Los medios nos hablan del “KILL TEAM”, un equipo de al menos 12 soldados estadounidenses de la 5ta Brigada “Stryker” (nombre del vehículo blindado que usan) de la 2da División de Infantería del Ejército de los Estados Unidos, acusados de matar y descuartizar civiles inocentes en Afganistán por pura diversión. Monstruoso, ciertamente, pero ¿dónde empieza o termina la monstruosidad?
ABU GHRAIB Y RICARDO SANCHEZ
En Irak, el 4 de agosto de 2003 las autoridades de ocupación se encargaron de la prisión para presos comunes de Abu Ghraib, situada al oeste de Bagdad a medio camino entre la capital y la ciudad mártir de Faluya. El 14 de agosto, el capitán William Ponce, alto oficial de la “Célula de Coordinación de Efectos de Inteligencia Humana” del Cuartel General del general Ricardo Sánchez Comandante en Jefe de las tropas de ocupación, envió un memorando a todos sus comandantes subordinados: “En lo que se refiere a los detenidos, vamos a quitarnos los guantes”. Sus e-mails y las respuestas provenientes de las unidades de inteligencia militar en Irak son un muestreo siniestro de cómo pensaban los militares yanquis en ese momento, y una clara señal de que se marchaba, de ojos abiertos, hacia el crimen institucionalizado.
El capitán Ponce declaró posteriormente que el coronel Steve Boltz, segundo en jerarquía de Inteligencia Militar en Irak, había dejado claro que “queremos que esos individuos se quiebren” porque “las bajas están aumentando y necesitamos reunir información que nos permita defender a nuestros soldados de futuros ataques”; en consecuencia, Ponce ordenó que todos enviaran una “lista de sugerencias” sobre técnicas de interrogatorio antes del 17 AGO 03.
LOS LIBRES Y LOS VALIENTES
Entre las respuestas tenemos, por ejemplo, la de un soldado del 3er Regimiento de Caballería Blindada que proponía “bofetadas en la cara con la mano abierta desde una distancia no menor a 60 centímetros y golpes al estómago con el revés de la mano desde unos 40 centímetros”; también señalaba que “el miedo a los perros y a las serpientes parece funcionar bien”. Los operacionales de inteligencia de la 4ta. División de Infantería respondieron 3 días más tarde sugiriendo que los detenidos fueran golpeados con los puños cerrados y sometidos a “electrocuciones de bajo voltaje”…
En honor a la verdad, no todos los militares cayeron tan bajo: “Tenemos que respirar hondo y recordar quiénes somos” recomendaba un mayor del 501 Batallón de Inteligencia Militar que apoyaba las operaciones de la 1era División Blindada en Irak, “Esto tiene que ver con los parámetros del bien y el mal, es algo que no podemos poner de lado cuando nos parece inconveniente, de la misma manera que no podemos declarar “No tomaremos prisioneros” y dispararle a los que se nos rindan porque los prisioneros nos parecen inconvenientes?”. Pero la voz de este mayor clamaba en el desierto porque el infierno de Abu Ghraib se estaba calentando.
SON SOLO PRISIONEROS, JANIS
La brigadier general Janis Karpinski, comandante de todas las prisiones en Irak declaró después, bajo juramento, que el 16 AGO 03 los insurgentes atacaron con morteros la prisión matando a seis prisioneros comunes e hiriendo a 47. Preocupada, Karpinski pidió ayuda al Mayor General Walter Wojdakowsky, (comandante delegado de Sánchez) pero su solicitud fue recibida con desdén: “Son sólo prisioneros, Janis” dijo Wojdakowsky “¿Perdiste algún soldado?” Y Karpinski sólo atinó a responder, “”No, pero pude perderlo”. De hecho, y según su declaración, a nadie le importó hasta que un mes después los morterazos contra Abu Ghraib mataron a 2 soldados de Inteligencia Militar.
