La ausencia del Comandante Chávez en los últimos tiempos en los foros internacionales y latinoamericanos-caribeños en particular, por motivo de su enfermedad, se sintió marcadamente. Una cosa eran esos encuentros con Chávez como protagonista y otro sin su presencia. Inclusive, el mero hecho de señalar la probable asistencia del Comandante a cualquiera de esos eventos, significaba un reajuste de agendas, una expectativa diferente y un reacomodamiento de las fuerzas en pugna. Las reuniones pasaban a tener un carácter imprevisible para muchos, y en la mayoría de los casos esa incertidumbre reinaba en el bando hostil a la integración emancipadora.
Pero el enemigo nunca descansó ante la ofensiva unionista e independentista liderada por Chávez. Es lógico entonces, y con más razón ahora que el Comandante nos ha dejado físicamente, que la embestida imperialista se acreciente sin disimulo.
La Alianza del Pacífico, espacio propuesto por el ex presidente neoliberal peruano Alan García ya hace unos años (28 de abril de 2011), se revitaliza a la luz de la coyuntura actual. Chile, Colombia, Perú y México son los pivotes de este bloque que, luego de la reunión de la CELAC en Santiago de Chile, comenzó a operar aceleradamente. Miembros observadores de este bloque lo son hoy Panamá, Costa Rica, Uruguay, Guatemala y Paraguay, planteando integrarse República Dominicana. Otros países observadores fuera de nuestra región son: España, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelandia.
Varios de estos países firmaron Tratados de Libre Comercios (TLC) con Estados Unidos, en otros existen bases militares norteamericanas, México y Chile son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y todos responden a gobiernos de carácter neoliberal sujetos a los designios de Washington.
Obama va a viajar a Costa Rica próximamente. Allí se reunirá con la presidenta Chinchilla y otros mandatarios centroamericanos. La idea es cuadrar a varios de ellos en torno a su ingreso a la Alianza del Pacífico, que tiene su correlato en el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica, TPP (Trans-Pacific Partnership), el cual tiene a Estados Unidos como principal impulsor y donde, por supuesto, China queda excluida.
Para cualquier lector, más o menos politizado, es fácil deducir que este espacio o bloque apunta contra la CELAC, Unasur, Mercosur y el ALBA, como asimismo contra China. Los pitiyanquis latinoamericanos una vez más juegan de peones en el tablero de la geopolítica mundial conducida por los países imperialistas. ¿Se podía esperar otra cosa de Santos, Piñeda, Humala o Peña Nieto? ¿Cómo va a jugar Uruguay, que por un lado firma su ingreso al SUCRE y por otro coquetea con los neoliberales? Sin duda que Paraguay, luego de las elecciones de abril, con el casi seguro triunfo, ya sea de Horacio Cartes o de Efraín Alegre, se incorporará a la Alianza del Pacífico.
¿Es este otro bloque regional más de integración? Iluso sería pensarlo de esta forma. De lo que se trata es de reflotar el ALCA. Dar los pasos necesarios para firmar conjuntamente un Tratado de Libre Comercio entre un importante grupo de países latinoamericanos caribeños con los Estados Unidos y sus aliados; desnaturalizar la CELAC y Unasur, aislar el ALBA y poner en aprietos el Mercosur.
¿Somos conscientes de esa arremetida imperialista? Si no lo somos es urgente que así lo sea. En mayo se realizará la próxima cumbre en Cali, Colombia. Según María Ángeles Holguín, ya confirmaron su presencia cinco países observadores, más los presidentes de los países miembros. Los ya comprometidos son Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Guatemala y Uruguay. Se espera, en el transcurso de las semanas, las confirmaciones de República Dominicana, Panamá, Guatemala y Costa Rica. Quien también confirmo su participación al evento es el presidente de España, Mariano Rajoy.
