No es un secreto para nadie, sin embargo, muy poca consciencia existe sobre la enfermedad más terrible que padece la humanidad, el capitalismo. No se necesita ser un erudito o experto para llegar a la conclusión de que; o se cambia de rumbo, o se perece como especie. En estas humildes reflexiones no pretendo exponer cifras que así lo demuestran, simplemente intento hacer un llamado para que en algo contribuya a esta batalla contra el sistema capitalista y sus perversas ideas.
La batalla contra el capitalismo es en el campo de las ideas y luego esto se concreta en la cotidianeidad, en el sistema de cosas, en la justicia, en el derecho, en la equidad y en la base espiritual del socialismo que es el amor.
No será posible desmantelar el sistema capitalista sino tenemos plena consciencia militante de lo perverso de sus premisas. ¿Cómo han logrado permear en nuestras mentes hasta hacernos sus más fieles cancerberos? Es una pregunta difícil de explicar, no obstante, la realidad demuestra que la ideología capitalista se sostiene en la medida que la sociedad asume que la ideología de este sistema es la justa. Todo ser humano en el fondo está dotado de humanidad, obviamente, y eso es “satisfecho” por la lógica capitalista refugiándose en teorías y doctrinas manipuladas y torcidas, donde el espíritu egoísta se expresa de forma superlativa hasta llegar a niveles de verdadera locura. Es de esta manera como el capitalismo creo su dios, el dinero, el dios dinero que decide la vida de millones de personas en la frialdad de unos números y cifras, pero, no obstante, usó al dios de Cristo, el verdadero, para manipular y contener la rebeldía de los pobres, para ello atrajo a la iglesia, se apoderó de sus cúpulas, ideologizó hasta el punto de convertir a Cristo en la antítesis de lo que en la realidad fue, el redentor de la humanidad, el revolucionario y convertirlo en una figura que solo castiga paradójicamente el derecho de los más necesitados. Hoy la iglesia del capitalismo son los canales de tv, los grandes periódicos de la burguesía y buena parte de las universidades del planeta que se encarga de asumir la prédica de la nueva religión, la religión del dios dinero.
No hay acción que se inicie en el mundo capitalista que no tenga un objetivo perverso…hay quienes exclaman ¡no todo es malo!, “el capitalismo desarrolló las fuerzas productivas”, “desarrolló la tecnología, la informática y la cibernética” pero cabría preguntarse ¿A costa de qué?... con ello no pretendo caer en el maniqueísmo de lo bueno o lo malo, simplemente intento expresar lo que pudiendo ser para la humanidad un puntal de avance, termina siendo una cadena para el atraso social, la generación de pobreza y la expoliación de los recursos naturales de los más débiles por parte de los imperialistas. ¿De qué valen los grandes centros comerciales, grandes complejos industriales, avances científicos, los viajes a Marte, la más moderna tecnología si ello no sirve para aplacar el hambre de los pobres del planeta? ¿Vale de algo los avances en la medicina, si nuestros hermanos se mueren de mengua por no poseer el dinero suficiente para ser atendido? ¿De qué sirven la construcción de grandes complejos urbanísticos si estos se quedan largo tiempo desocupados porque no hay quien los compre? ¿De qué sirve la producción de alimentos que se exhiben en estanterías cuando existe un hambriento que no tiene acceso a la comida por no poseer la cara del “dios capitalista” impresa en papel moneda? Son interrogantes que todo ser racional debería hacerse, sin embargo, vemos a centenares de personas que esto pareciera no importarles, o importarles muy poco, para que esa actitud sea consecuente y consuetudinaria el nuevo dios del capitalismo entre en acción…cámara, mentira, escenario y acción!!!
Los clásicos del socialismo consideraron que el desarrollo de las fuerzas productivas generaría la maduración necesaria para escalar al socialismo, la terca realidad nos ha demostrado otra cosa, los primeros ensayos socialistas se intentaron en países atrasados como China y Rusia, hoy postrados al capitalismo de la mano del mismo reformismo que aquí en Venezuela le observa “detalles interesantes” al capitalismo y que se amoldan a la conseja aquella de “poco a poco, el cambio gradual, etc” y todo aquel menjurge ideológico que ya no tiene forma de justificar su verdadero rostro capitalista. El capitalismo demostró que en la medida de haber alcanzado su mayor desarrollo tecnológico, los niveles de explotación alcanzaron cifras inmensas con técnicas sofisticadas que hacen creer a los explotados que son “los dueños” de las empresas cuando en realidad son los explotados, verbigracia el caso Polar y aquellos esquiroles que salieron a decir “con mi empresa no te metas”, ese es el colmo de la alienación. La ciencia, la tecnología y el conocimiento en manos de la burguesía impusieron una dictadura esclavista, simplemente los látigos son distintos, el amo esclavista apaleaba a sus esclavos con el rejo, el amo capitalista azota a sus súbditos con la tv, el cine, y toda la basura publicitaria que genera en el ser un deseo de consumo que alcanza niveles inauditos, hasta crear un conjunto de necesidades generadas solo por el incremento del consumo más allá de los requerimientos normales de ese ser.
