La victoria del Ejército Rojo en Stalingrado se convirtió en una señal para los pueblos de América Latina. Los países que encabezaban la región comenzaron a establecer y en algunos casos a restablecer relaciones diplomáticas con Rusia. La iniciativa partió de los latinoamericanos a pesar de las dificultades durante la guerra, entre 1943 y 1946 embajadas de la Unión Soviética se abrieron en México, Cuba, Venezuela, Colombia, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina. El presidente Roosevelt se mantuvo al margen de la instalación de misiones diplomáticas soviéticas en el continente. En el mes de mayo de 1943 José Stalin disolvió el Comintern con el objeto de demostrarles a los aliados que en las nuevas condiciones históricas, la organización no sería utilizada como una vía para ?exportar revoluciones.?
Sin embargo, aun antes del discurso de Winston Churchill en Fulton, pronunciado el 5 de marzo de 1946 la política exterior de Estados Unidos fue inevitable y amenazó con deslizarse hacia una Guerra Fría con Rusia. De manera gradual, las fórmulas empleadas en Estados Unidos para denunciar la propaganda del totalitarismo de la Alemania nazi, comenzaron a emplearse contra la Unión Soviética. Esta fue acusada de la división de Europa debido a la construcción de la ?Cortina de Hierro? y de desarrollar planes secretos de expansionismo. Esta estrategia contra la Unión Soviética fue firmemente formulada por Washington y Londres, ?los rusos solo respetan la fuerza? de manera que para alcanzar un acuerdo con Rusia solo puede ser en base al poderío militar de los pueblos anglo-sajones.? Es decir, el requisito de la carrera armamentista y la posesión unilateral de armamento nuclear como argumento principal para ?contener? a Moscú. ?Informaciones filtradas? confirmaron la existencia de planes para atacar Rusia con bombas atómicas. Docenas de ciudades serían destruidas siguiendo lo hecho en Hiroshima y Nagasaki.
Moscú comprendió que las políticas agresivas del presidente Harry Truman buscaban limitar la presencia soviética en diferentes partes del mundo y sobre todo en el Hemisferio Occidental. Con el objeto de deshacerse de los "observadores soviéticos? en América Latina, Estados Unidos lanzó una poderosa campaña propagandística "para denunciar las actividades subversivas de los soviéticos? en el continente y esta sobrepasó todo lo que se había hecho en el campo de la propaganda durante la lucha contra la Alemania nazi. Los países al sur del Río Grande ?patio trasero norteamericano? ¡tenían que ser completamente despejados de embajadas, misiones comerciales y centros culturales soviéticos! Con el objeto de realizar esta tarea enviaron a diplomáticos norteamericanos y al FBI quienes se encargaron de labores de inteligencia durante la guerra y en 1947 crearon la CIA.
La embajada soviética en Santiago de Chile fue tiroteada temprano a la mañana del 10 de octubre de 1947. Se disparó desde un automóvil apuntando hacia las ventanas del segundo piso. Once proyectiles de una Thompson hicieron impacto en las paredes. El escudo de la Unión Soviética en la entrada principal del edificio recibió varios impactos de bala. La prensa derechista pro norteamericana se regodeó ?se trata de una reacción frente a los intentos de convertir a Chile en una avanzada de la subversión soviética en el continente.? Una semana después, durante la apertura de una tradicional exposición agrícola, un grupo de terratenientes organizó una manifestación bajo las consignas de ?No al comunismo?, ?Abajo el embajador Zhukov? y ?Abajo Rusia?. Los soviéticos fueron obligados a abandonar el evento escoltados por el jefe del protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y la policía. Respecto de la situación en la embajada, se envió un telegrama a Moscú informando que ?se rumorea de manera insistente que el gobierno de Gabriel González Videla romperá relaciones diplomáticas con la URSS en un futuro cercano.? En breve el embajador Zhukov fue citado al Ministerio de Relaciones Exteriores y se le entregó la nota correspondiente. A los diplomáticos se les dio tres días para empacar y abandonar el país. La embajada soviética en el país se mantuvo durante un año, cinco meses y 25 días.
Un día después, el 11 de octubre de 1947 el apartamento del tercer secretario de la embajada de la URSS en México, Iván Kumaryan fue tiroteado. Él se encontraba en viaje de negocios pero su esposa y dos niños fueron testigos del intento de asesinato. Ellos se lanzaron al suelo del comedor justo a tiempo mientras que el fuego fue dirigido hacia la ventana del dormitorio. La esposa del diplomático alcanzó a ver dos hombres portando armas cerca de la reja de la casa. El día 17 de diciembre se repitió el ataque. Kumaryan y su esposa estaban en ese momento en una recepción diplomática pero los niños estaban en casa. Rápidamente tuvieron que mudarse a la embajada. El embajador, Alexander Kapustin, recibió instrucciones de Moscú de hacer una ?petición verbal? al Ministerio de Relaciones Exteriores de México y exigir una investigación sobre los incidentes. Se aconsejó al embajador negociar con los mexicanos de manera que la información sobre los tiroteos no llegara a la prensa. Moscú no deseaba ningún escándalo promocional extra, conociendo muy bien quien si lo deseaba. Un agente de la policía secreta que investigaba la ?situación?, le confidenció a Kumaryan ?este caso se considera como de origen político.? Si ellos quisieran matarlo lo habrían emboscado cuando Ud. regresaba de su oficina y le habrían disparado a Ud. Esta gente trata de crear un escándalo y sospecho que no son mexicanos. Al preguntársele de quien él sospechaba, el agente contestó en inglés, ?I don?t know?. ?No lo se.?
