Para nadie es un secreto que el avance de la Revolución Bolivariana ha cambiado la geopolítica mundial y se ha convertido en un faro de luz para las naciones del mundo.
El resultado de la próxima contienda electoral a realizarse en Venezuela el venidero 7 de octubre, será una clarinada y un punto de reflexión para los países de América Latina y de los demás continentes del planeta, a la defensiva contra los imperios decadentes, quienes como fieras heridas reaccionan con violencia - “el arma de los que no tienen razón” - como diría nuestro Libertador Simón Bolívar.
Sólo basta pasearnos por lo que ha ocurrido en los últimos años en el continente africano y el medio oriente, para mirarnos en ese espejo y ver como a través de organizaciones como la OTAN y la mismísima ONU, se trata de aplicar planes para invadir y apropiarse de las materias primas, por parte de las potencias que se derrumban a causa de sus erradas políticas neoliberales.
El esquema de dominio mundial liderado por los Estados Unidos y sus secuaces europeos, recurren a las más variadas estrategias y han pensado seguir manejando el control, incluso en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; donde gracias al apoyo de Rusia y China conseguían sus objetivos, al menos en el campo diplomático porque a la final, se han burlado hasta de los acuerdos de la ONU, pasando por encima de sus propias Resoluciones; como por ejemplo en Irak, con sus mentiras de las armas nucleares y en Libia, con el asesinato de su líder Muhammad Gaddafi.
Su última estrategia llevada a la ONU es el Plan de Kofi Annam, una manera de enmendar sus errores en Libia y tratar de enmascarar el ataque de mercenarios que actúan en Siria, para poder aplicar la misma invasión; ya ensayada pero que ahora encuentra grandes obstáculos, porque se ha desenmascarado su guión en el Consejo de Seguridad (su plataforma legal) donde han encontrado el rechazo de Rusia y China, quienes ya no le hacen, por ahora, el juego al Imperio Norteamericano y a sus aliados de la OTAN.
Pero sin ir muy lejos aquí también en América Latina, el Imperio contraataca en el campo diplomático moviendo sus piezas y caballos de Troya para impedir el avance de la unidad y los exitosos triunfos diplomáticos del ALBA, la CELAC y la UNASUR.
Ahora para afinar estrategias y tratar de frenar el avance de la unidad , a la cual no pueden eludir países afinados a los Tratados de Libre Comercio y el Área de Libre Comercio de Las Américas, ALCA, como Colombia, México, Perú y Chile, se habla de un “Alianza del Pacifico” (“Esta alianza nace con una clara vocación de futuro y un espíritu de integración abierto a todos los países del Arco del Pacífico”, declaró el presidente chileno, Sebastián Piñera, anfitrión de la IV cumbre de esta alianza) . Es decir, maduran un plan para frenar la unidad que se puso de manifestó en la última reunión de la OEA, en Cochabamba, donde se avanzó con la tesis bolivariana y la cual dejó en claro que es en el ALBA donde se afinan los cañones para las próximas contiendas; porque ya la unidad es indetenible, a pesar de las nuevas estrategias que quiere aplicar la mano peluda del imperio para tratar de dividirnos.
En Cusco, Perú, se dieron los pasos formales para la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, el 18 de diciembre de 2004 a la cual se le uniría inmediatamente el Caribe. Igualmente, el 17 de abril de 2007 en la Isla de Margarita, Venezuela, se decidió crear la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR y que suscribió su Tratado Constitutivo en Brasilia, Brasil el 23 de mayo de 2008.
A pesar del renacer del espíritu de la unidad, deambula y despierta conciencias el espíritu permanente de Simón Bolívar con su eterna sentencia: “¿Cuánto no se opondrían todos los nuevos estados americanos, y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad? – Carta al Coronel Patricio Campbell, Guayaquil 5 de agosto de 1829
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