La alienación y enajenación es un vértice donde la lógica capitalista se apoya para producir en exceso un conjunto de mercancías innecesarias para la vida, de esta manera se produce autos en exceso, neveras en exceso, bicicletas en exceso, que se exponen en un juego perverso de “libre mercado” controlado por un club de propietarios del planeta que esclavizan a otros burgueses, en sus países, pero que no solo son sino peones de los dueños del mundo y así se estructura una cadena que idiotiza a toda la estructura de las grandes corporaciones que controlan los mercados del mundo. De esta manera se imponen los imperios, la forma de hacerlo es con un crecimiento enloquecido de la tecnología y la ciencia militar que les permite “someter” al mundo a sus designios.
No puede haber algo más loco y estúpido que pretender ser el dictador del mundo, sin embargo, en el capitalismo y su elástica lógica todo es posible, para ello se encarga de envenenarnos con sus programas ideológicos basura que en el fondo no hace otra cosa sino adormecer la consciencia.
He catalogado al capitalismo, su sistema, su lógica como lo más absurda y loca que cualquier ser humano pudo haberse imaginado, no obstante, si le preguntamos a cualquier científico de el avance tecnológico, cibernético e informático, este sin duda le respondería… “es el mayor avance del hombre”, pero, nos preguntamos ¿Sirve para satisfacer las necesidades humanas? La interrogante seguramente hará dudar a muchos, al menos los menos apasionados de defender un sistema capitalista decadente y anacrónico.
A los ideólogos del capitalismo se les fundió el cerebro, ni siquiera son capaces de predecir sus propias crisis y además hay una crisis aún más grave que no podrá ser controlada por ningún “avance científico” del capitalismo, el cambio climático y los desequilibrios que éste representa, porque el mismo se fundamenta en el daño indiscriminado a la naturaleza. Además de las crisis económicas que estremecen las estructuras de las sociedades europeas y americanas, la respuesta que dan los capitalistas es invadir pueblos como Libia, desestabilizar países como Siria, Irán, Bolivia, Ecuador y Venezuela, por nombrar a los más prominentes.
¿Cómo podrá nuevamente la ideología capitalista conquistar los corazones de quienes les fueron fieles durante mucho tiempo? Esa es la batalla que hoy libramos y debemos librar, desenmascarar a sus portavoces, a sus voceros en el mundo que disfrazados nos pretenden enamorar y enamorar al pueblo. Dentro de esos disfraces están los reformistas, que agotan sus últimos cartuchos en la revolución bolivariana por hacernos convencer de que la profundización de la revolución es un anatema, se arman de un discurso demagógico y de consignas, ocultan su incapacidad detrás de un supuesto respaldo a Chávez, pero hacen todo lo contrario a Chávez. Por un lado Chávez da una orden y ellos salen solícitos a torpedearla, le temen al poder popular, le temen a los pensadores con profundidad, se chorrean ante el debate de las ideas y son los promotores de “ideas” como: “que gane Chávez, pero con pocos votos para que siga dependiendo de nosotros”….En esa cuerda floja andan muchos que terminan lastimosamente convertidos en peones del capitalismo, del sistema perverso que estamos obligados a derrumbar para salvar a la humanidad y al planeta.
El mundo de hoy exige una interpretación acertada para avanzar, ahora bien, dicha interpretación no puede estar enmarcada en cánones tradicionales, sin entender que: si algo logra el sistema capitalista y sus capacidades de engaño es mutar en cada circunstancia en donde ve en peligro su permanencia como sistema, de esta forma, quien no haga un análisis objetivo y realista sin perder la profundidad estratégica está condenado al fracaso, al pragmatismo, al voluntarismo o al teoricismo infecundo.
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