“Los pueblos tienen el gobierno que se merecen” (Joseph de Maistre); esta famoso y muy trillado planteamiento, ha sido muchas veces cuestionado, ya que este intelectual ideológicamente derechista, pretendió dar a entender que si una sociedad mayoritariamente apoyaba a un líder y su proyecto para la gobernabilidad, una vez que lo elegía, debía estar conforme con el desarrollo político que se implantaba en el ámbito geográfico donde dicho mandatario ejercía su poder gubernamental.
En buena parte, este enfoque parece lógico de admitir; pero lo que no reflejó (Maistre), es que por lo general los líderes gubernamentales derechistas y ultra derechistas, son simples piezas de ajedrez que se mueven en el tablero del poder de acuerdo a los lineamientos económicos políticos emanados de los grandes potentados de la oligarquía imperial, o lo que es lo mismo “Títeres o marionetas” movidos(as) por los cerebros colonizadores del pueblo ingenuo o supuestamente alienado ideológico; en mi humilde opinión, sin pretender dármela de sociólogo ni politólogo, pedagógicamente creo que por lo general el ser humano responde a un formato educativo bien sea académico u hogareño, que lo induce desde la niñez hasta la adultez, a asumir un comportamiento conformista, servilista, sumiso y extremadamente tolerante, o combativo de ruptura y rebeldía, hasta que las circunstancias sociales, económicas y políticas extremas, lo obliga por la necesidad de subsistencia a ser irreverente y reaccionar contra quien lo oprime o explota, e allí el porqué de la “Indignación”
Por su puesto que la clase social dominante, invierte cuantiosas sumas de dinero para estructurar sustentablemente su poder hegemónico para acaudalar su capital imperial; en tal sentido crea sistemas financieros particulares que les permiten adquirir un potentísimo poder militar, comunicacional, publicitario, además de diseñar y desarrollar un marco jurídico estatal, que normalice y garantice todas sus actuaciones socio políticas, científicas y económicas; para lograr sus ambiciosos objetivos, adquieren como una mercancía más de mercado, a notables o brillantes cerebros humanos egresados de las prestigiosas universidades, que les sirven incondicionalmente a sus perversos intereses imperiales, en la creencia de que algún día logrará adquirir el poder que tiene su explotador.
Pero la avaricia, la mezquindad, el engaño y la traición puesta en práctica por el ser humano imperial – mafioso, tiene un límite socio político, la historia de la humanidad así lo ha demostrado, y aunque los seres humanos sometidos por el Estado imperial, hallan tolerado por mucho tiempo tanta discriminación, llega el día del arrepentimiento y el desengaño; fundamentalmente cuando se les niega el derecho a una subsistencia económica y social digna; cuando los niveles de abuso del poder llega a ser extremadamente intolerable, entonces la sociedad dominada implosiona contra el poder del Estado dominante y comienza pacíficamente a rechazar con acciones de protesta pública de calle, llegando anárquicamente al enfrentamiento conflictivo que puede inducir a una “Guerra civil” contra el todo poderoso Estado imperial y sus lacayos serviles; el pueblo aun comprendiendo que es co responsable por haber elegido electoralmente a sus verdugos económicos, asumen una conducta de ruptura consistente hasta llegar a lo irremediablemente irreversible, derrumbar al poder dominante, a objeto de lograr la reconstrucción de un Estado más justo, que dependiendo de la normativa Constitucional, pudiera alcanzarse a través de una Asamblea Constituyente capaz de crear las bases para la conformación de un Estado socio políticamente más justo.
Herrar es de humanos, rectificar es de sabios, la sociedad norte americana y la europea hoy indignadamente sumergida en peligrosos conflictos civiles, debería seguir el ejemplo de Sur América, que por la vía pacífica ha venido transformando al Estado y sus estructuras de poder, para hacerlas más equitativas en la distribución justa de sus riquezas nacionales al introducir profundos y radicales cambios en su marco constitucional y jurídico, además de sus sistemas económicos y macro económicos.
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