Crónicas de la era imperial Obama

Obama y la rebelión de la Gran Colombia

Consolidada la destrucción del Estado Libio de Gadafi, se ha implantado, con la mirada cómplice de las Naciones Unidas, un estado forajido, donde la única ley es la del invasor. Desde allí, se irradia un movimiento desmembrador sobre el continente africano, el cercano, medio y lejano oriente. Desde luego que en Siria la situación no ha sido fácil como tampoco lo es en Irán. En lo económico el imperio se derrumba, la vieja Europa no encuentra el camino y poco a poco sus países se ven envueltos en una crisis existencial de enormes proporciones. Las protestas, contra las medidas de carácter expropiatorio de todo beneficio social, están a la orden del día. En el Departamento de Estado están claros que la única propuesta viable de mantener al régimen imperial es una guerra de escala planetaria donde su tecnología y posicionamiento militar alrededor del mundo den al traste con cualquier foco de rebelión o movimiento defensor de la independencia y soberanía de los pueblos, de sus recursos naturales. Contra las Florecientes y Autenticas Democracias

En casa, al sur del continente; el problema no es menos grave, al emperador Barack Obama, se le ordena viajar a Colombia con el firme propósito de aplastar la rebelión que desde hace algún tiempo Chávez viene proponiendo. De lograr una nueva victoria electoral el 7 de Octubre, contra las fuerzas imperialistas, será imposible controlar al resto del continente. Para los Estados Unidos es de suma importancia el control del gobierno y la producción petrolera en Venezuela, sin ello cualquier ataque directo contra Irán y su producción petrolera será contraproducente para la economía norteamericana. Argentina reclama la soberanía de las islas Malvinas, colonizadas por Inglaterra, y su participación accionaria en la petrolera YPF, cosa que molesta al gobierno Español aliado de los Estados Unidos en las aventuras invasoras. A voces se exige el levantamiento del bloqueo a Cuba y su retorno pleno a los foros continentales. Por otro lado, Santos, presidente de Colombia, contrario a los mandatos del Departamento de Estado, está tratando de llevar buenas relaciones con Chávez y Correa. A lo interno pudiera encontrar un camino viable para la paz con la guerrilla.

El emperador Obama trae sobre sus hombros la falta de: credibilidad, acción conciliadora, respeto e igualdad hacia América Latina y el Caribe, prometidas hace cuatro años en Trinidad y Tobago. ¡Debe viajar a Colombia y poner fin a la sublevación dirigida y organizada por Hugo Chávez! A su llegada un escándalo más se posaba sobre sus hombros, los muchachos de la primera avanzada de seguridad presidencial habían hecho de las suyas a lo largo y ancho de la ciudad. ¡situación para ellos muy común, propia de cualquier ejército colonialista! Lamentablemente para el emperador, el sur ahora está muy claro de su papel histórico. ¡Los pueblos reclaman a sus gobiernos mayor y mejor Democracia! Al Presidente Santos, como organizador, no le quedó otra que seguir los designios de la mayoría: Los temas prioritarios son EL RETORNO DE CUBA e INDEPENDENCIA para LA MALVINAS.

Abrumado, por tan firme y consolidada manifestación antiimperialista, Obama se sintió avergonzado y sólo pudo, en privado, exigir al organizador que no se trasmitieran las discusiones del evento principal. Mientras tanto, la inefable señora Clinton al son del ballenato, al mejor estilo hollywoodense en la película “Danza con Lobos”, en un derroche de arrogancia imperial, emulaba y justificaba el comportamiento de los muchachos del servicio secreto y de cualquier soldado invasor en la tierra conquistada.


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Felipe Marcano


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