Dos semanas después, a media noche, los helicópteros trajeron los primeros 35 detenidos por las tropas de ocupación. Sumarían 3.500 en pocos meses, y la superpoblada prisión con sus condiciones dantescas fue el escenario de las nuevas formas de interrogatorio aprobadas por el Estado Mayor, que se endurecían a medida que la resistencia redoblaba sus golpes contra los ocupantes y a medida que los carceleros volcaban sus perversiones sobre los detenidos. Sabemos, por sus declaraciones posteriores, que los soldados implicados en las torturas recibieron instrucciones que agravaban la orden de “quitarse los guantes”; pero nada prueba la versión según la cual torturas y fotos de torturas formaron parte de una operación psicológica de inteligencia para infundir pavor en los insurgentes a nivel mundial.
El “Escándalo de Abu Ghraib”, ese mismo año, fue el botón de muestra de una política de crimen generalizado a lo largo y ancho de Irak. Cuando se publicaron fotografías y videos de torturas, asesinatos y violaciones de prisioneros y prisioneros, ningún oficial superior fue castigado a excepción de la general Janis Karpinski, degradada a coronel más por sus revelaciones que por su responsabilidad en una situación que había denunciado sin éxito.
KILL TEAM
En el caso del pelotón asesino de Afganistán, se sabe que el promotor fue el sargento Calvin Gibbs, de 25 años, con experiencia de servicio en Irak en 2004 y en Afganistán de enero 2006 a mayo 2007. Gibbs convenció a sus compañeros del 3er Pelotón, 5ta Brigada de la 2da División Infantería de cuan fácil era matar civiles con impunidad.
El 15 de enero 2010 se les presentó la oportunidad en la aldea de Mohammed Kalay en el distrito Maiwand de la provincia de Kandahar, donde el pelotón estableció un perímetro de seguridad para un encuentro entre oficiales de ocupación y los ancianos de un clan. Un civil, de nombre Gul Mudin salió de la aldea y caminó hacia los soldados del perímetro, posiblemente para ofrecerles algo de la tradicional hospitalidad afgana. Cuando Mudin se aproximaba al pelotón, el cabo Jeremy Morlock, de 22 años, lanzó una granada a un descampado para crear la ilusión de un ataque y, aún antes que la granada explotara, el soldado Andrew Holmes disparó su M-16 e hirió a Mudin; cuando la granada explotó los demás soldados acribillaron al herido.
A este crimen el pelotón de la muerte añadió una serie de asesinatos, descuartizamientos, colección de huesos y calaveras, todo debidamente fotografiado como recuerdo y trofeo del grupo.
LOS SUCIOS Y LOS LIMPIOS
Asombra la extrema juventud de los asesinos y su abominable crueldad contra civiles indefensos, pero asombra aún más la hipocresía militar del ejército de los Estados Unisdos. En efecto, mientras estos monstruos se revuelcan entre su culpa y el tribunal militar que castigará su podrida pasión por la muerte, un estilizado “drone”, que así llaman a los aviones sin piloto, zigzaguea lentamente sobre la frontera de Afganistán y Pakistán, Lejos de ahí, en un remolque con aire acondicionado, un oficial de inteligencia oloroso a alter-shave, pilotea el “drone” a control remoto, toma fotos, graba videos; y cuando detecta una concentración algo inusual de seres humanos en una aldea, maniobra el “drone” hasta colocarlo en posición de ataque, lanza una andanada de cohetes y pone espantoso fin a una boda campesina. Los heridos, hombres, mujeres, ancianos y niños, cuando lentamente pase la sordera de las explosiones, entre los aullidos de dolor, el clamor a Dios y los alaridos de las madres, quizás puedan escuchar el leve zumbido del “!drone” que se aleja por el limpio cielo afgano, como un tiburón de plata en búsqueda interminable de otras bodas, de algún arriero con sus cuatro camellos, de unos niños jugando con una pelota de trapo o del burro de una pareja con un bebe que, espantados por la matanza, quieren salvar a su hijo e, ignorantes de geografía, intentan la huida hacia Egipto.
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