El pasado miércoles 8 de septiembre, la jefa de la diplomacia gringa, la Abogada Hilary Clinton, manifestó que México requería un plan Colombia, el cual según ella, fue todo un “éxito”. Tremendo éxito, un plan que generó un régimen (Uribe Vélez), que en desapariciones forzadas supera a todas las dictaduras gorilas del cono sur (Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay) de los 70-80, como lo están demostrando las fosas comunes clandestinas de muertos bajo ejecuciones extrajudiciales y torturas que recién empiezan a descubrirse (La Macarena más de 2.000 cadáveres), entre otros tristes records que tiene la supuesta democracia neogranadina, están; el segundo país con más desplazados en el mundo (4.500.000 personas), muchos de ellos viviendo en Venezuela; y el segundo y tercer país con más asesinatos de sindicalistas y periodistas, en el mundo, respectivamente, y todos estos crímenes se han cometido bajo la denominada “seguridad democrática”, auspiciadas por el plan yanqui, que le gusta mucho a Hilary. Pobre México, le espera candanga con burundanga, cuando los gringos impulsen el “Plan Colombia a la Mexicana”.
Pero vayamos al aquí y ahora, que plan vendría para Venezuela, en caso que la oposición pitiyanqui (3ª Y 4ª columnas), ganen las elecciones legislativas del próximo 26 de septiembre.
Lo primero que harían seria repetir el escenario Honduras. Una Asamblea Nacional, mayoritariamente de derecha, “tumbaría” a Chávez, en una votación palaciega e inmediatamente nombraría a un nuevo “presidente constitucional”, que sería reconocido inmediatamente por los gobiernos neoliberales del continente (México, Honduras, Costa Rica, Panamá, Perú, Chile), y por supuesto Estados Unidos y Canadá y la Comunidad Europea. La OEA, en estos casos actuaria morrocoyunamente; no haría como cuando el canciller uribista acusó falsa y maliciosamente a nuestro país, que en 72 horas (Incluido sábado y domingo), se convocó a una sesión extraordinaria.
Este “vacio” de la OEA (Y la ONU ni se diga), será aprovechado por el Pentágono para invadir a Venezuela, y por fin recuperar el lomito (Que Chávez les quitó) de la faja petrolera del Orinoco, instalando un petro-ducto desde las pampas Guariqueñas, Anzoatiguenses y Monaguenses hasta New York; y el primer impacto de esa invasión seria el asesinato (O desaparición física) de 50.000 activista bolivarianos más duros (Una lista elaborada en la embajada gringa de Caracas), en donde por cierto, no deben figurar altos cargos administrativos y políticos del “proceso”, que son pumalacas (La verdadera quinta columna); 50.000 que están en lista individualizados, pero ese número, con la invasión se multiplicaría por 5, al menos, de venezolanos dignos que saldrían a defender su patria de la insolente bota usamericana.
Esta felonía yanqui contaría con el respaldo político de la derecha lacaya y su gobierno de facto, y por supuesto con sus medios de comunicación, quienes contaran con la protección de los ejércitos privados al estilo Blackwater y CNN y sus satélites no transmitirían nada del holocausto que sufriría el pueblo de Bolívar, en las calles. Como los gringos son bien cínicos, no sería raro que ese plan que vendría se llamase Simón Bolívar, pero eso enardecería, aun más al pueblo Caribe, quien llegaría hasta las madrigueras de los puritanos en la ciudad de los rascacielos, como ya lo hizo en una oportunidad.
En Venezuela, el Imperialismo Yanqui, tendrá su Stalingrado.
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