La misión soviética en la Habana fue tiroteada el 20 de abril de 1948. Por lo menos una docena de impactos recibió el edificio desde un automóvil en movimiento. Dos proyectiles alcanzaron el apartamento del embajador y uno alcanzó la pared del salón de recepciones. Nadie resultó herido, todo el personal se encontraba en una reunión político-informativa. El jefe de la policía se apareció en la misión media hora después del tiroteo. Dijo que investigaría, pero no prometió resultados rápidos. Según informaciones recibidas de amigos de la misión en la policía, el ataque fue organizado por la ?Unión de Veteranos de la II Guerra Mundial? adscritos a la embajada de Estados Unidos.
Nuevas provocaciones contra la misión se efectuaron los días 16 y 21 de agosto. El método fue el mismo, disparos efectuados desde vehículos en marcha apuntando principalmente a las ventanas. Luego se supo que los ataques del mes de agosto habían sido perpetrados por la Liga Anticomunista fundada por el segundo jefe de la policía de Cuba, Salvador Díaz-Verson. Unos días antes de los ataques, él se reunió con un agente norteamericano de inteligencia en la Isla de McNamara. La última provocación contra la misión soviética se llevó a cabo el 10 de abril de 1951. Una bomba fue lanzada desde la calle hacia el balcón del edificio principal pero no explotó debido a la mala calidad del detonador. La policía desactivó el ?aparato infernal?. Se sospechó que este atentado fue ejecutado por militantes seguidores del inmigrante blanco ruso Andrei Golovchenko quien en 1947 fue declarado presidente del ?gobierno ruso en el exilio?. Este sujeto dio a conocer su iniciativa en la ?Sociedad de Amigos de los Estados Unidos de América.?
El dictador cubano Fulgencio Batista que había tomado el poder en un golpe de estado la noche del 9 al 10 de marzo de 1952, anunció de inmediato que haría todo lo necesario para ?detener la infiltración comunista en Cuba.? El día 21 de marzo agentes de la policía montaron una provocación en el aeropuerto tratando de retener a dos correos diplomáticos y contrariando el derecho internacional, querían inspeccionar sus equipajes. Los correos diplomáticos resistieron y regresaron a México. La correspondencia diplomática no llegó a la misión y sus actividades prácticamente quedaron paralizadas. El gobierno de Batista no dio ninguna explicación sobre el atropello a los correos soviéticos. El día 2 de abril un representante de la misión diplomática soviética en la Habana se presentó ante el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba con una nota informándole la ruptura de relaciones diplomáticas. Durante una entrevista con periodistas norteamericanos, Batista señaló ?Rompí con Rusia tal como quería Estados Unidos.?
Las provocaciones organizadas por la CIA a través de agentes en la fuerza policial lograron por último que la Unión Soviética rompiera relaciones con Brasil en 1947, con Colombia en 1948 y con Venezuela en 1952. Solo México, Uruguay y Argentina fueron capaces de resistir la presión de Washington. Los dos primeros países ya habían roto relaciones diplomáticas con la Rusia Soviética en 1930 y 1934 respectivamente. Recurrir a tales drásticas medidas y otra vez terminar las relaciones sería inapropiado en la Argentina. En repetidas oportunidades el embajador norteamericano trató de persuadir a Juan Domingo Perón de ?deshacerse de la misión soviética?. El presidente Perón puso fin a sus intentos proponiéndoles públicamente a los norteamericanos dar el ejemplo y ellos primero cerrar la embajada soviética en Washington. A menudo se citaron las palabras de Perón, que dijo, ?nosotros no vamos a sacar las castañas del fuego para otros.?
El conocido experto en relaciones URSS-América Latina, Alexander Sizonenko, con certeza señaló que ?durante la Guerra Fría, las potencias occidentales trataron de aislar y debilitar a la Unión Soviética y sus dirección trató de buscar oportunidades para mejorar sus situación y mejorar las relaciones con ciertos países.? La entrevista del embajador argentino, Leopoldo Bravo y Stalin el 7 de febrero de 1953 fue eminentemente simbólica. Sizonenko interpretó correctamente la posición del líder soviético ?Stalin no solo estaba buscando oportunidades para ampliar y fortalecer las relaciones con Argentina cuyo presidente Juan Domingo Perón a menudo había criticado la política norteamericana en esa época, pero también trató a través de ese país de romper las cadenas de la guerra fría por los menos en América Latina (1).
Yo agregaría que tanto el FBI como la CIA continúan realizando operaciones especiales en el continente. No debemos esperar que Estados Unidos, bajo las nuevas condiciones históricas y luego de haber triunfado en la Guerra Fría, vea con buenos ojos la creciente actividad diplomática y de hombres de negocios rusos en América Latina. Las agencias norteamericanas de inteligencia mantienen todos los aspectos de estas actividades bajo constante vigilancia y si es necesario emplearán su rico caudal de experiencia en posibles provocaciones, sabotaje y manipulación propagandística con el objeto de desacreditar el ?Regreso de Rusia a la América Latina.?
Nil Nikandrov Traducción desde el inglés por
Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona
Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en