Obama espera que pronto el presidente de Siria, Bashar Assad, se vaya. Como espera, se vayan todos los gobernantes que no se suman a los planes del gran capital internacional ni se dejan saquear.
“Algo se ha roto en Siria y la reparación no será perfecta, incluso después que Assad se haya ido”, dijo a la prensa el presidente de Estados Unidos.
A gringos, al frente de ellos Obama, les molestan los gobiernos de verdad democráticos, tanto que se anclan en el poder popular, como el de Venezuela. Ante estos, urden planes terroristas y buscan, sin importar el medio, destrozos y genocidios, sacarlos del medio.
En todo eso predomina la hipocresía que empieza por acusar a esos gobiernos que no les simpatizan de antidemocráticos, mientras sustentan, protegen y se protegen en aquéllos que sí lo son de verdad.
Cuando Obama dijo lo que antes citamos, lo hizo en Jordania, en compañía del rey Abdalá II, quien además de ser monarca, bajo el disfraz constitucional, tiene la potestad de nombrar y destituir jueces – poder judicial – y aprobar enmiendas constitucionales, es dueño del equipo y novio de la madrina. Es decir, ese socio y protegido de EEUU, reúne las deplorables condiciones por las cuales ellos acusan falsamente al gobierno bolivariano y al de Siria. Pero al rey Jordano no se le cuestiona; no importa si es demócrata o no – para los efectos gringos lo es- pues esa formalidad nunca estará por encima de los intereses que gente como Obama o cualquier otro presidente norteamericano defiende y siempre ha defendido.
Pero dijo más, como “se debe trabajar por una oposición creíble para entrar en acción en Siria”. Ni más ni menos, que la oposición no es aquella que existe en Siria, como resultado de sus luchas y proceso histórico, sino la que ellos, dueños del universo configuren. Porque tiene que ser creíble, por supuesto a ellos, no vaya ser que “cachicamo trabaje para lapa”, pareció pensar Obama. Meter mercenarios, pagarlos y todo lo que eso implica, hay que cobrarlo luego, poniendo en sitios claves gente “creíble”.
Pero el cinismo de Obama no para allí; va más lejos. Advierte que “le preocupa mucho, que Siria se convierta en un enclave del extremismo”. La propia prensa que le sirve y se hace eco de sus palabras, traduce esto último como sinónimo de terrorismo; palabra terrible con la cual la Casa Blanca y Pentágono destruyen a cualquiera y le hacen blanco de sus matones.
A Libia la llenaron de terroristas para derrocar y al final asesinar a Omar Gadaffi y a Siria introdujeron miles de esos para simular una guerra civil en ese país y de no ganarla en breve, justificar una intervención extranjera.
Pero a Obama eso no le preocupa; ellos decidieron que eso no existió o produjo nunca; como tampoco ahora en Siria. La preocupación le surge por lo que suceda “después que Assad, se haya ido”. Con lo cual ratifica su orden que hay que tumbar al gobernante de ese país porque a ellos, los gringos, no les conviene. Como intenta tumbar al gobierno venezolano de ahora y al que surja de las elecciones del 14-4, para lo que ordena a la señora Roberta Jacobson, desacreditar al CNE.
Pero se adelanta y advierte, que sólo después que se “haya ido Assad”, aparecerán los terroristas. Estos no serán otros, sino todo aquél que no acepte la imposición, el atropello gringo con terroristas de verdad y manifieste activamente su rechazo. Es decir, de antemano, Obama señala la línea. Cuando Assad se vaya, habrán de someter a hierro y fuego todo vestigio de inconformidad y no pararán en hueso, pues se trata de “peligrosos terroristas” y en la mentalidad gringa, uno de esos tipos, aunque ande armado de un libro, o quizás por eso, no tiene derecho ni merece misericordia. Recordar que a Bin Ladem, viejo socio de la Casa Blanca, catalogado por ellos de terrorista, también le asesinaron a mansalva y en estado de indefensión, como a Gadaffi.
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