No dar nunca la mano, al saludar a una mujer. Para eso, lo mejor es meter las manos en las mangas de la sotana y si las señoras le tienden a uno la mano, es preferible hacerlas pasar el mal rato de dejarlas con el brazo extendido. En el momento se sentirán ofendidas; pero después, se sentirán edificadas por nuestra conducta.”
3- “No debéis, ni besar, ni abrazar a vuestras hermanas, y lo más perfecto sería no hacerlo ni con vuestras mismas madres.”
Porque resulta que esta gente se apega a una interpretación demasiado literal de una regla de San Ignacio, que prohíbe a sus hijos el “tocar animales de sangre caliente”. Queriendo dar a entender que se rehuyera todo contacto físico que pudiera inducir a sensaciones más o menos sensuales. Qué barbaridad.
Desde hace una semana, hemos venido observando cómo el cardenal Jorge Urosa Savino, el más impotente de todos los curas de nuestro país, ha entrado de lleno en la campaña electoral: pincha los de los alimentos dañados, lanza loas a la campaña sobre la inseguridad, mete la cuña en el tema de que vamos hacia el socialismo marxista, “que copa todos los espacios, con un presidente totalitario, y que conduce a una dictadura, ni siquiera del proletariado, sino de la cúpula que gobierna… Contrariando la voluntad popular que el 2 de diciembre de 2007 rechazó la propuesta de reforma estatizante y socialista de la Constitución nacional, a través de leyes inconstitucionales se pretende implantar en Venezuela un régimen marxista, como abiertamente lo ha proclamado en repetidas ocasiones el Presidente. Tal conducta es inconstitucional e ilegal, pero sobre todo, atenta contra los derechos humanos, civiles y políticos de los venezolanos".
Es todo lo que sabe y puede hacer esta gente impotente, al igual que todos los demás que le acompañan desde la oposición. Todo ese mundo escuálido carece de virilidad, con todas sus mujeres insatisfechas y congestionadas sexualmente.
Mírense la vida abúlica y triste que llevan el Gerardo Blyde, el Rarosky, el mismo Leopoldo López, y la de los aberrados como Nixon por otro lado.
Por su parte las mujeres de esa banda de impotentes son todas unas histéricas: Martha Colomina, Maraniela Salazar, Liliana Hernández, María Corina Machado, Patricia Poleo,…
El problema de toda esa gente es sexual, diría Wilhem Reich.
jsantroz@gmail.com