¿Será posible que un pueblo tenga que pasar una y otra vez por los mismos tormentos? Es lo que uno se pregunta cuando observa la realidad haitiana alejada de las absurdas valoraciones proferidas por fanáticos religiosos o racistas que atribuyen tal nefasta suerte a un castigo divino impuesto a quienes han practicado la hechicería.
La obra de Alejo Carpentier “El Reino de Este Mundo” describe literalmente el sufrimiento de este pueblo a través de su personaje principal que pasa toda una vida padeciendo las cadenas de la esclavitud y cuando piensa que va a ser libre entonces se topa con una desgracia mayor: un hermano de raza, el rey Henry Cristophe, toma el poder y somete a los negros con igual o peor saña que los blancos. Los obliga a latigazos y golpes a construir un castillo monumental, a cargarlo en hombros, a servirlo en una relación de amo y esclavo.
En la contemporaneidad un hermano de raza conduce uno de los imperios más grandes del mundo como para redimir al pueblo haitiano pero al igual que Christopher, este hombre de color, piensa y se comporta igual a los reyes blancos, persigue a sus congéneres olvidando su condición de descendiente de esclavos y vuelve a ellos con el látigo y el tronco. Esta es la mayor afrenta para los descendientes de los negros que llegaron del África y fueron esclavizados porque éstos les transmitieron lo orgullosos que se sentían de sus reyes, según lo refleja Carpentier en su obra, ya que eran unos verdaderos monarcas que luchaban al lado de su pueblo y no unos peleles que reniegan de su origen y son capaces de azotar y oprimir a su gente.
Periodista cnp 6.778
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