Estados Unidos e Israel, consagrados de cuerpo entero a la guerra, han requerido poderosos lobbies académicos y multimediáticos para impulsar sus agendas geopolíticas
La carrera armamentista –un superlativo negocio– y la procuración de las guerras necesitan "recursos humanos", reclutados en las universidades y los multimedia, para persuadir sobre la nobleza filantrópica de sus fines ante una opinión pública deliberadamente desinformada.
Fuera de los propios instigadores cupulares de las guerras, de no ser por una elite de investigadores lejanos a las lubricaciones pecuniarias, nadie sabría la razón por la cual fueron lanzadas dos bombas nucleares por Estados Unidos en Japón ("La decisión para usar la bomba atómica y la arquitectura del mito estadounidense", Gar Alperovitz, Knopf, 1995).
Cuando los tambores de guerra retumban en Israel –con la perturbadora descripción de un muy agitado premier Netanyahu dispuesto a correr todos los riesgos (Haaretz, 3/8/12) con tal de bombardear a Irán–, Bill Kristol, con desmedida influencia en los multimedia de Estados Unidos y director de Emergency Committee on Israel (ECI), inquirió cuál era la utilidad de poseer bombas nucleares "si no se usan" (ver Bajo la Lupa, 15/7/12).
ECI exhibe alarmantes traslapes de su membresía con su gemelo Committee on The Present Danger (Comité del Peligro Presente: CPD, por sus siglas en inglés), matriz operativa de cabilderos "académicos" quienes impulsan la agenda del Pentágono y la "cuarta (sic) guerra mundial" contra el "terrorismo islámico" y quienes, en su obsesión de "guerra permanente", catalogan a la guerra fría como la "tercera (sic) guerra mundial".
Bill Kristol y Robert Kagan, identificados por su pertenencia a la fauna de neoconservadores straussianos que impulsaron el desastre de las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán, publicaron como aperitivo premonitorio un año antes del 9/11 el libro conjunto Peligros presentes.
Según Source Watch, CPD es un “grupo de apoyo halcón (¡súper sic!) fundado en 1950 para "impulsar presupuestos más amplios del Pentágono y una acumulación de armas con el fin de contrarrestar a la URSS".
Peter Hannaford, anterior director de CPD, muy cercano al Partido Republicano y anterior consejero de Reagan, comentó en 2004 que "vemos un paralelo entre la amenaza soviética y la del terrorismo".
Ese mismo año el director de CPD era James Woolsey –anterior director de la CIA, vicepresidente de la consultora Booz Allen & Hamilton (que, por cierto, "asesora" a los presidentes del PAN)–, donde destaca la crema y nata del súper fascismo de Estados Unidos, entre ellos el controvertido senador Joseph I. Lieberman (su copresidente), muy cercano a Israel, y el rabino Dov Zakheim (todo un personaje que merece él solo una enciclopedia), anterior auditor del Pentágono y sobre quien pende un polémico faltante (¡súper sic!) en la contabilidad militar de nada menos que 2.3 billones de dólares (www.onlinejournal.com/artman/publish/article_1015.shtml), alrededor de dos veces el PIB de México.
Donald Rumsfeld, anterior secretario del Pentágono de Baby Bush, reconoció la evaporación mágica de tan colosal cantidad de dinero (www.youtube.com/watch?v=xU4GdHLUHwU).
CPD ostenta miembros que se traslapan con American Enterprise Institute, Heritage Foundation, American Israel Public Affairs Committee (AIPAC) y Boeing (nota: para promover sus ventas de armas).
Varios de los miembros de CPD son gemelos de la Comisión Trilateral (nota: que incluye a varios entreguistas "mexicanos": www.squidoo.com/TRILATERALCOMMISSION ).
CPD fue diseñado para “alertar a EU del ‘peligro presente’ soviético” bajo la agenda secreta National Security Council (NSC-68) escrita por el superhalcón Paul Nitze con el fin de mantener "una supremacía militar de EU en el mundo".
El blog de Cambridge Forecast Group cataloga a CPD como "una fabrica de mentiras" de los sionistas neoconservadores (19/11/07).
Tom Barry, director de política del think tank International Relations Center (IRC), con sede en Washington, expone la evolución desde 1950 del controvertido CDP y critica la cosmogonía bélica de Estados Unidos que vislumbra en forma paranoide "peligros por doquier" (Asia Times, 23/6/06).
Cita Tom Barry que los “halcones influyentes” Dean Acheson, ex secretario de Estado, y Paul Nitze, ex director de Planeación del Departamento de Guerra, "reconocieron que el documento NSC-68 debía ser tanto un instrumento de propaganda (sic)" como "guía política" del Pentágono.
Dean Acheson adujo que el "objetivo de NSC-68", la hoja de ruta de CPD, consistía en "apalear (sic) la masa (sic) mental (sic) para que no solamente el presidente haga una decisión sino que ésta sea implementada".
Tom Barry expone la "amplia membresía de israelíes en CPD" y su "traslape" con Jewish Institute for National Security Affairs (pro Likud) y el muy sesgado Middle East Forum.
CPD apadrinó un seminario sobre la "cuarta (sic) guerra mundial" (9/11/04), que epitomiza la "guerra contra el terrorismo islámico" y cuyos ponentes fueron prominentes neoconservadores straussianos: Norman Podhoretz, James Woolsey (ex director de la CIA), Eliot Cohen, Rachel Ehrenfeld y Paul Wolfowitz (ex subsecretario del Pentágono y ex presidente del Banco Mundial).
Sesenta y dos años después, en su nueva metamorfosis de inicios del siglo XXI –donde la constante escenografía es la "guerra permanente" y sólo varía el apellido del enemigo en turno (v. gr. sustituir a la URSS de la guerra fría por el sobredimensionado "terrorismo islámico" de la "cuarta guerra mundial")–, CPD, según Tom Barry, "tiene como objetivo elevar el nivel de peligro entre los estadounidenses declarando que Estados Unidos está inmerso en la cuarta (sic) guerra mundial, pero que aún no ha comprometido recursos adecuados para la batalla global".
¿Cómo? Estados Unidos antes debe salir de su incoercible marasmo financiero después de haber dilapidado colosales fortunas sin resultados tangibles en sus fallidas guerras de Irak y Afganistán.
Tom Barry aduce que “cinco años después de exageradas evaluaciones de amenazas de los neoconservadores y de la administración Bush –muchos de los cuales han sido públicamente expuestos, como las armas de destrucción masiva y los vínculos sin fundamento en Irak de Saddam Hussein-Osama Bin Laden–, CPD enfrenta un mayor desafío en obtener aceptación para su llamado al gobierno de Estados Unidos de expandir su mal dirigida "guerra contra el terrorismo" y su "cruzada misionera para expandir la libertad".
Concluye Tom Barry que este nuevo clon del CPD primigenio es probable que sea incapaz de vender su visión alarmista del "peligro presente".
A mi juicio, CPD se agotó gritando "ahí viene el lobo" que tuvo vigencia mientras Estados Unidos gozaba de primacía financiera global.
Hoy la bélica obsesión propagandística de CPD la convirtió en una anacrónica entidad vociferante (gracias al increíble control del eje multimedia/Hollywood/Las Vegas/Wall Street/Congreso) y cuyo discurso ha sido adoptado y adaptado por su gran aliado, el "sionista mesiánico" (ex director del Mossad dixit) Netanyahu, quien para encender su cigarro está dispuesto a incendiar al planeta y listo a "apalear la masa mental" del género humano con su propaganda muy aburrida de eterno verdugo seudovictimizado.
La Jornada
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