¿Cómo contrarrestar esta ofensiva imperialista? En principio es necesario fortalecer y consolidar los espacios conquistados en estos últimos años. Y fundamentalmente el ALBA, donde podemos decir que es el bloque donde todos sus integrantes comparten una visión similar en la lucha antiimperialista y por la unidad latinoamericana caribeña con soberanía. El ALBA debe de convertirse en el muro de contención ante el embate neoliberal. Y para esto es insoslayable encender todos los motores de arranque, acelerar la marcha en todos los emprendimientos acordados, crear nuevos y movilizar al pueblo involucrándolo tanto en los proyectos como en las empresas grannacionales. Las empresas grannacionales de alimentación, del hierro, del aluminio, de la energía, de medicamentos; la Universidad del ALBA, el Banco del ALBA, la empresa importadora-exportadora, las líneas aéreas, la Misión Milagro, la alfabetización y post-alfabetización, etcétera, deben apresurarse en aparecer. “En la demora está el peligro”, decía Eloy Alfaro.
Asimismo urge combatir cualquier tipo de burocratización en las instituciones del ALBA, abrirlo sin miedo a la participación popular, crear una suerte de “estado mayor” con los principales referentes de los partidos políticos revolucionarios de los países miembros y armar, de una vez por todas, el mentado Consejo de Movimientos Sociales del ALBA, que hasta ahora ha quedado en meros formulismos, en meras declaraciones y, cuando no, sujeta a agendas sectoriales.
Pero ese Consejo de Movimientos Sociales del ALBA debe de jugar un papel trascendente, superar lo exclusivamente declarativo para ponerse a la cabeza de los grandes emprendimientos ¿Puede crearse una poderosa empresa grannacional de la energía sin los trabajadores petroleros o de la electricidad? ¿Puede desarrollarse una Grannacional de la Alimentación sin los campesinos o los obreros de la agroindustria? ¿Puede haber Unialba (Universidad del ALBA) sin los estudiantes?
Pero también los movimientos sociales involucrados deben de ser coherentes con sus posiciones políticas; no se puede apoyar al Presidente Correa en Ecuador y ser hostiles a Daniel Ortega en Nicaragua, o estar con la revolución bolivariana pero tener reparos con la Cuba revolucionaria, o estar con Evo pero no con Correa. Si el Consejo mentado no se ha constituido hasta ahora ha sido por falta de claridad política y por priorizar acuerdos o espacios fuera de las necesidades actuales de la alianza ALBA. Tampoco es prioritario la incorporación de movimientos sociales extra ALBA en estos momentos, antes de constituir lo que el Comandante Chávez repitió infinidad de veces: el Consejo de Movimientos Sociales del ALBA, vale decir de los países que hoy integran el ALBA. Esa discusión, sobre otros movimientos sociales de países que hoy no integran la Alianza se dará una vez constituido el Consejo y se ponga en marcha cumpliendo con su responsabilidad histórica.
Leyes, clausulas, reglamentos, costumbres, papeleríos y una parafernalia de obstáculos aparecen a la hora de avanzar en la integración ¿suponíamos que no iba a ser así? El arte, la eficiencia, la originalidad y la voluntad revolucionaria es el requisito indispensable para superar toda traba heredada de 300 años de desunión. Y para esto se necesitan cuadros comprobados, jóvenes dispuestos al sacrificio y al trabajo, hombres y mujeres que sientan la Patria Grande como su verdadera Patria. No políticos de escritorio se necesitan para una obra tan gigante como aquella de principios del siglo XIX, sino patriotas dispuestos a dar todo por la liberación y la unión.
La retórica de la complementariedad tiene que traducirse en hechos, en logros para nuestros pueblos, en mayor independencia y en mayor unidad. Solo así lograremos alejar el fantasma imperialista que nuevamente apunta sus cañones de explotación contra nuestra América.
La Patria de los Libertadores y del Comandante Chávez, si nos descuidamos, nuevamente entrará en una etapa de injerencismo y fractura. Sólo a través de una política audaz, con claridad ideológica y política, respaldada en la movilización popular y en logros concretos podremos consolidar aquello materializado bajo la conducción de Hugo Chávez. En esta hora, como decía Bolívar, “vacilar es perderse”.